
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha convertido en el primer mandatario en 28 años en perder una reelección a la Casa Blanca. Una derrota que el republicano continuará peleando, según confirmó su propia campaña, y que promete un proceso de transición abrupto. Al fin y al cabo, el presidente saliente todavía continuará al mando del Despacho Oval durante otros 75 días hasta que la Administración de Joe Biden tome posesión de su cargo oficialmente.
Durante dicho periodo no debería sorprender la posibilidad de que el republicano opte por despedir al doctor Anthony Fauci, el principal especialista del gobierno de EEUU en enfermedades infecciosas y una figura clave durante la pandemia, así como a Christopher Wray, el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI). También se puede incluir en esta lista a Gena Haspel, directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Paralelamente, Trump puede implementar una oleada de indultos presidenciales sin precedentes como forma de recompensar a sus aliados, proteger a su familia y ganarse el favor de quienes pueden echarle una mano durante su regreso a la vida privada. La lista puede incluir a Michael Flynn, Roger Stone e incluso a Paul Manafort, todos ellos envueltos de alguna u otra forma en las investigaciones por la trama rusa que han perseguido al actual presidente desde su desembarco en la Casa Blanca.
Pero además de casos obvios, el republicano puede ejecutar indultos preventivos que blinden a su familia, amigos cercanos y asociados a su campaña. Recordemos que su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner han formado parte de su Administración durante su mandato. En este saco pueden incluirse también a ex funcionarios como el polémico Steve Bannon o su actual abogado, Rudy Giuliani. La mayor pregunta en estos momentos es si Trump diseñará alguna fórmula de protección legal que le proteja una vez que abandone el Despacho Oval.
La forma más sencilla y eficaz para evitar cualquier investigación sería que Trump renunciase antes del próximo 20 de enero y el actual vicepresidente, Mike Pence, ocupase el cargo de forma interina contando así con la oportunidad de concederle un indulto completo a prueba de balas legales.
Más allá de los indultos, hasta comienzos de enero y en coordinación con el Senado, su Administración intentará entre otros menesteres confirmar a los dos nominados de Trump al Consejo de Gobierno de la Reserva Federal, Chris Waller y Judy Shelton, ésta última una candidata controvertida, dado que en el pasado apoyó la vuelta al patrón oro. Además, el gobierno saliente todavía tiene que cimentar el acuerdo histórico de normalización de las relaciones entre Israel y Sudán además de implementar una serie de sanciones contra Irán como parte de su estrategia de máxima presión para lograr que la república islámica abandone su ambición nuclear.
Una vez fuera del gobierno, no se descarta la posibilidad de que Trump organice su propio imperio mediático con una cadena de televisión que compita con Fox News. Esto le permitiría canalizar su mensaje en un momento en que cuenta con 88 millones de seguidores en Twitter.
Tampoco se debe pasar por alto que más de 69,6 millones de estadounidenses le han apoyado en las urnas, sumado al menos 5 millones de votos más que en 2016 y alrededor del 48% del voto popular. Esta situación permitiría al republicano postularse nuevamente a la Casa Blanca en 2024, aunque para entonces tendría 78 años, o perfilar a un delfín que encumbre su legado.