El Fondo Monetario Internacional (FMI) avisa en su última edición del Informe sobre el Sector Exterior que el Gobierno de España debe "fomentar la competitividad y gestionar cuidadosamente la carga de la deuda pública". Una recomendación que ayudará a lidiar con las vulnerabilidades externas a medio plazo que ya presentaba nuestro país antes del azote de la pandemia.
De hecho, el Fondo indica que en medio de la crisis económica desatada por el virus, "las grandes necesidades de financiación externa dejan a España vulnerable a la volatilidad del mercado". Una incertidumbre que cuenta con factores atenuantes, como las medidas del Banco Central Europeo (BCE), que favorecen a las condiciones de liquidez y garantizan una política ultra-acomodaticia. También los plazos favorables de vencimiento de la deuda externa.
En su análisis, el FMI pone de manifiesto cómo desde 2007, el aumento de la competitividad gracias a la moderación salarial y una mayor internacionalización han contribuido a un fuerte crecimiento de las exportaciones registrando así excedentes por cuenta corriente entre 2012 y 2019. El año pasado se estima que éste alcanzó el 2% del PIB y en 2020, en medio de una elevada incertidumbre, se proyecta se situará en el 1,8% del PIB.

Actualmente, "las importaciones disminuyen de forma más marcada que las exportaciones en parte debido a los bajos precios del petróleo", explican desde el Fondo, donde reconocen que las exportaciones serán "más débiles de lo esperado, particularmente los ingresos por turismo". De hecho esto supone "un riesgo clave a la baja" sobre las proyecciones.
Precisamente, nuestro país se encuentra entre la lista de países donde se espera que las pérdidas en ingresos procedentes del turismo superen el 2% del PIB, algo que también ocurrirá en Portugal o Grecia. Con un elevado nivel de incertidumbre, los efectos sobre el turismo pueden persistir hasta cierto punto en 2021 y más allá. Aún así, la institución prevé que los superávits por cuenta corriente para España continuarán siendo moderados a medio plazo.
El Fondo señala que la deuda externa neta de España, es decir los pasivos que tiene la economía española una vez se restan los activos que posee en el extranjero, también conocida como la posición de inversión internacional (PII) neta, alcanzaron el 73,5% del PIB el año pasado.
"La posición externa en 2019 estuvo en línea con los fundamentos a medio plazo y las políticas deseables. La cuenta corriente permaneció en superávit por octavo año consecutivo pero alcanzar un PII suficientemente fuerte continuará requiriendo un excedente por cuenta corriente relativamente alto durante un período sostenido de tiempo", aclaran desde el organismo multilateral capitaneado por Kristalina Georgieva.
El FMI recomienda a España que implemente una "flexibilidad salarial continua" y que acometa más reformas del mercado laboral en el medio plazo. "Las reformas estructurales en respuesta a la crisis financiera global, en particular la reforma del mercado laboral, con la moderación salarial resultante, y el ajuste fiscal, ayudaron a reducir los desequilibrios", aseguró el documento.

En lo que al resto del mundo se refiere, el Fondo estima que la economía mundial entró en la crisis derivada por la pandemia con desequilibrios externos persistentes y preexistentes. La crisis ha provocado una fuerte reducción en el comercio y movimientos significativos en los tipos de cambio, pero una reducción limitada en los déficit y superávit globales de cuenta corriente.
A ojos de la institución, las perspectivas siguen siendo muy inciertas, ya que los riesgos de nuevas oleadas de contagio, inversiones de flujo de capital y una nueva disminución del comercio mundial aún se vislumbran en el horizonte.
La última edición deI Informe del Sector Exterior elaborado por el FMI muestra que los déficit y superávit totales de la cuenta corriente en 2019 quedaron ligeramente por debajo del 3% del PIB mundial, algo menos que un año antes. Sus previsiones para 2020 implican solo una reducción adicional de alrededor del 0,3% del PIB mundial, un descenso más modesto que los registrados tras la crisis financiera mundial de hace 10 años.
Los funcionarios del FMI consideran que la persistencia de los desequilibrios mundiales y las percepciones crecientes de la desigualdad en el comercio "alimentan los sentimientos proteccionistas", lo que ha provocado un aumento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.