Hablar de Volvo es hablar de seguridad. La relación entre ambos conceptos surge de forma tan natural como la de BMW y deportividad o Mercedes-Benz y elegancia y confort. Y para hacer gala de ese estatus, la marca de origen sueco no ha dudado en volver a organizar una nueva edición de sus Jornadas de Conducción Segura en el Circuito del Jarama.
Un año más, y ya van trece, Volvo ofrece a sus clientes, de forma gratuita, la posibilidad de conocer de mano de los instructores de la Escuela RACE de Conducción todas las bondades de las diferentes tecnologías de seguridad activa que componen su actual gama de vehículos.
Y es que en este área la firma sueca, hoy perteneciente al grupo automovilístico chino Zheijiang Geely Holding, es sin duda una, cuando no la principal, de las grandes referentes del mercado desde hace décadas: ya en los cincuenta, Volvo fue la primera marca de coches en patentar el cinturón de seguridad de tres anclajes para coches, un invento que se estima ha salvado desde entonces más de un millón de vidas.
Y como suele suceder en la industria automovilística, la marca obliga y, por ello, hoy, más de medio siglo después, Volvo sigue siendo fiel a su tradición y reputación de fabricar coches con un alto nivel de seguridad, tanto pasiva como activa. Y hasta tal punto confía en sus posibilidades en esta materia que se ha autoimpuesto el ambicioso objetivo de que, para finales de la década, no se produzca ni una sola víctima mortal o gravemente herida que viaje en un vehículo de su factoría.
Para demostrar sus capacidades, Volvo nos ofreció un año más la posibilidad de comprobarlo de primera mano en las instalaciones del Jarama, permitiendo a la prensa especializada conocer, como lo hacen los clientes que acuden a estas Jornadas de Conducción Segura, los sistemas de seguridad que equipa su actual gama de vehículos.
Seguridad en la pista
En primer lugar, Volvo puso a nuestra disposición sus modelos V40, V60 y S60 para rodar un par de vueltas por el trazado principal del circuito madrileño. Como se trata de un curso de conducción segura y no de una carrera de turismos, es preciso seguir las instrucciones de los pilotos de la Escuela RACE del Jarama, que en todo momento nos orientaban con la velocidad y la trazada que debíamos seguir.
Pero 'despistarnos' y entrar demasiado rápido en una curva también nos puede servir para comprobar cómo al corregir la velocidad, frenando en medio del giro, entran en juego tecnologías como el ABS o el control de estabilidad para ayudarnos a mantener la dirección deseada con rumbo firme.
Por otro lado, aún en el circuito, Volvo nos guardaba una sorpresa: la posibilidad de dar una vuelta al Jarama con el V60 Hybrid Plug-In, el primer vehículo híbrido enchufable diésel en llegar al mercado y que en España parte desde 60.900 euros. Combina un motor diésel de 215 CV y 440 Nm con uno eléctrico de 70 CV y 200 Nm que reparten su fuerza al eje trasero y delantero, respectivamente. Cuando se combinan en el modo híbrido, la fuerza total del conjunto llega a las cuatro ruedas, ofreciendo así una tracción integral.
Durante un único giro al circuito pudimos probar sus tres modos de funcionamiento: primero el Pure, con el que circulamos a poca velocidad (para que no salte el modo híbrido automáticamente) con la única acción del motor eléctrico por algunos segundos. El siguiente paso fue pulsar el botón que acciona el modo Hybrid y experimentamos toda la potencia que nos puede ofrecer este V60 Hybrid Plug-In, que aun con su elevado tamaño y peso es capaz de hacernos vibrar durante algunas curvas. Por último, en el modo Power apuramos el recorrido con la única acción del motor diésel de 2,4 litros.
Seguridad para el campo
A continuación nos trasladamos al circuito 4X4 que los instructores del RACE nos tienen preparados para probar cómo se desenvuelven en el offroad los todoterrenos XC60 y XC90 aunque, por problemas de tiempo, sólo pudimos ponernos al volante del más pequeño. Resulta sorprendente cómo este SUV, que a simple vista no parece demasiado preparado para asaltar caminos, se mueve con soltura a través de los surcos y rampas habilitados para la ocasión.
Sin perder de vista el objetivo de la jornada, nos precipitamos por una pendiente cuesta abajo para comprobar la eficacia del sistema de control de descenso. Nos asomamos a la caída y nada más apoyar las ruedas delanteras en firme, el sistema frena automáticamente el coche de forma eficaz hasta llegar a la horizontal de forma controlada.
A continuación subimos una pendiente de similar inclinación y la misma tecnología nos ayuda en la escalada. Una vez arriba, seguimos y nos adentramos por los caminos dispuestos, donde la tracción total, aun en ausencia de neumáticos todoterreno, agarra el vehículo a la tierra de forma solvente incluso cuando subimos lateralmente el coche en un ángulo de 30 grados.
Seguridad para la ciudad
Por último, nos esperaba la pista deslizante. Pero antes Volvo nos reservaba una pequeña área para probar el City Safety del que tanto presume. Se trata de un sistema que detecta obstáculos en el camino y que, ante un eventual despiste del conductor, reduce la velocidad hasta la detención para evitar el impacto si circula por debajo de 35 km/h, o hasta minimizar lo máximo posible los efectos de la colisión por encima de esa velocidad tope.
Este asistente se nos antoja muy conveniente en esas situaciones tan cotidianas en la conducción urbana: por ejemplo, apartamos la vista de la vía un segundo para buscar algo en la guantera o para echar un vistazo hacia las plazas posteriores y de repente se nos 'tira' un peatón descuidado en nuestro camino; entonces, el City Safety actúa y, siempre que vayamos a menos de 35 km/h, detiene el vehículo para evitar el alcance.
El instructor del RACE nos invita a irnos de morro contra los obstáculos dispuestos a una velocidad reducida para que podamos comprobar cómo, efectivamente, el coche se detiene antes de chocar con ellos. Y así es. Al principio cuesta confiarse y levantar el pie del freno cuando ves que estás a punto de chocar, pero al final el City Safety siempre convence deteniéndose a tiempo para evitar el desastre.
Y si llegado el caso de ir demasiado rápido se produjera finalmente el alcance, entrarían entonces las tecnologías de seguridad pasiva como la deformación programada del chasis o el airbag de rodillas para minimizar las lesiones de los ocupantes. E incluso si hay por medio un peatón que es atropellado, éste se verá también protegido en buena medida por el pionero airbag externo para peatones, que se despliega de debajo del capó para evitar que impacte directamente contra el parabrisas y agrave su daño. En cualquier caso, lógicamente, no llegamos tan lejos en las pruebas de seguridad en el Jarama.
Después, en último lugar, nos trasladamos hacia la ya mencionada pista deslizante, donde una manguera nos humedece un asfalto ya de por sí resbaladizo, con mucha grava, que se intercala con superficies que simulan lluvia y nieve.
El objetivo es recorrer un circuito marcado por conos, claro está, tirando los menos posibles. Los hay más prudentes y más arriesgados, pero todos constatamos la importancia de que nuestro coche equipe la tecnología de Volvo en semejantes condiciones: control de tracción, ABS, control de estabilidad avanzado o el reparto electrónico de frenada se antojan fundamentales a la hora de mantener la trazada y evitar los temidos subviraje y sobreviraje.
Gratis para clientes y potenciales
Todas estas tecnologías, que no componen sino una parte de todo el paquete de seguridad activa de la gama -otros que no hemos visto son también, por ejemplo, el sistema de advertencia de cambio involuntario de carril (LDW) o el asistente de alerta del punto ciego (BLIS) que elimina el ángulo muerto-, son las que Volvo permite conocer de primera mano y aprender a usar correctamente en sus Jornadas de Conducción Segura.
El curso es gratuito para los clientes de Volvo, pero también pueden acceder a él algunos compradores potenciales que se pasen por uno de sus concesionarios mostrando interés por adquirir un vehículo de su gama. Sin duda, la marca sueca sabe que estas Jornadas son una eficaz herramienta para ganar nuevos clientes y fidelizar a los que ya tiene.
Aunque no se quejan de momento en Volvo Car España. Pese a las dificultades por las que atraviesa el mercado local, la firma presume de haber crecido en 2013 un 4,3% y, en lo que llevamos del presente año, suman ya una subida del 11,8% en sus ventas, en buen camino hacia el cumplimiento del objetivo de matricular 7.500 coches al finalizar este ejercicio.