La idea de que los ricos no pagan suficientes impuestos es algo extendido en las clases medias de todo el mundo. Los partidos progresistas occidentales han prometido - o implantado, como François Hollande en Francia en 2012 - un impuesto a la riqueza para intentar equilibrar la carga fiscal y dirigirse hacia un sistema más progresivo. Pero en Estados Unidos la regresión fiscal ya no es sólo un argumento populista: los 400 americanos más ricos pagaron un porcentaje de impuestos inferior a cualquier otra clase socioeconómica.
Así lo ponen de manifiesto Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, profesores de la Universidad de California, en su nuevo libro The triumph of injustice (El triunfo de la injusticia) que se publicará la próxima semana, donde señalan que los más adinerados del país pagaron en 2018 apenas un 23% en impuestos, sumando aquellos de carácter federal, los estatales y los locales. Mientras, la mayoría de los estadounidenses pagan entre un 25 y un 30% en impuestos.
"Las sociedades pueden escoger qué nivel de progresividad impositiva quieren", aseguran en el libro
Los datos recopilados por Saez y Zucman apuntan a una fuerte reducción histórica de la carga fiscal para el 5% más rico de la sociedad estadounidense desde la década de 1950. Entonces, las 400 mayores fortunas abonaban un 70% de sus ganancias en impuestos, mientras que la clase media y baja pagaba cerca del 20%. Pero la progresiva reducción en la segunda mitad del siglo XX de aquellos impuestos que más afectan a las clases adineradas, como las tasas estatales o el impuesto de Sociedades, sumado a una mayor utilización de ingeniería fiscal para evitar el pago de gravámenes, ha llevado a que los pagos impositivos de los más ricos bajaran hasta el 47% en 1980 y hasta el 23% actualmente.
La última de las bajadas de impuestos es la que logró aprobar el presidente Donald Trump en diciembre de 2017. Supuso la mayor rebaja fiscal en tres décadas, llevando el impuesto sobre Sociedades a un tipo único del 21% y bajando los tramos más altos en el impuesto sobre la renta, con un tipo máximo del 37%. A mediados del siglo pasado, el tipo máximo en el IRPF ascendía a un 91% y el de Sociedades, a un 50%.
Proponen un tipo mínimo de Sociedades del 25% y un impuesto a las grandes fortunas en el que se inspira Elizabeth Warren
Se trata, por tanto, de un sistema que ha aumentado la desigualdad de forma creciente, eludiendo el papel de redistribución de la riqueza que se les supone a los impuestos en los Estados de Bienestar posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Como Saez y Zucman ya apuntaron en un artículo académico publicado en 2016, la evolución histórica de la distribución de la riqueza en EEUU muestra tres tendencias: "la desigualdad es alta y crece rápidamente", "la participación de la riqueza en la clase media ha seguido una progresión de U invertida durante el transcurso del siglo XX" y "la combinación del aumento de la desigualdad en los ingresos y en el ahorro está alimentando la desigualdad de la riqueza".
Los habituales colaboradores de Thomas Piketty recogen en su nuevo libro varias propuestas para revertir estas tendencias. Por un lado, proponen aupar el porcentaje de impuestos que paga el 1% más rico de la sociedad estadounidense hasta un 60%, con lo que aseguran que se recaudarían 750.000 millones de dólares anuales, el equivalente al 4% del PIB. También abogan por aumentar el tipo mínimo del impuesto de Sociedades hasta un 25% y que las corporaciones que operan en EEUU paguen allí impuestos independientemente de dónde tengan su sede central. Por último, abogan por un impuesto a la riqueza, en el que se basa la candidata demócrata Elizabeth Warren. Se trataría de una tasa del 2% para las fortunas superiores a 50 millones de dólares, y del 3% para las fortunas de más de 1.000 millones de dólares, por lo que se verían perjudicadas unas 75.000 familias.