
La Cámara de Comercio de Barcelona ha optado por el realismo en su segundo informe de coyuntura desde que está dirigida por una Ejecutiva independentista, y ha revisado cuatro décimas a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB catalán para 2019 y 2020, hasta unas tasas del 1,9% y el 1,7%, respectivamente. Con todo, todos sus argumentos del recorte de las perspectivas económicas en Cataluña apuntan a la situación económica mundial, y ninguno a los efectos del procés.
El responsable de estudios de la entidad, Joan Ramon Rovira, explicó ayer en rueda de prensa que la mitad de la reducción de sus estimaciones se debe a la "desaceleración mundial sincronizada", y la otra mitad a una cuestión "técnica", por la revisión de las series históricas del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Añadió que Cataluña mantiene el diferencial de crecimiento positivo respecto al avance del PIB internacional, y se sitúa en línea con España. En este sentido, recordó las previsiones de Funcas para la economía española, del 1,9% de avance del PIB estatal en 2019 y del 1,5% en 2020.
El sector peor parado en la economía catalana es la industria -sin visos de mejora por el momento-, lo que Rovira ligó con el decrecimiento del comercio mundial, y la confianza empresarial general retrocede en el cuarto trimestre, como en el conjunto de España.
Por su parte, el consumo del sector público está compensando el menor dinamismo del sector privado, y para mantener la contribución de las administraciones, el presidente de la Cámara de Barcelona, Joan Canadell, reclamó ayer que se aprueben cuanto antes presupuestos en España y Cataluña.
Estabilidad
Preguntado por los perjuicios para la economía catlana de los disturbios de la semana pasada, Canadell consideró que el impacto general ha sido "muy bajo" -salvo zonas y sectores concretos-, y que no debe preocupar si no se prolongan estos episodios.
Asimismo, culpó al Estado de la situación, aduciendo que la violencia "se hubiese minimizado" a partir del día siguiente a la publicación de la sentencia del 1-O si el Gobierno central se hubiese sentado a dialogar con la Generalitat. También cargó contra la "violencia policial gratuita" en las protestas soberanistas.
"Pedimos a las instituciones, para ayudar a la estabilidad interna, estabilidad política, y eso quiere decir diálogo y negociación. Esta situación que se está viviendo en Cataluña está provocada por la falta de diálogo del Estado español. Es irresponsable que el Estado español no entre en una fase de diálogo, porque genera inestabilidad y perjudica a la economía", argumentó.
Adujo que este rechazo tiene su explicación en las elecciones generales del 10 de noviembre, y rechazó que la solución para intentar conseguir presupuestos en Cataluña para 2020 también pase por las urnas: "Las elecciones en Cataluña no van bien a nadie, necesitamos estabilidad".