
La economía digital se ha convertido en geopolítica. La nueva guerra fría entre EEUU y China, con el 5G y Huawei en su epicentro, da pistas de las nuevas líneas de fractura de la política mundial. La tecnología es economía, pero también poder. Los dos motores interconectados de esta era son la inteligencia artificial y los datos que alimentan sus algoritmos. En ambas dimensiones, sin embargo, Europa golpea por debajo de su peso económico, mientras que China y EEUU dedican el doble y hasta cuatro veces más, respectivamente, de recursos a su desarrollo.
Para lidiar con algunos de los obstáculos que han dejado atrás a la UE, como la falta de inversión o la fragmentación de su mercado interior, la Comisión presentará este miércoles un megapaquete digital. Incluirá una comunicación sobre el futuro digital, en el que explorará cómo explotar al máximo las oportunidades para el beneficio de los ciudadanos y compañías. También presentará una estrategia sobre los datos, para conseguir un verdadero mercado único en este campo para 2030, invirtiendo hasta 6.000 millones de euros para construir sus propios centros y romper la "dependencia tecnológica" de chinos o americanos, tal y como adelantó elEconomista. Por último, publicará un libro blanco sobre la inteligencia artificial, en el que dará algunas pistas sobre cómo quiere abordar una tecnología con grandes posibilidades, pero también con algunos riesgos. Este documento será el punto de partida para una propuesta legislativa que, probablemente, llegará a finales de año.
Para la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, esta elaboración tan exigente resulta similar a la de reparar una casa antigua. "La preparación lleva una eternidad, pero solo si lo haces así el resultado final es bello", bromeó en una charla con un grupo de medios el pasado jueves, entre ellos elEconomista. El Ejecutivo comunitario se quiere tomar su tiempo porque debe lograr un equilibrio entre incentivar el desarrollo de una tecnología estratégica para el futuro del continente, pero también que garantice la protección de los valores fundamentales.
Antes de recibir la opinión de Estados miembros y del sector privado, Vestager ya espera que haya una petición de nuevas normas para lidiar con los aspectos potencialmente más dañinos de la inteligencia artificial. "Dado que parte de la inteligencia artificial puede tener efectos adversos en los valores fundamentales, la integridad humana, ser un asunto vida y la muerte, y provocar daño material e inmaterial" parte de la estrategia buscará generar "confianza", comentó.
Los sectores más 'nocivos'
El Ejecutivo comunitario realizará una lista de aquellos sectores que potencialmente pueden dañar más a los ciudadanos, como la salud, la energía, el transporte o la administración pública. Dentro de cada sector se determinarán qué aplicaciones pueden ser las que más riesgos planteen, y se determinará entonces qué rol debe tener la tecnología y en qué casos, por ejemplo, debe haber intervención humana. Aunque Vestager ve la necesidad de una regulación en el futuro, agregó que la respuesta de la Comisión no será "demasiado dura", consciente del impacto que podría tener en las startups del sector.
Uno de los aspectos más controvertidos sobre los que la Comisión aún no tiene una posición clara es el empleo del reconocimiento facial, por ejemplo, para controlar multitudes o por parte de las fuerzas de seguridad. Un primer borrador del libro blanco de inteligencia artificial, visto por elEconomista, incluyó una prohibición temporal de hasta cinco años tanto para las autoridades públicas como para el sector privado, mientras se evaluaba el impacto de esta tecnología, y se consideraban "posible medidas de gestión del riesgo". Sin embargo, esta prohibición desapareció en una versión más reciente.
Vestager recordó que el reconocimiento facial ya está presente en móviles o en los controles de pasaportes en aeropuertos. El aspecto problemático es la identificación "remota" de las personas, como sucedió en Hong Kong con los manifestantes. "Detengámonos y veamos si hay algún aspecto, y bajo qué circunstancia, el reconocimiento facial debe ser autorizado de forma remota". Las nuevas normas europeas de protección de datos (GDPR) no permitirían este uso remoto porque no se otorga un consentimiento explícito para el uso de la información. Vestager recordó que existen algunas excepciones, como en casos de seguridad pública.
El proyecto, aún en ciernes, puede salir adelante a finales de año para que lo apruebe Bruselas
La Comisión quiere meditar más cómo regular esta tecnología. Fuentes comunitarias aclararon que esta "pausa" de la Comisión no impedirá a los Estados miembros que actúen, siempre que respeten las normas de privacidad de datos existentes.
El reconocimiento facial ya está siendo adoptado por las autoridades de algunos países. Alemania tiene la intención de emplearlo en 134 estaciones de tren y 14 aeropuertos. Francia también quiere establecer un marco legal para poder utilizar sistemas de videovigilancia que incluyan esta tecnología de reconocimiento facial.Las compañías también están posicionándose. El presidente de Microsoft, Brad Smith, criticó una prohibición total al señalar que sería como usar un cuchillo de carnicero en lugar de un bisturí para resolver los problemas que plantee. Mientras, el CEO de Alphabet, Sundar Pichai, sí se mostró a favor de su prohibición.