
Prácticamente en plena Operación Salida con miles de madrileños desplazándose a la playa de Gandía, la hasta hace apenas unos días alcaldesa de esa ciudad valenciana ha emprendido el camino en dirección contraria. La llamada del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, a Diana Morant para que ocupe la Cartera de Ciencia e Innovación supone mucho más que un traslado laboral y sitúa a esta socialista valenciana de 41 años en un escaparate político de primer orden como es el Consejo de Ministros.
Aunque tras su nombramiento se ha subrayado su vinculación con el ministerio que dirigirá como ingeniera de Telecomunicaciones, lo cierto es que su experiencia en el mundo político supera ampliamente a la profesional. Morant finalizó sus estudios en 2007 con la especialidad de Comunicaciones en su ingeniería en la Universidad Politécnica de Valencia. Tras su trabajo de fin de carrera en el fabricante de videoporteros Fermax, inició su actividad laboral en una pequeña ingeniería de domótica de su comarca, en la que permaneció apenas cuatro años. Un perfil profesional difícil de comparar con el de su antecesor en el ministerio, el astronauta Pedro Duque, uno de los fichajes mediáticos de Sánchez.
Fue en 2011 cuando uno de los históricos del socialismo valenciano, José Manuel Orengo, la fichó para la lista municipal del PSPV-PSOE en Gandía. La antigua ciudad de la familia Borja -o Borgia en italiano- con algo más de 70.000 habitantes era uno de los pocos feudos donde el partido había logrado conservar el ayuntamiento frente a las arrolladoras mayorías del PP en el Gobierno autonómico.
De hecho, en esas elecciones los populares lograron arrebatar el poder municipal a Orengo, que dejó paso a Morant en 2014 al mando de los socialistas de Gandía, mientras se convertía en uno de los hombres del núcleo de confianza del que poco después se convertiría en presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.
La política municipal de la capital de la comarca de La Safor ha sido donde verdaderamente se ha curtido Morant. Tras unos años iniciales marcados por la dura batalla política entre su mentor y el polémico alcalde popular Arturo Torró. Dos políticos muy personalistas que no dudaban en entrar en el cuerpo a cuerpo dialéctico al mínimo encontronazo.
Un estilo muy diferente al de la sucesora de ambos, con un carácter menos altisonante y más conciliador. Probablemente ese contraste con sus antecesores ha beneficiado a su imagen como gestora, sumado a una juventud que también le ha permitido acentuar las diferencias con la generación de políticos anteriores. Aunque en 2015 el PP fue la fuerza política que sumó más ediles en Gandía, Morant logró coser una alianza con Compromís Més Gandía y también con Ciudadanos. Pese a la fragilidad de esa alianza y la juventud de la alcaldesa, el pacto aguantó toda una legislatura.
Desde las filas socialistas se valora especialmente que en ese primer mandato fue capaz de fraguarse una imagen de cercanía a los ciudadanos. Una empatía que destacan sus colaboradores más cercanos y un contacto directo con la realidad social de la población al que también ha contribuido su implicación desde niña en el mundo fallero, clave en las relaciones sociales en muchos municipios valencianos.
Pragmática
Su carácter práctico le ha permitido capear las tormentas del partido socialista en los últimos años protagonizadas por Pedro Sánchez y la vieja guardia sin tener que atarse a ninguno de los distintos bandos. Así, mantiene una relación muy estrecha con el presidente valenciano Ximo Puig. Pese a que su principal valedor, Orengo, dejó en 2018 su puesto de asesor en el Palau de la Generalitat, esa relación no se ha visto deteriorada y Morant forma parte del Comité del PSPV.
Y pese a ese estrecho vínculo con el líder valenciano, que fue uno de los barones socialistas que se alinearon contra Sánchez al principio, Morant también logró asegurarse la buena sintonía con el propio Sánchez. El ahora presidente respaldó en persona su candidatura a la Alcaldía de Gandía en 2015. Otro histórico del socialismo reciente, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, hizo lo propio en 2019.
Esas buenas conexiones con las distintas familias socialistas y la sorprendente salida de José Luis Ábalos -el principal contrapeso de Puig en el partido en Valencia-, tanto del Gobierno como del aparato de Ferraz, han contribuido a aflorar las primeras quinielas que sitúan a Morant como una de las alternativas socialistas de futuro para la Generalitat Valenciana. Sin delfines con un tirón electoral claro en el PSPV, su ascenso como ministra de Ciencia le aportará notoriedad y muchos ven en ella una apuesta para acercarse al electorado joven y femenino. Ese es uno de los nichos de Compromís, el socio de Gobierno pero también su gran rival por los votos de la izquierda en Comunidad Valenciana.