Madrid, 29 nov (EFECOM).- El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, recordó hoy que los desafíos a "medio plazo" de la economía español son la inflación y el déficit exterior, mientras que a "largo plazo" son el problema del envejecimiento y la productividad.
Así lo aseguró Solbes en una conferencia pronunciada en unas jornadas de Antiguos Alumnos de ESADE y titulada "Economía española: desafíos a medio y largo plazo".
En su repaso de la economía, dijo que se vive una coyuntura "favorable y saneada" gracias a tasas de crecimiento del 3,8 por ciento, de creación de empleo del 3 por ciento, a una tasa de paro cercana al 8 por ciento, al superávit presupuestario y a un "cuantioso" flujo inversor.
No obstante, identificó como "desafíos a medio plazo" la reducción de dos "desequilibrios macroeconómicos": la inflación y el déficit exterior.
De la inflación, reconoció que en los últimos meses ha tenido una evolución "preocupante", con registros superiores al 4 por ciento, por "shocks" de precios de los combustibles y carburantes.
Sin embargo, precisó, esas subidas han sido temporales y no se han convertido en permanentes, lo que ha demostrado que la economía es capaz de "absorber con mínimas tensiones" un choque inflacionista de "importante magnitud".
No obstante, consideró que el problema de la inflación es la subyacente (excluye los precios de los alimentos frescos y de la energía), que desde hace un tiempo está en el entorno del 3 por ciento.
En su opinión, es un nivel "excesivo", por lo que su reducción debe ser objetivo "prioritario", y apuntó como vía fundamental para lograrlo expandir el potencial productivo de la economía y aumentar su flexibilidad para responder con agilidad a los intensos aumentos de demanda agregada.
En cuanto al déficit exterior -actualmente en el entorno del 8 por ciento-, indicó que se debe a que España invierte más y no a que se consume más, por lo que consideró este proceso "beneficioso".
Respecto a los desafíos a largo plazo, el envejecimiento de la población y su efecto sobre el presupuesto público; y la productividad, sólo se refirió a ésta última.
De acuerdo con sus explicaciones, la renta per cápita puede aumentarse incrementando la eficiencia del sistema productivo (algo que se hizo en los años 80), el proceso inversor (en la segunda mitad de la década) y con una favorable evolución del mercado de trabajo.
Debido a que dos de ellos están limitados en el tiempo (eficiencia del sistema productivo y mercado de trabajo), el actual patrón de crecimiento tiene un recorrido "relativamente corto" para Solbes, que sostuvo que esto se refleja en unos registros de productividad "claramente insatisfactorios".
Por ello se preguntó en qué elementos se debe centrar la política económica, a lo que se respondió que en la educación y la investigación y desarrollo.
Los peros que puso es que España no está avanzando al mismo ritmo en materia educativa que en crecimiento económico y que la situación actual en investigación y desarrollo tampoco es satisfactoria.
Para mejorar la política en I+D+i, dio varias recetas: aumentar el número de investigadores disponibles, recuperando a los que han emigrado, atraer a científicos extranjeros o intensificar los vínculos con las empresas. EFECOM
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