Pruebas

Opel Adam 1.4: una caja de bombones

En el mundo de los pequeños coches ciudadanos de cierto standing, al igual que en los bombones, la caja y el envoltorio es lo primero que nos llama la atención. Diseños atractivos y colores llamativos nos adelantan los placeres que guarda su interior.

En Opel lo saben muy bien y para desarrollar su pequeño Adam, de un poco más de tres metros y medio de largo, han hecho un alarde estético que atañe a la propia carrocería del nuevo modelo, pero también a sus infinitas posibilidades de personalización.

De faros almendrados y sugestivas redondeces en sus líneas maestras, el Adam está creado para seducir en distancias cortas, o sea, en la ciudad. Como rival más directo se va a encontrar con el resucitado y glamuroso Fiat 500 (dejando al Opel Karl la lucha con los urbanos más básicos), al que supera ligeramente en dimensiones y cotas interiores. Esto no quiere decir que sea especialmente amplio por dentro. Sus plazas posteriores son justas y sin demasiado espacio para las piernas y el maletero, con 170 litros de capacidad, es incluso más pequeño que el del Fiat 500.

Personalizaciones infinitas

El Adam es un coche que invita a conducir, algo que hacemos de inmediato. Lo primero que agradecemos es una buena visión periférica, fundamental para desenvolverse por el tráfico urbano. Pero además el propio coche nos "marca" visualmente muy bien sus límites, lo que ayuda mucho en las innumerables maniobras de aparcamiento a las que se enfrentará a lo largo de su vida. Además, así nos ahorraremos los sistemas de aviso y los sensores de aparcamiento aunque el Adam prevé un avanzado sistema opcional de aparcamiento automático. En este apartado, también hay que decir que la atractiva carrocería queda demasiado expuesta a golpes y arañazos por la falta de protecciones periféricas.

Para competir en un segmento que da tanta importancia al aspecto visual, el Adam ofrece una docena larga de colores de carrocería, 30 modelos de llantas diferentes, 15 tapizados distintos, 20 posibles acabados interiores, además de variadas tapas de retrovisores y decoraciones adhesivas. Las combinaciones son casi infinitas y podemos configurar nuestro coche para que sea prácticamente único. El techo panorámico, el detector de ángulo muerto, el volante calefactable o el control de presión de neumáticos son opciones que nos dicen mucho de la categoría de este modelo que, aunque de pequeño tamaño, es fruto de un concienzudo desarrollo.

El motor de gasolina atmosférico 1.4 es una mecánica muy robusta y experimentada. Rinde unos discretos 87 caballos, pero su relativa elevada cilindrada le dota de unas buenas respuestas desde bajo régimen, muy adecuadas para la ciudad, que es su territorio favorito. Ayudan bastante en estas lides unos desarrollos de cambio de escalonamiento cerrado, sin excesivo salto entre las marchas cortas y las más largas, algo que afecta a muchos motores modernos en pos ante todo de rebajar los consumos. Por otro lado, Opel ofrece para esta versión del Adam y casi por el mismo precio el cambio automático de 5 relaciones Easytronic para facilitar al máximo la conducción ciudadana.

Plataforma del Corsa

El Adam 1.4, a pesar de no disponer de una elevada potencia, la aprovecha de este modo muy bien en el terreno urbano. A sus cualidades hay que sumarle una baja sonoridad y un consumo contenido, que podemos estabilizar fácilmente entre los 6 y los 6,5 litros a los 100 kilómetros.

Otra cosa es cuando salimos a carretera, donde se hace pronto evidente que estos caballos no son suficientes para mover con soltura el Adam cargado. Sus recuperaciones son entonces insuficientes y las rampas nos obligan a reducir marchas para mantener las debidas revoluciones. Un peso con conductor de 1.125 kilos, harán aconsejable recurrir a la versión de 100 caballos si queremos realizar con el Adam frecuentes desplazamientos interurbanos.

En cuanto al comportamiento, el Adam transmite una sensación de gran estabilidad. Bien asentado sobre la plataforma del Corsa sobre la que está desarrollado, su conducción es gratificante tanto en ciudad como en carretera abierta. La amortiguación filtra bien y hace al Adam un coche cómodo para los pasajeros, incluso si el coche lleva incorporado el tarado de suspensión Sport y llantas de perfil bajo (que pueden ser de hasta 18 pulgadas). En frenadas fuertes, comprobamos que el coche se detiene con firmeza y que el comportamiento conserva su nobleza.

El único aspecto criticable vendría del apartado de la dirección. De asistencia eléctrica, su desmultiplicación es adecuada para callejear por ciudad, aunque nos gustaría disponer de un menor radio de giro. Pero en carretera pierde precisión y en curvas no transmite demasiadas sensaciones de la trazada.

Bien acabado, con una innegable presencia estética, buena mecánica y unas posibilidades de equipamiento propias de segmentos superiores, el Adam consigue además un buen compromiso entre su precio y calidad general.

Ficha técnica

Motor: gasolina 4 cilindros, 1.398 cc

Potencia: 87 CV a 6.000 rpm

Par motor: 130 Nm a 4.000 rpm

Consumo mixto oficial: 5,0 l/100 km

Transmisión: delantera, manual, 5 velocidades

Dimensiones: 3,698 m / 1,720 m / 1,484 m

Maletero: 170 litros

Velocidad máxima: 176 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 12,5 segundos

Precio: 13.175 euros

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