
En una de las carreras más locas que se recuerdan en los últimos años de la Fórmula 1, Carlos Sainz logró el primer segundo puesto de su carrera, aunque a punto estuvo de ganar por primera vez.
Sanciones, accidentes, dos salidas... El Gran Premio de Italia, en el mítico trazado de Monza, ha sido el más movido de los últimos años del Gran Circo de la Fórmula 1.
Un caos en el que al final reinaron los debutantes. El francés Pierre Gasly (Alpha Tauri, exToro Rosso) ganó su primera carrera. Un triunfo que bien pudo haber sido para Carlos Sainz, al que le faltaron tan solo un par de vueltas para dar caza al piloto francés desde la segunda salida en parado de la carrera.
Pero vayamos por partes. Carlos Sainz salía desde la segunda posición de la parrilla tras su gran clasificación del sábado, solo por detrás de los dos Mercedes. Y fue a Bottas al que el madrileño superó en el arranque, situándose segundo tras Hamilton, en unas primeras vueltas muy plácidas, pues si bien el británico volaba, como siempre, en solitario, por detrás Sainz iba muy bien escoltado por su compañero de equipo, Lando Narris, que también había sobrepasado a Bottas.

Pero empezaron a pasar cosas. En la vuelta 20, tras el abandono de Magnussen (Haas), salió el Safety Car, lo que agrupó a todos los coches. Cuando se suponía que entrarían casi todos a cambiar las ruedas, resulta que solo lo hicieron Hamilton y Giovinazzi (Alfa Romeo). ¿Y por qué? Porque el coche de Magnussen estaba "aparcado", y la dirección de carrera decidió cerrar el Pit Lane, pillando a Mercedes en la inopia, y con Hamilton bajo investigación para una posible sanción.
Poco después se abrió el Pit Lane, entraron todos a cambiar ruedas y poco después se relanzó la carrera, con Sainz en sexta posición, pero con coches por delante muy inferiores... excepto Hamilton, claro. Pero al poco de reanudarse la carrera, Ferrari, en Italia, en su circuito, completó el desastre del abandono de Vettel en las primeras vueltas: Charles Leclerc perdió el control de su monoplaza y lo estrelló con violencia contra las protecciones. ¿Resultado? Bandera roja. O sea, todos a boxes, a esperar a que se retirase el coche rojo, y volver a relanzar la carrera desde la parrilla.
La sanción de Hamilton
Y en esa espera llegó lo que se presumía: sanción de Stop & Go para Hamilton. O sea, entrar en boxes y para 10 segundos en su box. Se abría un nuevo mundo en la Fórmula 1: por primera vez en años, los dos Mercedes perdían cualquier posibilidad de victoria, pues Bottas seguía evidenciando problemas en su monoplaza. Por lo tanto, se abría la expectación y la esperanza: Carlos Sainz, que salía en sexta posición, solo tenía por delante dos enemigos de verdad: Lance Stroll (Racing Point) y Pierre Gasly (Alpha Tauri).
Con un Hamilton muy muy cabreado, se volvió a dar a salida. El británico entró en la vuelta siguiente a cumplir su sanción, por lo que la cueva se quedaba sin ogro, y tres pilotos pugnaban por su primera victoria en Fórmula 1: Gasly, Stroll y Carlos Sainz. El madrileño salió con el cuchillo entre los dientes y en un par de vueltas se quitó al peor enemigo, Stroll, en un par de maniobras de maestro. Quedaban 20 vueltas, ya era segundo y en el horizonte solo quedaba el piloto francés, con el que había compartido volante en Toro Rosso hace unos años.
Y comenzó la persecución... que fue tan emocionante como infructuosa. Media España, la automovilística, volvía a vibrar tantos años después con la posibilidad de que un piloto patrio volviese a ganar un Gran Premio de Fórmula 1, desde los últimos estertores de Fernando Alonso en Ferrari. La diferencia en el momento de la segunda salida era de cinco segundos, y durante 20 vueltas que pasaron cual bólidos, los segundos fueron bajando casi milésima a milésima, sin prisa pero con más pausas de las necesarias.
Solo en la última vuelta de la carrera pareció que Carlos podía hacer la proeza, pues por fin bajó de un segundo, y podía por tanto utilizar el DRS sobre Gasly. Pero el piloto francés sabía tanto como Carlos que estas oportunidades solo se dan una vez en la vida, y realizó la conducción de su vida, para al final ganar la carrera con menos de medio segundo de diferencia sobre Sainz.

Al madrileño, a pesar de lograr el primer segundo puesto de su carrera, se le notaba la frustración por la ocasión perdida. Pero a la vez, ha dejado bien demostrado en Italia, en Monza, la que será su casa la temporada que viene, que Ferrari tendrá un gran piloto para iniciar una recuperación que ya es una emergencia nacional en el país transalpino, visto el absoluto desastre que, una carrera sí y otra también, vive el histórico equipo rojo de la Fórmula 1.
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