
Después de haberse beneficiado de las ansias de China por los 'juguetes' caros, que les ha reportado las ganancias que les negaban sus mercados tradicionales a raíz de la crisis, las marcas de coches de alto lujo vuelven a poner el foco ahora en los terrenos que les habían sido propios hasta antes de 2008, como EEUU o Japón.
La tendencia la confirman las suspicacias demostradas por fabricantes como Lamborghini, Ferrari o Bentley, que han mostrado su preocupación al respecto a la "desaceleración del lujo de gama alta", tal y como señala el CEO de Lamborghini, Stephan Winkelmann. Por el contrario, "EEUU está de nuevo en marcha, lo cual es cada vez más importante para nosotros", añade Winkelmann, quien afirma que la demanda allí de su Aventador -que cuestas más de 400.000 dólares- está creciendo a un ritmo que recuerda a los años previos a la crisis financiera mundial de 2008.
También desde Rolls- Royce han manifestado cierta desconfianza hacia el mercado chino. Su CEO, Torsten Mueller- Oetvoes, dijo en abril que ya no están viendo un crecimiento "explosivo "en China, a pesar de que sigue siendo optimista, y que EEUU lo superó como el mayor mercado de la marca del año pasado, vendió un récord de 3.575 coches a nivel mundial.
La austeridad se instala en China
Pero, ¿qué ha pasado para que China deje de ser referencia en el mercado de coches de lujo? Por un lado, se puede achacar a la desaceleración que vive la economía del país, pero también a una política gubernamental que va en contra de los artículos de lujo, no sólo vehículos, también bolsos de firmas como Prada o vinos de Burdeos.
Se trata de un plan de austeridad impulsado por el Partido Comunista. Desde el año pasado, el presidente Xi Jinping ha limitado el gasto oficial en los banquetes de alta gama y los regalos de lujo, lo cual ha resultado en una caída en la demanda de estos productos. Xi ha advertido de que la repugnancia sobre corrupción y el enriquecimiento de los dirigentes y sus familias pone en peligro al Partido.
"En el pasado, hubo muchos grandes magnates que querían mostrar su riqueza", asegura Yale Zhang, director gerente de la consultora Autoforesight Shanghai Co. Sin embargo, "en la actualidad, estas personas "prefieren controlar su presupuesto". Cabe destacar, además, que la propia Administración china ha sido responsable, durante los últimos años, de buena parte de la demanda de coches de lujo, sobre todo alemanes, en aquel mercado.
"Los fabricantes de automóviles de lujo están sufriendo, pero una gran cantidad de restaurantes de primera categoría también", explica Andreas Graef , consultor de AT Kearney en Shanghái. "Está claro que los millonarios y multimillonarios de China son más cautelosos a la hora de cómo demostrar su riqueza, desde relojes a licores caros".
El lujo chino ha sido exprimido
Según Graef, EEUU es actualmente el mercado más fuerte a nivel mundial y es poco probable que la demanda china de coches de lujo vuelva alguna vez a experimentar el tipo de expansión de los últimos años. Después de caer un 29% en 2009 hasta 2.500 unidades, las ventas de coches de más de dos millones de yuanes (unos 240.880 euros) se dispararon a un récord de 9.000 en 2011, para luego caer a 8.000 el año pasado, de acuerdo con AT Kearney.
"Todo el consumo de lujo ha sido exprimido", cree Zhu Bin, analista de la investigadora LMC Automotive en Shanghái. "Hasta 2015, el segmento de coches de lujo no se recuperará a los niveles que vimos en 2012".
Los consumidores chinos son los mayores compradores del mundo de productos de lujo a 2012, representando el 27% de la industria, según un informe de McKinsey & Co. publicado en diciembre. Pero el crecimiento de este tipo de ventas podría disminuir hasta el 12% anual durante los tres próximos años, desde un promedio del 27% entre 2008 y 2012, según el mencionado informe.