
El Fondo Monetario Internacional reconoce en un informe y un blog publicado el martes que muchas empresas europeas, especialmente microempresas y pequeñas compañías continúan afectadas por el impacto de la pandemia.
En este sentido la institución pone de manifiesto que los programas de apoyo de los múltiples gobiernos, como los planes de conservación de empleo, que en su momento álgido beneficiaron a 54 millones de personas, han sido esenciales para que muchas empresas y personas sobrevivan.
De hecho, en un estudio que abarca 26 países europeos (de los cuales 21 son miembros de la UE y entre los que se encuentra España), el Fondo estima que sin el apoyo de esta medidas, la proporción de empresas sin liquidez en Europa se habría duplicado con creces y la de empresas insolventes casi se habría multiplicado por dos para finales de 2020.
Aún así, según señala el análisis, el apoyo público ha cubierto hasta ahora el 60% de las necesidades de liquidez de las empresas europeas a causa de la pandemia, pero sólo el 30% de los déficits de capital. Incluso con esta escala de apoyo, los expertos del FMI calculan que la proporción de empresas insolventes con respecto al total de empresas ha aumentado en 6 puntos porcentuales.
La situación es especialmente complicada en el caso de las microempresas y las pequeñas empresas, donde las políticas actuales solo absorben una cuarta parte de los déficits de capital, frente a más de dos quintas partes en el caso de las grandes empresas.
15 millones de puestos de trabajo en peligro
Es por ello que la institución liderada por Kristalina Georgieva considera que, sin un apoyo de capital adicional, unos 15 millones de puestos de trabajo están en peligro. Si atendemos únicamente en las empresas que eran solventes antes de la llegada del Covid-19, el FMI revela que sería necesario entre el 2% y el 3% del PIB para proporcionar a estas compañías del capital suficiente para que dejen de estar en dificultades.
Al respecto, el FMI señala que para abordar este problema en Europa tanto del sector privado como del público deben colaborar en múltiples iniciativas. Según los funcionarios de organismo, el apoyo a la liquidez no resuelve los déficits de capital. Es por ello que anima a los responsables políticos realizar una transición y ofrecer un mayor apoyo a los fondos propios de las empresas que tengan buenas perspectivas después de la pandemia.
Aunque algunos países están proponiendo programas de capital innovadores, el FMI no oculta que existen múltiples problemas en su aplicación especialmente porque el sector público no está bien equipado para evaluar la viabilidad de un gran número de pequeñas empresas ni para supervisar su rendimiento.
La tarea es complicada dado que hay que evitar que las ayudas públicas sean más atractivas para las empresas malas que para las buenas (lo que el FMI llama selección adversa) y evitar que las empresas gestionen mal su negocio una vez que han recibido la ayuda estatal (riesgo moral).
Es por ello que la distribución específica de las ayudas, algo difícil de lograr, será "fundamental para evitar el despilfarro del dinero de los contribuyentes y debería mejorarse", según señalan Alfred Kammer y Laura Papi, el director y la directora asociada del Departamento Europeo del FMI. Aún así, reconocen que es probable que los mecanismos que se dirigen a las empresas con mayor precisión sean más enrevesados, lo que reducirá la aceptación y la oportunidad de la ayuda. Otra dificultad a tener en cuenta es cómo garantizar que el sector privado cumpla su parte.
Desde el FMI consideran que implicar a los bancos, que conocen a sus clientes y evalúan habitualmente los planes de negocio, es un principio importante que puede ayudar a abordar la selección adversa. Por su parte, incentivar a los inversores privados para que aporten capital mitiga el riesgo moral. Para ello ejemplifican con algunas de las iniciativas puestas en marcha en Francia, Italia e Irlanda.
En resumen, la institución considera que Europa debe cambiar gradualmente el apoyo a las empresas, pasando de la provisión de liquidez al refuerzo de sus fondos propios. En el caso de las empresas que tengan que reestructurar su deuda o ser liquidadas, habrá que mejorar los procesos de reestructuración y los regímenes de insolvencia. Para el Fondo, un tejido empresarial sano evitará la vuelta a lo que define como "bucles de la fatalidad" entre la economía real y el sector financiero de Europa. Y lo que es más importante, unas empresas más saludables crearán más puestos de trabajo.