Economía

Kamala Harris, una opción moderada que ya hace historia en la política de EEUU

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El pasado mes de junio, el perfil en Wikipedia de la senadora demócrata por California, Kamala Harris, fue editado hasta en 408 ocasiones, más que cualquier otra candidata en la corta lista de aspirantes para acompañar a Joe Biden en su carrera presidencial por la Casa Blanca. Y es que la recién elegida para optar a la vicepresidencia de la mayor economía del mundo fue fiscal general de California antes lograr su escaño en la Cámara Alta en 2016, un puesto no libre del minucioso escrutinio tanto del ala más progresista de su partido como de la oposición republicana.

Algunos de los detalles obviados en dicha revisión incluyeron su mano dura con el crimen en su papel como abogada del estado y su decisión de no procesar al actual secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, por fraude financiero allá por 2013, cuando éste capitaneaba el OneWest Bank. Referencias que ahora vuelven a estar disponibles, entre ellas su defensa en los tribunales de la pena de muerte hace seis años.

Sin embargo, Harris, de 55 años, se amolda bien a las aspiraciones de Biden por derrocar al presidente Donald Trump y su mera nominación hace historia al convertirse en la primera mujer negra y de ascendencia india en optar a la vicepresidencia. Tradicionalmente, el candidato a la vicepresidencia intenta suplir las carencias de su compañero de campaña. En el caso de Harris, su elección responde a un intento por movilizar principalmente a las minorías, los jóvenes y a las mujeres para tratar de asaltar la Casa Blanca.

Su madre, Shyamala, ya fallecida, era hija de un diplomático indio y trabajaba como investigadora de cáncer, mientras que su padre, Donald, nació en Jamaica y es profesor de economía en la Universidad de Stanford. La pareja, ambos inmigrantes, se conoció durante las protestas por los derechos civiles en la Universidad de California Berkeley en la década de los 60. Se divorciaron cuando Harris tenía 7 años y tanto ella como su hermana Maya fueron criadas por su madre, una influencia fundamental en la vida de la senadora.

Biden ha calificado a Harris, nacida en Oakland, California, como "una intrépida luchadora en defensa de los ciudadanos y una de las mejores servidoras públicas del país". Aún así, su ahora compañera de viaje electoral no dudó a finales de junio del año pasado, durante el primer debate de las primarias demócratas, en plantar cara a su por entonces oponente en un momento viral que llevó a la senadora a convertirse momentáneamente como una principal aspirante a plantar cara a Trump el próximo 3 de noviembre.

El ataque por el apoyo de Biden durante la década de los 70, cuando éste era senador por Delaware, a las medidas por acabar con la segregación racial tomó un inesperado giro personal. Harris fue una de las afectadas por la práctica conocida como "busing" que llevaban en autobuses a escolares negros a barrios blancos. En su caso particular, durante tres años, viajó a a diario a la Escuela Elemental de Thousand Oaks, en un prominente barrio de Berkeley. Tampoco hay que pasar por alto que, antes de este revés, la senadora también se posicionó a favor de las mujeres que acusaron a Biden de tocamientos inapropiados y no respaldó oficialmente al candidato demócrata hasta el pasado 8 de marzo.

Asaltos amargos de encajar no solo para quien fuera vicepresidente de EEUU durante la administración de Barack Obama sino también para su familia, especialmente por la gran amistad que unía a Harris con Beau Biden, uno de los hijos del candidato demócrata que falleció en 2015 a consecuencia de un cáncer cerebral. Ambos forjaron un vínculo durante el periplo de Beau como fiscal general de Delaware mientras Harris era su homóloga en California. En sus memorias, Harris se refiere a éste como un "amigo y colega increíble" con el que hablaba varias veces al día en momentos difíciles.

Sin embargo, estas ofensivas, parte del juego político patrio, quedan en el olvido para enaltecer las múltiples cualidades de Harris. Su ávida experiencia jurídica durante 26 años, primero como fiscal del distrito en San Francisco y posteriormente, a partir de 2010, como fiscal general del Estado, demuestran su faceta de voraz inquisidora. Algo que quedó patente años más tarde cuando Harris fue nombrada miembro del Comité Judicial del Senado en 2018.

Sus incisivas preguntas a la por entonces secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, sobre las políticas migratorias de Trump en la frontera con México o su mordaz papel durante las audiencias de confirmación de Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo de EEUU, prometen un feroz debate vicepresidencial con el republicano, Mike Pence, el próximo 7 de octubre en Utah. 

Como fiscal general de California, Harris fue la responsable de lograr un acuerdo de 25.000 millones de dólares para los ciudadanos del estado afectados por las agresivas prácticas hipotecarias que desataron la crisis financieras de 2008. También abanderó iniciativas contra el abuso cibernético y tras su desembarco en el Senado fue artífice de la legislación en contra de la "pornografía vengativa".

Aunque Harris se ubica a sí misma más a la izquierda de Biden, se aleja de las posturas del senador por Vermont, Bernie Sanders y otros candidatos demócratas de las primarias. Algo que satisface tanto al sector financiero como a los titanes tecnológicos.

Durante su frustrada carrera por la nominación del partido a la Casa Blanca, Harris propuso fiscalizar con un 0,2% las transacciones de acciones, un 0,1% las de bonos y un 0,002% las de derivados, con el objetivo de financiar sus planes de salud médica. Biden ha expresado cierto apoyo a esta idea de pero no tan explícitamente como su compañera de fórmula.

Harris, que cuenta con el respaldo de importantes donantes de Silicon Valley, ha sido critica con la forma en que las grandes tecnológicas gestionan los discursos políticos y la desinformación pero es mucho más moderada en la regulación antimonopolio que se cierne sobre Google, Amazon y Facebook.

La senadora de California, que abandonó en diciembre sus aspiraciones presidenciales, se ha mostrado a favor de volver al status quo en lo que a política exterior se refiere, apoyando a la OTAN, la Organización Mundial del Comercio y las Naciones Unidas. En lo que a política económica se refiere aboga por la reducción de la desigualdad, revirtiendo las exenciones fiscales del actual presidente a las rentas más altas para otorgar créditos fiscales a los contribuyentes que cuenten con menos ingresos.

Su desembarco de nuevo en la carrera a la Casa Blanca "no cambia la ecuación electoral de 2020", concluye Matt Gertken, estratega geopolítico de BCA Research, quien recuerda que tradicionalmente los vicepresidentes rara vez logran inclinar la balanza y, en este caso particular, Harris no representa a un estado veleta, que sea clave. California ha sido siempre un bastión demócrata.

Harris se ha convertido en la tercera mujer en optar a la vicepresidencia del país. La pionera fue Geraldine Ferraro, quien compartió la carrera electoral con el candidato presidencial Walter Mondale, quien perdió 49 estados en las elecciones de 1984 contra el republicano, Ronald Reagan. Tuvieron que pasar 24 años antes de que Sarah Palin se convirtiera en la segunda mujer como candidata a vicepresidente en la fallida candidatura del republicano John McCain en 2008.

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