Economía

Patrick Deneen: "La base de Trump rechaza las caras izquierda y derecha de la moneda liberal"

  • "¿Por qué no integrar las causas formales y finales en el cálculo económico?"
Foto: Archivo

Para Patrick J. Deneen, profesor de la Universidad de Notre Dame, la economía está río abajo de la filosofía política. Si queremos comprender el escepticismo imperante hacia los mercados y el comercio internacional, debemos primero entender el agotamiento ideológico de un liberalismo hasta ahora hegemónico. Su libro ¿Por qué ha fracasado el liberalismo? es quizás la obra más influyente del momento antiliberal. Salió de la imprenta en 2017 en la antesala de la entonces impensable victoria de Donald Trump. Deneen pensó lo impensable y ello ha traído a sus páginas insiders del orden liberal como Barack Obama. La clave se encuentra en la paradoja central de su obra: el liberalismo ha fracasado por haber triunfado absolutamente. En su visita a España, un país donde pocos se atreven a presentarse como liberales sin matices, Deneen desguaza un liberalismo sistémico mucho más profundo de lo que imaginamos, del cual la libertad económica es tan solo la punta del iceberg.

La acepción política de la palabra liberal aparece primero en España, a comienzos del siglo XIX, si bien estos no tuvieron demasiado éxito. Hoy los liberales son una especie rara, confinada a la derecha del espectro político. Sin embargo, para usted el liberalismo es la ideología hegemónica de nuestro tiempo. ¿Hemos sido liberales sin saberlo todo este tiempo?

En Europa, un liberal describe lo que en la tradición angloamericana llamaríamos un liberal clásico. Para la izquierda política, heredera del liberalismo continental, usamos el término liberal progresista o simplemente liberal. Creo que nuestra terminología se ajusta más a la realidad, ya que describe como ambos liberalismos han buscado la emancipación del ser humano de toda limitación y forma arbitraria de servidumbre. Para los primeros un individuo es libre cuando se minimiza el peso del estado, para los segundos cuando el estado libera al individuo de las limitaciones de la sociedad o de un orden económico desigual. En Occidente vemos una pugna por los medios para un mismo fin: la liberación del individuo de los vínculos familiares, de las relaciones humanas y de la religión.

¿Y cómo se entendía la libertad antes del liberalismo?

La filosofía de la libertad y sus formas institucionales entendían la libertad como la consecuencia de la práctica de la virtud, que habituaba a los seres humanos al autogobierno sobre los instintos más bajos de su naturaleza. Según Platón, la parte apetitiva del alma debe estar al logos o la razón. Para el apóstol San Pablo podemos ser esclavos del pecado o libres en Cristo.

"Mientras que un pequeño negocio opera en una economía de mercado, no está penetrado enteramente por su lógica"

En España, si preguntara a un autónomo, pequeño propietario, o familia sobre la libertad económica, seguramente le dirían que la echan en falta. ¿Hay exceso o falta de liberalismo?

Lo que ha descrito son instituciones básicas de la sociedad que fundamentalmente no son liberales. Incluiría en esa lista a la empresa familiar. Mientras que un pequeño negocio opera en una economía de mercado, no está penetrado enteramente por su lógica. Con frecuencia se hacen labores no remuneradas para sostener el negocio. Se opera en comunidades donde la familia propietaria es parte del tejido social, a diferencia de los propietarios ausentes en las grandes corporaciones. Hemos visto su destrucción tanto por el ethos del libre mercado como por el ethos del liberalismo estatista.

En su libro argumenta que el individualismo y el estatismo se retroalimentan. Una institución intermedia que perdura son las grandes corporaciones. 200 de los consejeros delegados estadounidenses más influyentes han promovido un manifiesto restando prioridad al mantra de la creación de valor para los accionistas en favor de todos los actores sociales (clientes, empleados, proveedores y comunidades). ¿Retórica oportunista o liberalismo reinventándose una vez más?

Tendremos que esperar a ver, aunque tengo sospechas. La maximización de beneficios siempre será la actividad prioritaria de las grandes corporaciones. Cuanto más grande, más probable, ya que las relaciones dentro de estas son más abstractas. La propiedad también es abstracta; trozos de papel. No existe el enraizamiento en un lugar concreto. Creo que es difícil servir al bien común si no sientes esta pertenencia: siempre va a existir el imperativo de salir a buscar la ventaja comparativa. Firmar tal documento mitiga las críticas de que esto lo único que persiguen.

"Los votantes de Trump no aceptan ni el dogma de mercado liberal-conservador, ni el dogma estatista liberal-progresista"

Hablemos de política al otro lado del Atlántico. ¿Es Donald Trump una amenaza a la democracia liberal, o más bien producto de ella?

En cierto sentido, ambos. Tanto la gente que se describiría a sí misma como conservadora, que yo creo son más bien liberales conservadores: los llamados never-Trumpers, como los Demócratas liberales, han perdido la cabeza con Trump. Representa una amenaza para ambos lados de la pugna por los medios —más estado o menos estado— dentro del orden liberal. Representa una amenaza no por quién es, aunque creo que ellos creen que es así, sino por el sector de la sociedad que le ha apoyado. Este sector sospecha tanto de un mercado globalizado como de un estado abstracto. No aceptan ninguna cara de la moneda liberal ofrecida por izquierda y derecha. Este no cree en el dogma del libre mercado liberal-conservador, y tampoco en el dogma estatista liberal-progresista. Como alguien que apoya la creación de un movimiento posliberal y post-Trump, me preocupa que alguien tan imperfecto como Trump dañe esta posibilidad y volvamos al statu quo.

¿Si llega un Demócrata a la Casa Blanca, cree que continuará la línea escéptica de Trump con respecto al libre comercio internacional?

Depende de quien sea nominado y elegido, pero será alguien más a la izquierda de lo que acostumbramos a ver en el Partido Demócrata. El rechazo a lo que se denomina neoliberalismo en la izquierda es cada vez mayor. Un perfil como el de Elizabeth Warren o Bernie Sanders expresaría su rechazo del libre mercado de una manera distinta a Trump. Atacarán no tanto al sistema de comercio internacional como a las grandes corporaciones y fortunas. Es probable que se introduzca un impuesto sobre el patrimonio y un ethos redistribucionista aún mayor. El centro en ambos partidos se ha movido hacia posiciones contrarias al libre comercio.

"La apariencia de colectivismo es un medio útil para acumular poder político"

Observando las primarias Demócratas, me pregunto cómo es posible que existan movimientos colectivistas como las políticas de identidad dentro del estatismo individualista que describe.

Las políticas de identidad no son colectivistas sino estatistas, pero estatistas con el fin de alcanzar la liberación del individuo. La interseccionalidad aduce que no existen diferencias filosóficas entre estos varios grupos, ya que todas estas identidades están igualmente oprimidas. Esto es de hecho falso. Los movimientos transgénero y feminista están enfrentados por la participación de transgéneros en el deporte femenino, ya que esto amenaza su viabilidad. En los campus universitarios se reclama la eliminación de nombres y estatuas, como es el caso de Calhoun College en Yale University. Es parte de la agenda progresista para liberar al individuo de su pasado, tradición y costumbres. La apariencia de colectivismo es un medio útil para acumular poder político.

Otro movimiento que cobra cada vez más fuerza es el ecologismo, también políticamente. Venera santos y condena pecadores ¿Cómo se relaciona el sujeto liberal con el medio ambiente?

Por una parte, el ecologismo tiene sus raíces en el orden preliberal. En la tradición aristotélica o tomista, estamos sujetos a una ley natural que es parte del tejido de la realidad, que no hacemos y deshacemos por nuestra cuenta. En cierto sentido, el ecologismo es un reconocimiento posmoderno de la verdad de esta posición, pero diverge al caracterizarnos como destructores de la naturaleza, reflejando la visión moderna baconiana, hobbesiana y cartesiana de que los seres humanos están fundamentalmente separados de ella. A partir de aquí el movimiento adquiere tintes antihumanos. Se escucha decir que no deberíamos reproducirnos porque atenta contra el medio ambiente. Se apela a la necesidad de conquistar la naturaleza humana. Cuando se quiere tener un hijo, se puede hacer tecnológicamente. Me parece fascinante que este movimiento no se haga llamar naturalismo. Creo que refleja un cierto temor a que si reconoces la naturaleza, reconoces algo normativo que gobierna a los seres humanos.

"El ecologismo separa al ser humano de la naturaleza porque nos caracteriza como sus destructores"

Parece que Hobbes ha estado pasando el rato en Silicon Valley. Ahí coexisten el optimismo tecnológico con el pánico existencial al apocalipsis tecnológico. ¿Nos puede aclarar algo la filosofía política?

Nos encontramos en medio de una de las articulaciones más apocalípticas que he visto en mi vida. Greta Thunberg es un buen ejemplo. El mundo está a punto de acabarse y no existirá para cuando sea adulta. Simultáneamente, existe un tecno-optimismo radical, a menudo sostenido por parte de la misma gente. A no ser que introduzcamos la técnica adecuada y la apliquemos a la actual crisis ambiental, entraremos en un período apocalíptico. Es inevitable, o bien el apocalipsis, o bien que trascendamos nuestra humanidad, fusionándonos con la tecnología. Aquellos más a favor de la idea de la liberación del ser humano son los primeros en abrazar el lenguaje de la inevitabilidad con respecto a la tecnología, la economía y la globalización. Yo propongo que la forma más auténtica de la libertad es aquella en la que entendemos la tecnología como sujeto de nuestras decisiones, y no simplemente como fuerza autónoma con su propia lógica interna. En mi libro hablo de los amish, quienes adoptan tecnologías preguntándose si reforzarán sus vínculos comunitarios. Utilizan carros en vez de automóviles. Parece una locura, pero yo me pregunto ¿quién es más libre, aquellos que limitan su uso de la tecnología en nombre de un fin, o aquellos que utilizan la tecnología de turno y se conciben a sí mismos como en medio de un proceso inevitable?

Sin duda los mercados existían antes del liberalismo, si bien estaban integrados físicamente en las comunidades a las cuales servían. Hoy Amazon está en línea y no parece irse a ninguna parte. En su libro imagina un orden posliberal de carácter localista, de inspiración cristiana, centrado en la familia. ¿Qué lugar tendrían los mercados en él, física y socialmente?

Las sugerencias al final de mi libro sobre la formación de comunidades más intencionadas no pretenden ser una respuesta comprensiva a cómo sería un orden posliberal ¿Por dónde podemos empezar? Un futuro posliberal comenzará por cuestionar el propio fin de la economía y del mercado. Si este es proveer los bienes más baratos eficientemente, así como los medios para adquirirlos, tendremos un mercado como el actual. Resultará Amazon. Pero si el propósito de la economía y del orden político es, por ejemplo, tener buenas familias, entonces diría que en la actualidad tenemos una economía desastrosa, porque no apoya una vida familiar fuerte. Reorientarla hacia la familia requeriría políticas que no tenemos en EEUU, típicamente consideradas de izquierdas, como por ejemplo requerir permisos parentales para ambos padres. Amazon no desaparecerá, pero cambiará la manera en la que calculamos nuestras políticas públicas y decisiones.

Queda claro que está abierto a un papel más vertical y activo de los poderes públicos en la economía para orientarla hacia una idea concreta del bien ¿Ha perdido toda esperanza en la capacidad de consumidores y productores de actuar éticamente en el mercado desde abajo, de manera libre y voluntaria?

Concebirse a sí mismo como un consumidor puede que sea parte del problema. Las personas toman decisiones basadas en supuestos que proporciona el sistema. En nuestro sistema hemos abrazado las causas materiales y eficientes aristotélicas ¿Por qué no integrar las causas formales y finales en el cálculo económico? Habría que pensar, entre otras cosas, en el medio ambiente y en el tipo de planeta en el que queremos vivir. Las decisiones irían más allá de la maximización de nuestra utilidad individual y tendrían en cuenta el bien mayor de la comunidad. Pongo por el ejemplo la dimensión económica de la decisión de una persona sobre si divorciarse o no. Es posible que el cálculo a nivel individual sea positivo. Sin embargo, si el marco decisorio está guiado por factores como el papel de su familia en el tejido social, o cómo la fidelidad conyugal puede ser un modelo tanto como para sus hijos como para la comunidad entera, el resultado del cálculo es otro. Tendemos a tomar decisiones basados en cómo nuestros mercados están estructurados, por lo cual no debería sorprendernos que la personas actúen de manera que maximicen su propia utilidad. Una sociedad ordenada de manera distinta resultaría en otro tipo de decisiones ¿Significa esto que favorezco un cierto tipo de leyes sobre otras? Sin duda, pero siempre en torno a un principio ordenador. No existe un orden político o social sin autoridad. La cuestión es qué acabará favoreciendo esa autoridad, y por tanto como estructurará e influirá en nuestras decisiones.

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