
El Buró de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio publicó el viernes la tercera y última revisión del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos correspondiente al tercer trimestre. De esta forma la mayor economía del mundo creció un 2,1% entre los meses de julio y septiembre. Sin cambios con respecto a la proyección anterior.
La primera lectura indicó el pasado octubre una expansión del 1,9% que posteriormente se elevó hasta el 2,1% a finales de noviembre. En el segundo trimestre del año (abril-junio), EEUU registró un crecimiento del 2% mientras en los tres primeros meses del año avanzó un 3,1%, pese al cierre sufrido por el gobierno federal.
El aumento en el PIB en el tercer trimestre reflejó contribuciones positivas del gasto personal (PCE), el gasto del gobierno federal, la inversión residencial, las exportaciones y los gastos de los gobiernos estatales y locales, que fueron parcialmente compensados por las contribuciones negativas de la inversión fija no residencial y la inversión de inventario privado.
A pesar de no revisarse la cifra de cabecera, como esperaba el consenso de los economistas, el gasto del consumidor fue más fuerte de lo anteriormente previsto, al crecer un 3,2%. También hubo mejoras en el gasto empresarial en estructuras no residenciales como las infraestructuras energéticas, lo que limitó la caída de la inversión empresarial general.
Eso compensó las revisiones a la baja de la inversión en la construcción de viviendas y la acumulación de inventarios. Las importaciones, que son un lastre para el crecimiento del PIB, fueron más altas de lo estimado previamente al subir un 1,8%. Los beneficios empresariales cayeron 4.700 millones de dólares, en el tercer trimestre, en contraste con el aumento de 75.800 millones de dólares registrados en el trimestre anterior.
La economía parece mantener en estos momentos una expansión moderada, con el GDP Now que elabora la Fed de Atlanta estimando un avance del 2,3%. EEUU registró en noviembre su tasa de desempleo más baja en casi medio siglo, algo que continúa apoyando el gasto del consumidor.
Al mismo tiempo, los tres recortes de tasas de interés de la Reserva Federal este año, que han situado el precio del dinero en una horquilla de entre el 1,75% y el 1,50% están ayudando a impulsar el mercado inmobiliario. La semana pasada, el banco central de los Estados Unidos mantuvo las tasas sin cambio y dejó caer que estas podrían permanecer sin cambios a lo largo de 2020.