La Sierra madrileña, además de ser el auténtico pulmón que intenta insuflar un poco de oxígeno fresco a la contaminada capital de España, es un compendio cultural en lo natural, lo gastronómico y lo histórico. Esta escapada a bordo de un Lexus RX 450h lo demuestra.
Uno de los puntos clave de la Sierra del Noroeste es el Puerto de Guadarrama, que sirve de frontera entre las provincias de Madrid y Segovia en el camino por una de las carreteras más famosas de España, la N-VI, "carretera de La Coruña" para los amigos. Este Puerto de Guadarrama es también conocido como el Alto del León, por la escultura de este gran felino que descansa sobre una columna en la culminación del puerto, erigido allí para celebrar la apertura del puerto al tráfico animal rodado de principios de mediados del siglo XVIII, bajo el reinado de Fernando VI (1746-1759), hermanastro y antecesor del bastante más famoso Carlos III.
El Alto del León también tiene su historia más reciente en la funesta Guerra Civil que nos desangró a los españoles entre 1936 y 1939. Fue precisamente aquí, en el Puerto de Guadarrama y en el de Somosierra, situado al norte de la provincia de Madrid, donde se produjeron los primeros enfrentamientos bélicos de importancia tras la sublevación de Franco el 18 de julio de 1936. La llamada "batalla de Guadarrama" enfrentó al bando llamado "nacional" y al republicano por el dominio de los alrededores de Madrid. Según diversas fuentes, pudieron morir un total de 5.000 soldados de ambos bandos.
Hoy quedan bastantes vestigios de aquellos primeros enfrentamientos bélicos de la Guerra Civil, especialmente en el Alto del León, donde en el camino que parte desde su cima hacia el sur en dirección al pueblo de Peguerinos y rodeando el Valle de los Caídos, aparece en su inicio un nido de ametralladoras muy bien conservado (como se observa en la foto de este reportaje).
Un tanque llamado RX 450h
En esta excursión histórica que nos hemos montado en esta ocasión la 'montura' es, aludiendo a términos bélicos, un auténtico "tanque". La cuarta generación del Lexus RX 450h ha llegado con una fuerza completamente renovada en su "mayoría de edad", pues surca nuestros caminos y carreteras desde 1998. Con unas formas todavía más angulosas y felinas, continúa destacando su gran parrilla delantera con la característica forma de doble flecha de Lexus, que rodean a unos faros rediseñados que refuerzan la imagen vehículo del RX. En el interior también ha habido ganancias integrales, tanto en las plazas delanteras (con más espacio para las piernas) como en las traseras, donde hacer una excursión como esta es una auténtica delicia, pues sus asientos se deslizan a voluntad para alcanzar la posición perfecta para disfrutar de las referencias históricas que hoy hemos venido a visitar.
La versión superior del RX 450h, la F Sport, es un compendio de alta tecnología tanto en las funciones de ocio a bordo (espectacular la inmensa pantalla del navegador y control del vehículo en la consola central) como de ayudas a la conducción, como la suspensión estabilizadora activa, el "Drive Mode Select" para poder elegir el modo Normal, Sport o Sport +, etc. Y todo ello movido por hasta tres motores, uno de gasolina V6 3.5 con 262 CV de potencia combinado por dos eléctricos (uno de 167 CV delantero y otro de 68 CV trasero), que en la mejor de las combinaciones empujan los 2.100 kilos del "tanque" a 313 CV totales. Una elección perfecta para una ruta en la que combinaremos autopista, pequeñas carreteras de montaña e incluso caminos de tierra.
Y es en estos caminos y pequeñas carreteras donde seguimos empapándonos de la historia más reciente de nuestro país. No olvidemos que el Alto del León es el que se horadó a mitad del siglo pasado para construir el famoso túnel de Guadarrama, que convirtió a la A-6, la variante que evitaba pasar por el siempre duro Puerto de los Leones (su nombre durante buena parte de la dictadura), en la primera autopista de peaje de España.
Y ya que hoy vamos de historia reciente, otro punto interesantísimo de la subida al Alto del León desde la vertiente madrileña (la segoviana llega a San Rafael) es una inmensa e inquietante mole que vemos a la derecha más o menos a mitad de puerto. Se trata del Hospital de Tablada, un sanatorio de cinco plantas que se edificó en los años cuarenta para enfermos de tuberculosis, la enfermedad que asolaba la España de la postguerra. Nunca se llegó a terminar totalmente, pues cuando ya quedaba poco para su inauguración la enfermedad se erradicó en nuestro país, y aunque iba a convertirse en un sanatorio mental, nunca llegó a inaugurarse. Hoy, varias décadas de abandono después, el Hospital de Tablada se ha convertido en uno de los lugares más misteriosos de España, a tenor de varias experiencias paranormales que han tenido lugar en sus instalaciones semirruinosas.