
La Guardia Civil ya tiene en circulación por las carreteras españolas a sus 50 nuevos coches radar, camuflados en tantas unidades del Citroën C4 Picasso casi imposibles de detectar, tanto a simple vista como incluso hasta por los dispositivos de detección de radares.
Desde hace unos días, la división de tráfico de la Guardia Civil utiliza la última partida de coches radar, instalados en medio centenar de unidades de Citroën C4 Picasso (la mayoría de ellos de color gris oscuro), para controlar los excesos de velocidad en las proximidades a los puntos negros más peligrosos, según ha publicado Autofácil.
De ellos cabe destacar que están equipados con uno de los sistemas de medición de velocidad más precisos a día de hoy, el denominado MultaRadar CD, que trabaja en una banda de frecuencia tan alta que es casi imposible de ser detectado por los detectores de radar (hay que recordar que los inhibidores y los avisadores están prohibidos por ley).
¿Cómo identificarlos entonces? No es tarea fácil, pues no lucen antenas u otros elementos que permitan identificarlo como un coche radar. Para reconocerlo, la única forma de saber que se trata de un coche de radar es fijarse, al adelantarlo, en el frontal del vehículo, pues lleva una cámara digital incrustada en el portamatrículas delantero. Además, desde la Guardia Civil han asegurado que en los coches equipados con este dispositivo solo circulará un agente.
En cuanto a su funcionamiento, se prevé que estos coches actúen de dos formas: bien circulando cerca del límite de la velocidad permitida para multarle cuando le adelante superando el límite de velocidad; o bien permaneciendo estacionados a un lado de la carretera, generalmente secundaria. En este último caso, cabe pensar que será más fácil conocer su presencia, ya que la DGT ha prometido que publicará la ubicación de todos sus radares móviles que no estén en movimiento, aunque de momento no ha cumplido los plazos que había previsto para ello.