El sector industrial español padece una tormenta perfecta con un desplome de la producción y la demanda. La actividad se ha hundido más de un 9%, lo que supone la mayor caída mensual de los registros de PMI de IHS Markit. El índice manufacturero de gerentes de compra (PMI) se ha situado en 45,7 puntos, desde los 50,4 de febrero, en niveles de hace casi siete años.

La pandemia y el consecuente cese de actividad en España afectaron intensamente a la producción y a los nuevos pedidos en marzo. De este modo, la producción cayó al ritmo más fuerte desde junio de 2012, mientras que los nuevos pedidos disminuyeron al ritmo más intenso de los últimos 92 meses.
Asimismo, puesto que muchos países vecinos se enfrentan a condiciones similares a España en términos de restricciones por la pandemia, las ventas para la exportación del sector manufacturero español cayeron bruscamente y al mayor ritmo desde abril de 2009.
Frente a estas condiciones, los fabricantes optaron por reducir notablemente sus compras, que registraron el mayor descenso en casi siete años, lo que se tradujo en una rápida bajada de los inventarios. Por otro lado, las empresas del sector manufacturero se enfrentaron a considerables dificultades para obtener insumos en marzo como consecuencia de las perturbaciones generalizadas en las cadenas de suministro mundiales debido al coronavirus, registrándose el mayor deterioro de toda la serie histórica de los plazos medios de entrega.
De este modo, ante reducciones considerables de la demanda y una intensificación de las presiones competitivas, los fabricantes repercutieron en general la disminución de sus costes a sus clientes, registrándose la mayor caída de los precios cobrados en ocho meses.
Por su parte, la confianza sobre el futuro de los empresarios manufactureros cayó hasta su nivel más bajo jamás registrado, y el empleo en el sector se redujo a la tasa más fuerte desde noviembre de 2013.