Economía

España se apresura para recibir en mayo las primeras ayudas europeas

  • "Trabajamos muy bien con Calviño, lo está haciendo mejor que otros Estados"
Nadia Calviño, ministra de Economía. EFE.
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La lucha contra la peor pandemia en un siglo se convirtió, desde el primer día, en una carrera de obstáculos con dolorosas consecuencias. Hasta ahora, España no ha salido muy bien parada de la competición para superar la embestida del covid-19. Ola tras ola, el número de casos ha superado los registros de la mayoría de nuestros vecinos europeos. Además, el virus provocó un destrozo en nuestra economía como en ningún otro socio de la Unión.

Sin embargo, el Gobierno parece estar bien colocado para ser de los primeros que reciba su parte del fondo de recuperación de 800.000 millones de euros (la cifra de 750.000 millones aun repetida por la Comisión Europea se corresponde a precios de 2018).

Según informan fuentes comunitarias y del Gobierno a elEconomista, nuestro país está entre los más avanzados en la elaboración de su plan de recuperación para acceder a los 140.000 millones que nos tocan, repartido a partes iguales en transferencias no reembolsables y créditos blandos. Parte de este progreso quedó reconocido cuando la ministra de Economía, Nadia Calviño, tuvo la ocasión de ser la primera en presentar ante el Eurogrupo una panorámica del plan español de inversiones y reformas.

El Ejecutivo de coalición además tiene intención de ser de los primeros países que envíe el plan, hacia finales de febrero, según señalan desde Moncloa. De esta manera, España podría recibir el primer tramo de 10.000 millones de euros (13% de prefinanciación) hacia finales de mayo, una vez que la Comisión Europea apruebe nuestro plan en el plazo de dos meses, más otro mes adicional para la validación por parte de los Estados miembros.

Para esa fecha, en Bruselas esperan que se haya completado el tortuoso proceso de aprobación en cada Estado miembro, en muchos casos a través de sus parlamentos nacionales, del nuevo techo presupuestario comunitario para que la Comisión pueda pedir prestados los 800.000 millones de euros en los mercados.

Pero el pistoletazo de salida para enviar los planes nacionales no ha llegado todavía. Primero tiene que completarse el proceso de aprobación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, el principal pilar del fondo de recuperación con sus 672.500 millones de euros (en precios de 2018). Será este el principal instrumento no solo para que Europa relance una recuperación en la que está quedando retrasada, y sino también para financiar la mayor modernización conjunta de las economías europeas hasta la fecha.

El primer paso para cerrar el mecanismo llegó este martes con el voto del Parlamento Europeo. El veredicto del pleno se conocerá este miércoles, porque el voto telemático que trajo la pandemia alarga los procesos de confirmación. Sin embargo, se espera que el mecanismo supere el trámite sin problemas, tras el acuerdo alcanzado entre la Eurocámara y los Estados miembros el pasado diciembre, en el que los eurodiputados consiguieron algunas concesiones. Entre ellas, restringir la condicionalidad macroeconómica, una batalla importante para ellos, y aumentar del 10% al 13% la prefinanciación que recibirán los Gobiernos, una vez que sus planes de recuperación sean aprobados.

Se espera que los detalles del mecanismo queden publicados en el diario oficial de la UE el 18 de febrero, entrando en vigor al día siguiente. Será a partir de ese momento cuando los 27 podrán enviar a la Comisión sus planes de recuperación. Comenzará entonces una carrera contrarreloj, entre los socios y también en cada uno de sus gobiernos y administraciones, por abrir las puertas al maná europeo, tras meses de dura lucha frente a una pandemia que probablemente les ha hundido en una doble recesión.

Los Estados plantean reformas con una carga política descomunal, como el mercado laboral o las pensiones

Las primeras cantidades del estímulo habrán llegado en verano a las capitales más aventajadas, y en la Comisión espera haber conseguido para entonces la esperada "inmunidad de rebaño" frente al virus.

Si algo ha quedado claro en esta crisis es que las narrativas pronto se deshinchan. Más aún si, como en el caso del fondo de recuperación, el esfuerzo para abrir las puertas al estímulo europeo llega cargado de política ('politics') y políticas ('policy'). Porque los Estados miembros están diseñando contrarreloj, discutiendo con sus agentes sociales y negociando con Bruselas políticas que darán un revolcón a sus Administraciones y modernizarán su tejido productivo. Y también están metiendo la mano en reformas con una carga política descomunal, como el mercado laboral o las pensiones.

Un total de 18 socios ya han enviado un borrador completo o gran parte de sus componentes, según un alto cargo comunitario, mientras que media docena solo han presentado algunos elementos, y con otros tres países la Comisión solo ha mantenido una discusión política.

En Bruselas no esconden su satisfacción con España. "Estamos trabajando muy bien con Calviño, España lo está haciendo mejor que otros Estados miembros", señala una fuente comunitaria.

Todavía quedan asuntos que pulir con Madrid, como detallar un calendario más específico con objetivos para acceder a los desembolsos, flanco débil para gran parte de los Gobiernos. Y, sobre todo, cuajar una reforma laboral y de las pensiones que convenza al mismo tiempo a los socios de Unidas Podemos, al resto de partidos, a los agentes sociales, y a la Comisión. El visto bueno del Ejecutivo comunitario no marcará el final de esta carrera, porque cada desembolso exigirá un examen semestral del progreso con las inversiones y reformas. Pero si podría marcar un punto de giro, y se venderá como una victoria en una pandemia que no ha dado tregua.

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