
Ahora que nadie se fía de la innovación financiera como motor del crecimiento de la economía global, los participantes del Foro Económico Mundial se encomendaron este viernes a la lucha contra el cambio climático. Por su parte, Merkel y Brown utilizaron el Foro para preparar el terreno ante la cumbre del G-20 en Londres.
Al Gore, ex vicepresidente estadounidense que ganó el premio Nobel pese a que cuando ejercía el poder a la sombra de Bill Clinton se saltó a la torera el protocolo de Kioto, volvió a ser este viernes la voz de Davos que reclamó con más fuerza un nuevo acuerdo internacional para reducir la emisión de gases con efecto invernadero.
Gore tuvo el respaldo de Anders Fogh Rasmussen, que como primer ministro de Dinamarca será el anfitrión al final de este año de la cumbre mundial que, en Copenhague, debería lograr un acuerdo que tome el relevo del protocolo de Kioto un vez que este expire en 2012. El objetivo es salvar el planeta y, ya de paso, impulsar las ecotecnologías con la esperanza de que se conviertan en el motor de la actividad industrial y económica.
Rasmussen explicó que las tecnologías verdes suman el 10 por ciento de las exportaciones de su país, y que las energías renovables suministran el 19 por ciento del consumo energético nacional. Dijo que si el consumo de energía por habitante en Estados Unidos fuera tan bajo como en Dinamarca, Norteamerica se ahorraría el 80 por ciento de sus importaciones de petróleo y 180.000 millones de dólares anuales que podrían invertir en desarrollar productos y servicios respetuosos con el medio ambiente.
Siempre según el jefe del Gobierno danés, un efecto parecido se produciría en China si la flota de coches del gigante asiático, que se triplicará entre este año y 2030, se nutriera de vehículos eléctricos.
Todo por el verde
Gore añadió que hace 15 años nadie conocía Internet, y que hoy mueve un mercado valorado en un billón de dólares. "Nadie cuestiona que la economía verde impulsará la inversión, la producción, la riqueza y el empleo", afirmó Gore antes de pedir que los planes de estímulo contra la crisis inviertan en infraestructuras verdes, y asegurar que "Obama es la persona más verde en la Casa Blanca".
Lo dijo con el respaldo de Jeroen van de Veer, consejero delegado de la petrolera Shell, un sector poco sospechoso de ser ecologista.
Van de Veer aseguró que los cambios normativos para impulsar la economía sin CO2 son una oportunidad de generar nuevos negocios frente a la que no hay que ponerse a la defensiva. Jacques Aigrain, consejero delegado de Swiss Re, afirmó que si las reglas son claras, basadas en criterios de mercado y tratan por igual a todos los sectores -en lugar de ser menos estrictas para sectores como el de la fabricación de automóviles- el sector privado invertirá en estas nuevas actividades.
G-20 y reforma financiera
Gordon Brown, primer ministro de Reino Unido, interviene este viernes y este sábado en Davos para impulsar la aplicación de los acuerdos obtenidos en la cumbre del G-20 el pasado mes de noviembre en Washington: poner en marcha la reforma del sistema financiero mundial, lanzar planes de estímulo de la actividad económica para salir de la recesión mundial; impedir el desplome del sistema bancario; no incurrir en el proteccionismo; y luchar contra el cambio climático.
Brown será el anfitrion del G-20 previsto en Londres en abril para que los compromisos no caigan en el olvido.
Angela Merkel, canciller de Alamania, también intervino este viernes en el Foro Económico Mundial con un mensaje similar al de su homólogo británico. Para que no se enfríe el ambiente entre el G-20 de Washington y el de Londres, Merkel anunció que invitará en febrero a una reunión a los países de la UE que pertenecen al G-20.