Los 2,5 millones de euros, 1.500 CV o la producción limitada a 500 unidades son algunas de las cifras que permiten vislumbrar la exclusividad que rodea al Bugatti Chiron, uno de los coches con mayor reputación del mercado. Pero la distinción no termina en lo cuantitativo, sino que los clientes de la marca de lujo gala gozan de un servicio de asistencia impecable que se traduce en, entre otras ventajas, la disposición de un 'flying doctor' o doctor volador las 24 horas del día, es decir, un mecánico de la casa que se traslada hasta el domicilio del cliente para supervisar el coche si fuese necesario.
En concreto, la marca cuenta con tres 'Flying Doctors' que se reparten de la siguiente manera las diferentes zonas del mundo: Europa y Rusia, Oriente Medio y Asia-Pacífico, y Norteamérica. Así, gracias al sistema de telemetría que posee el Chiron, el experto en cuestión recibirá un aviso en su teléfono móvil si se detecta una anomalía en alguna unidad, e iniciará una exploración remota para comenzar a buscar soluciones desde el primer momento y evitar averías mayores.
Bugatti explica que los contratiempos pueden estar relacionados con hasta 10.000 aspectos del vehículo, pues se controla a la perfección desde la presión en un neumático hasta aspectos más graves. Por si fuese necesario, los 'doctores' de Bugatti están disponibles para coger un avión en cualquier momento del día y acudir al domicilio del cliente a fin de solucionar el problema.

Además, dado que este sistema es bidireccional, el Servicio al Cliente también puede transmitir datos al vehículo para cambiar configuraciones o llevar a cabo actualizaciones de software.
El Chiron está permanentemente conectado con los mecánicos y los 34 concesionarios de la marca que hay repartidos por el planeta, cada uno de los cuales tiene acceso al 'cerebro' del coche siempre y cuando el propietario lo haya autorizado previamente.

La información, que siempre se transmite encriptada, nace del mencionado 'cerebro' que es una caja de aluminio de 14 centímetros de ancho, 5 cm de alto y 10 cm de largo que recibe información de al menos 30 unidades de control y mantiene la comunicación entre el vehículo y el servicio al cliente, tal y como hace un Fórmula 1 con el box de su escudería.

No obstante, esta conectividad no es del todo novedosa puesto que ya se implementó en el sucesor de este modelo, el Bugatti Veyron en 2004. Pero ahora la marca va un paso más allá y ha logrado que la transmisión sea en tiempo real, habilitando incluso el posicionamiento exacto en cada momento -cuando y si el cliente quiere-, para detectar su ubicación si ha sido robado y, por ejemplo, está siendo transportado en un camión.
"Nuestro sistema de telemetría ha dado un salto gigantesco en casi todos los aspectos", explica Norbert Uffmann, ingeniero responsable de este sistema. "Ya pudimos hacer mucho por los clientes en el caso del Veyron", pero ahora, en algunos casos, "incluso hemos podido encontrar vehículos de clientes antes de que los ladrones pudieran cruzar la frontera", concluye.