Motor

España, al nivel de Bulgaria en puntos de recarga del coche eléctrico

Imagen: Getty

Cuando ya estamos inmersos en la nueva movilidad eléctrica, España se sitúa a la cola de Europa y presenta unos números paupérrimos en puntos de recarga de coches eléctricos en nuestras carreteras. De hecho, ocupamos la vigésimo quinta posición en el continente en puntos de recarga por cada 100 kilómetros de autovía o autopista.

Y el problema es que, con las ayudas que llegan de la Unión Europea para paliar las consecuencias de la pandemia, se abre un debate: ¿dedicamos buena parte de esos recursos a poner parches en nuestra red de carga de vehículos eléctricos... o miramos por una vez al futuro y destinamos recursos a la siguiente fase, que parecen ser los vehículos impulsados por hidrógeno?

La fábula del iPhone

¿No les ha ocurrido nunca coger el AVE, impresionante infraestructura orgullo de España desde hace 30 años, por ejemplo desde Madrid, y nada más salir de la zona urbana tirar contra la mesa su impresionante iPhone 15 XYZ de última generación, que le ha costado cerca de 1.500 euros? ¿Y por qué? Por falta de cobertura. Disponemos de la más alta tecnología a nivel usuario final, en eso no envidiamos a nadie, pero cuando esos gadgets dependen de infraestructuras generales a nivel estatal... la cosa ya cambia.

Esta fábula, muy real, asciende al grado de metáfora cuando nos referimos al coche eléctrico en España. Porque a día de hoy, y aunque tenemos acceso a todos los grandes modelos, cada vez más premium, cada vez con más autonomía y lujos, nuestra red de recarga de vehículos eléctricos sigue estando en los bajos fondos de la Unión Europea.

Según datos del observatorio EAFO (European Alternative Fuels Observatory) de la Unión Europea, nuestro país ocupa el vigésimo segundo puesto de la Unión Europea en puntos de recarga de vehículos enchufables (híbridos enchufable o PHEV y eléctricos puros o BEV) por cada 100 kilómetros de autovía o autopista, los lugares donde, lógicamente, más falta hace poner puntos de recarga si pretendemos que los vehículos eléctricos salgan de las ciudades y nos sirvan como transporte para desplazamientos en medias o largas distancias. Estos datos, que tienen fecha de 31 de marzo de 2020, arrojan la paupérrima cifra de ocho puntos de recarga cada 100 kilómetros en las autovías o autopistas españolas, lo cual nos coloca al nivel de Bulgaria, por poner el otro país que alcanza justo esa cifra, uno por debajo incluso de Portugal, y a años luz, nunca mejor dicho, de los principales países europeos, tanto de la UE como independientes, que llevan muchos años invirtiendo con visión de futuro en una tecnología que, todos lo sabíamos, llegó hace más de una década para quedarse. O incluso para sustituir, en un medio plazo, a las combustiones tradiciones diésel, e incluso de gasolina.

Si sumamos a esta clasificación a los países que no son miembros de la UE y que han hecho los deberes en la apuesta por el vehículo eléctrico, nuestro país desciende a una vergonzosa vigésimo quinta posición, con tan solo cuatro países de la UE por debajo en puntos de recarga: Luxemburgo, Grecia, Letonia y Malta. Nivelazo.

Allá al fondo de la galaxia, en el primer puesto del ranking europeo de puntos de recarga por cada 100 kilómetros de autopista o autovía, tenemos un clásico, un país que tuvo muy claro hace una década por dónde iban a ir los tiros de la movilidad tras la crisis económica de 2008. Nos referimos, por supuesto, a Noruega, que a día de hoy cuenta con ¡833 puntos de recarga! por los paupérrimos ocho españoles por cada 100 kilómetros de autopista o autovía. Y a continuación viene el más reciente exmiembro de la Unión Europea, el Reino Unido, que con su 198 puntos cada 100 kilómetros puede presumir de estar haciendo bien los deberes en lo que a movilidad del futuro se trata.

Evidentemente, si miramos a las clasificaciones puras, por números desnudos, España es undécima en puntos de recarga públicos, con 5.818, pero esta posición se nos cae de las manos cuando tenemos que dividirla por los números de kilómetros de la excelente red de carreteras que tenemos en España, muy superior a, por ejemplo, Italia.

Y si miramos al número de coches electrificados que circulan por nuestras calles y carreteras (eléctricos puros e híbridos enchufables), vemos que, aunque con números aún muy bajos respecto a los tradiciones gasolina y diésel, España ocupa la novena posición del continente, que asciende hasta la sexta si solo miramos los números de los países de la Unión Europea, con más unidades incluso que Italia (53.191 por 48.090). Lo que nos lleva de nuevo a la metáfora del iPhone: tenemos los aparatos, tenemos voluntad y ganas de sumarnos a la electrificación en el mundo de la automoción. Pero solo a nivel usuario, pues las administraciones, una vez más, se han quedado atrás, no han apostado por tecnologías de futuro ("que inventen ellos", que decía hace un siglo Unamuno), y hoy recogemos pobres cosechas en comparación con los países de nuestro entorno que sí aprendieron la lección de la crisis de 2008 y prepararon sus industrias para asumir los altos costes de inversión en una nueva movilidad y que a España le ha vuelto a pillar, una vez más, con los deberes sin hacer.

El ejemplo de Tesla

¿Saben cuál es el modelo full-electric más vendido en España en 2019? El Tesla Model 3, un coche de 49.000 euros. ¿Y cómo es ello? Porque hoy por hoy, la firma norteamericana es la unica que ha implantado en nuestro país una auténtica filosofía de cara al futuro: es la única marca que posee una red propia de cargadores de vehículos eléctricos (principalmente para sus modelos, como es lógico, pero también con posibilidad de cargar modelos de otras marcas ). De hecho, la mayoría de estos puntos de recarga son de supercargadores, con una capacidad de recarga de 150 kW/h, con lo que se consigue cargar cualquiera de sus modelos al 80% en menos de tres cuartos de hora.

Solo podemos hacer un viaje largo por España en un eléctrico con cierta tranquilidad si conducimos un Tesla, pues sabemos, preparándolo con suficiente antelación, que vamos a tener un supercargador de Tesla a tiro de autonomía en cualquier carretera de España. Con el resto de marcas, hoy por hoy, por desgracia esto no es posible.

En 2019 se anunció que este año se iban a inaugurar varias redes de puntos de recarga en toda España, pero evidentemente las circunstancias especiales de este maldito 2020 no están ayudando a que la nueva normalidad eléctrica entre por fin en vigor en España.

Las ayudas europeas

Todo esto viene a colación por las tan esperadas medidas que se esperan con los fondos europeos de rescate para recuperar a España del desastre económico por la pandemia. El Gobierno anunció hace ya tiempo que el 10% de esos 140.000 millones de euros de ayudas se van a destinar a la movilidad sostenible. Pero aquí entran, de nuevo, las dudas. Porque si se quiere apostar de una vez por todas por la movilidad eléctrica, una grandísima parte de las ayudas al sector de la automoción tienen que estar destinadas a ponernos al nivel de Europa en esta nueva movilidad. Es decir, la eléctrica. Alemania y Francia, por ejemplo, ya han movido ficha. Alemania va a destinar 11.700 millones de euros para incentivar la automoción, de los que 2.200 millones serán para incentivar la compra de vehículos cero emisiones, y 2.500 millones para desarrollar las infraestructuras de recarga. Francia, por su parte, destinará 7.000 millones de euros para incentivar la producción de vehículos eléctricos.

Pero, además, ya se está hablando de otra movilidad de futuro: el hidrógeno, para cuyo desarrollo Alemania destinará 7.000 millones de euros. Y aquí está la duda: ¿apostamos por una tecnología de futuro futuro, como nuestros socios europeos? ¿O nos gastamos gran parte del dinero en la tecnología del presente futuro, como es la implantación, por fin, de una red decente de puntos de recarga eléctrica. Tarea difícil, porque si no has hecho los deberes, siempre te presentarás al examen en desventaja.

La opinión de las marcas

En la serie de entrevistas a los CEO de la marcas automovilísticas que hemos ofrecido en la última página de elEconomista en este verano, se comprueba con facilidad cómo el mercado del automóvil aboga, por supuesto, por mejorar la paupérrima red de cargadores en España, pero expresa también sus miedos por las prisas en recuperar el tiempo perdido... sin ser conscientes de que la movilidad sigue siendo en casi un 90% cosa de la gasolina y el diésel. Ya lo dice Mikel Palomera, director general de Seat, la marca que más coches vende en España en los últimos años: "Ir rápidamente a fabricar el vehículo eléctrico hoy por hoy no es realista".

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