Ya es conocido como el 'Sofagate'. Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Una atónita presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se queda sin silla en la visita junto al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el pasado martes en Ankara. A pesar de recibir habitualmente el mismo trato protocolario que Michel en el exterior, la primera presidenta de la Comisión, y única mujer en la habitación, termina sentándose en un sofa lateral, como también lo hace frente a ella el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, con un rango claramente inferior.
El incidente ha dejado muy mal parado Michel, quien solo se preocupó por sentarse en la silla disponible junto a Erdogan. También a los anfitriones turcos, acusados de machistas, justo cuando la UE presiona a Turquía por los derechos de las mujeres. Y, una vez más, trasmite una imagen pobre de la UE en las grandes citas más allá de sus fronteras, apenas dos meses después de la humillante visita de su Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell, a Moscú.
Según ha podido saber elEconomista tras consultar con tres fuentes comunitarias, que no han querido identificarse por la sensibilidad del tema, el origen del problema estuvo en el propio gabinete de Von der Leyen.
Su equipo más próximo, encabezado por su jefe de gabinete Bjoern Seibert, no consideró "necesario" que los servicios de protocolo de la Comisión se involucraran en la preparación de este viaje. La sorpresa es mayúscula entre las fuentes consultadas, dada la importancia de la visita a Turquía, en un momento muy sensible de la relación bilateral y la conocida complejidad de lidiar con Erdogan. Si todos los detalles en las visitas de alto rango importan, más era en el caso en este viaje, en especial en el cara a cara con el presidente turco.
"El gabinete de Von der Leyen fue muy naif", resume un cargo comunitario. Las fuentes consultadas explican que los servicios de protocolo, sobre todo los equipos avanzados, son los encargados de preparar toda la coreografía al milímetro y detectar cualquier problema de último momento, para asegurar que su dignatario ocupa el lugar y recibe el trato que le corresponden.
La sorpresa es mayor porque además Von der Leyen continuó su viaje en Jordania, donde se reunió con el rey Abdullah II , sin ningún acompañamiento protocolario.
El portavoz jefe de la Comisión Europea, Eric Mamer, explicó el miércoles que los servicios de protocolo de la Comisión no participaron debido a "las restricciones del covid". Este jueves añadió que la presidenta y su equipo "son muy estrictos" respecto al tamaño de las delegaciones en los viajes, dado que no están vacunados. "La presidenta está tomando todas las precauciones necesarias para minimizar el riesgo sanitario", explicó. Mamer indicó que "tenemos una delegación [de la UE] en el terreno" y "los preparativos se realizaron a través de ese canal".
Nadie de la delegación
Sin embargo, la delegación de la UE en Turquía tampoco formó parte en los preparativos, según una nota interna de la secretaría general del Consejo, fechada el 7 de abril, en la que explican lo sucedido antes del encuentro de los líderes.
El documento, al que tuvo acceso elEconomista, señala que la víspera de la cita tuvo lugar un encuentro preparatorio entre el servicio de protocolo de Erdogan y el equipo de protocolo del Consejo (de Michel). Sin embargo, "la delegación de la UE, que había organizado la reunión, no estuvo presente, con la excepción de un oficial de seguridad regional".
La nota añade que el servicio de protocolo de la Comisión, "que está generalmente a cargo de las misiones realizadas por la Presidenta de la Comisión", también estuvo ausente, aunque participó un oficial de seguridad del equipo de Von der Leyen.
En este encuentro preparatorio, el equipo de Erdogan mostró parte del palacio donde se desarrollaría la visita. Sin embargo, no pudieron acceder a la sala de la polémica reunión, "a pesar de nuestras peticiones", señala el Consejo en su nota, porque se consideró que estaba muy cerca de la oficina de Erdogan.
"Si se hubiera visitado la sala del cara a cara, habríamos sugerido a nuestros anfitriones que, como cortesía, sustituyeran el sofá por dos sillones para la presidenta de la Comisión," añade el Consejo.
Las fuentes comunitarias consultadas consideran un "error enorme" no solo que el equipo de Von der Leyen no involucrara al protocolo de la Comisión, sino también que nadie de la delegación participara en la visita de la víspera.
Respecto a las limitaciones en el tamaño del grupo de las misiones que impone el covid, explican que un equipo de avanzadilla no hubiera tenido que viajar necesariamente en el círculo próximo a la presidenta. Y añaden que además formaron parte de la delegación de la Comisión miembros de la secretaría general que no resultaban imprescindibles.
Las fuentes explican que el Consejo preguntó por la distribución de asientos en el encuentro cara a cara, y que sus anfitriones apuntaron el lugar de los dos presidentes con la presidenta de la Comisión junto a ellos, sin entrar en más detalles.
Críticas desde la Eurocámara
Las bochornosas imágenes del martes han provocado un enorme revuelo en Bruselas. En el Parlamento Europeo han sido muchos los eurodiputados que han pedido explicaciones. Algunos, como la eurodiputada liberal Sophia in't Veld ya han preguntado al Ejecutivo comunitario por qué sus servicios de protocolo no estuvieron físicamente presentes.
El Gobierno turco por su parte ha considerado "injustas" las críticas dirigidas contra su país. Su ministro de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo este jueves que "la disposición de los asientos se hizo de acuerdo con la sugerencia de la UE. Punto."
Al insistir en por qué la Comisión no involucró a sus servicios de protocolo y confió ciegamente en los preparativos del equipo de Michel, el portavoz jefe de la Comisión, Eric Mamer, respondió que somos "el equipo Europa".
Sin embargo, las fuentes consultadas coinciden en que los servicios de protocolo se preocupan de que su propia institución o dignatario estén representados como le corresponde, y por lo tanto no era la labor del Consejo velar por cómo estaría representada la presidenta de la Comisión.
Problemática gestión
El malestar que ha provocado dentro de la Comisión este nuevo patinazo llega apenas dos meses después de la pifia en el diseño del mecanismo para la autorización de la exportación de vacunas, que casi hizo saltar por los aires la estabilidad en Irlanda del Norte.
Las fuentes consultadas apuntan que, como ya sucedió en aquella ocasión, el error ha vuelto a ser el mismo: el centralismo de la guardia pretoriana de Von der Leyen, en concreto de su jefe de gabinete, Bjoern Seibert, que agrava los patinazos que se producen por su desconocimiento en algunos frentes.
Si en el caso del mecanismo de autorización se introdujo una cláusula en el último minuto sin consultar a los responsables de comercio o incluso a la comisaria irlandesa, Mairead McGuinness, en este caso Seibert y su equipo más próximo, orillaron a sus servicios de protocolo, a pesar de la relevancia de la visita y la complejidad de los detalles que había que gestionar.
Tras el error con Irlanda del Norte, Von der Leyen se disculpó y dijo que se aprenderían las lecciones. Esta vez, su portavoz jefe ha dicho que la presidenta quiere que se analice lo sucedido, para que en la próxima visita no sucedan hechos similares. "Hubo un incidente, de acuerdo, pero la presidenta decidió continuar la reunión de todos modos y expresar su punto de vista. Esto es en lo que nos debemos centrar, en las relaciones con Turquía."
La nota interna del Consejo explica que, según los Tratados y el acuerdo entre las instituciones, el protocolo en los viajes al exterior hace una distinción entre el rango de jefe de Estado, que ostenta el president del Consejo Europeo (Michel) y el cargo de primer ministro, que ocupa la presidenta de la Comisión (Von der Leyen). "Este podría haber sido la fuente del error", añade la nota. Sin embargo, el portavoz de Von der Leyen defendió que los tres presidentes deberían haberse sentado "exactamente en el mismo nivel".
Por su parte, Michel se esforzó el miércoles por la noche por lavar su imagen tras el mal lugar en el que quedó tras el incidente. Escribió en Facebook que estaba "entristecido" porque las imágenes dieron la impresión de que fue "indiferente a la torpeza protocolaria" de los turcos, lo que en su opinión no es verdad. Y sin disculparse por lo ocurrido, justificó su actitud diciendo que, como Von der Leyen, "elegimos no empeorar [la situación] con un incidente público", y privilegiar la substancia del encuentro.