
Airbus ha convocado los Premios Diversity Award para estudiantes de ingeniería y la excepción de candidaturas está abierta hasta septiembre. Sobre este asunto hablamos con Fani Matesanz directora de calidad de operaciones de Fal&Mro en Airbus Defence & Space y decana del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España.
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¿Qué representan los premios?
La firma inició esta iniciativa y ahora participamos con el el Consejo Global de Decanos de Ingeniería -Global Engineering Deans Council o GEDC-. El premio 2018 se otorga al proyecto que demuestre un mejor uso de la tecnología para generar la diversidad en la educación de ingeniería y junto con la visibilidad y el reconocimiento global, está dotado con 10.000 dólares para el proyecto ganador, y otros de 1.500 dólares para cada uno de los finalistas. Buscamos ideas para lograr un panorama aeroespacial en las próximas décadas y un mundo más seguro, limpio y mejor conectado.
¿Cuál es el objetivo de estos premios?
En una visión muy general es la diversidad. El objetivo a largo plazo del Premio de Airbus y GEDC es aumentar la diversidad entre la comunidad global de ingenieros para que la industria de la ingeniería refleje la diversidad de las comunidades a las que apoya, reconociendo la diversidad como un impulsor de la innovación y el crecimiento. A corto plazo se busca dar a conocer proyectos de éxito a nivel internacional, que han animado a jóvenes de todos los perfiles y procedencias a estudiar y triunfar en el campo de la ingeniería. El premio, desarrollado en 2012, cuenta con el apoyo y patrocinio de la UNESCO. Con este tipo de proyectos se anima a la gente a que piense en la diversidad y que se animen a pensar y crear una nueva aplicación o una nueva tecnología. Por ejemplo, los finalistas del año
¿Qué tipo de proyectos son los que se presentan?
De entrada no se establecen limitaciones a la metodología a emplear. Este año se premia a quien demuestre un mejor uso de la tecnología para fomentar la diversidad en los estudios de ingeniería. Los proyectos, que pueden ser propuestos tanto por un individual como por un equipo que forme parte de una universidad o escuela vinculada a la ingeniería, deben poder demostrar una diferencia medible en el aumento de la inclusión y la diversidad entre la comunidad mundial de estudiantes de esta materia. Un proyecto podría ser, por ejemplo, una aplicación que esté ligada al Facebook y que cuente cuantas mujeres hay en cada escuela de ingeniería espacial. La tecnología estaría, en este caso, en el algoritmo que va a permitir realizar estimaciones para los próximos años, porque lo que nosotros queremos es fomentar la diversidad en los estudios de ingeniería, puesto que si la diversidad viene ya desde la universidad, pues llegará sin duda a la industria.
¿Cuál es el perfil de los participantes?
En 2017 se introdujeron cambios y en vez de un candidato individual el premio pasa a otorgarse a un proyecto que tiene que estar ligado a una universidad. Así, el premio inaugural se concedió en octubre de 2013 durante la conferencia del GEDC en Chicago a Ana Lazarin, de la Wichita State University. La segunda premiada fue Marita Cheng, fundadora de Robogals International, con ocasión del WEEF de Dubái en diciembre de 2014. En diciembre de 2015, Fadi Aloul, de la American University of Sharjah (Emiratos Árabes Unidos) recibió el tercer galardón en la conferencia del GEDC en Adelaida (Australia). Y en 2016 el ganador fue Yacob Astatke, de la Morgan State University, que recibió el premio en el WEEF y GEDC de Seúl (Corea del Sur) en noviembre de 2016. Por el contrario, la final de 2017 tuvo lugar en Niagara Falls (Canadá) e introdujo un cambio respecto a ediciones anteriores, en tanto que el premio pasó a otorgarse a un proyecto en lugar de a un candidato individual. El ganador fue el proyecto de satélites BIRDS del Kyushu Institute of Technology (Japón).
¿Es decir, ahora priman los equipos sobre las individualidades?
Al premio pueden presentarse personas o equipos que trabajen o colaboren con facultades, escuelas o colegios de ingeniería para potenciar la diversidad del colectivo de estudiantes de la materia. Las candidaturas pueden ser externas al mundo académico si los proyectos a los que hacen referencia están relacionados con una escuela o universidad; en cambio, los proyectos de alumnos solos no pueden optar al galardón. Se considerarán iniciativas relacionadas con cualquier tipo de diversidad: de procedencia social y cultural, origen, género, discapacidad o de cualquier otro orden individual.
¿Y qué reflejo tienen estos proyectos entre los estudiantes?
Los 15 proyectos finalistas en las primeras cinco ediciones del premio ya han impactado en más de 120.000 estudiantes que, de otro modo, tal vez nunca se habría decantado por la ingeniería. En virtud de estos proyectos, estudiantes universitarios de países en vías de desarrollo tienen ocasión de formarse en el uso de sistemas de ingeniería innovadores y efectivos en costes y llevar a cabo un proyecto exhaustivo de dos años de duración relacionado con satélites. Su objetivo a largo plazo de prepararles para poner en marcha programas espaciales sostenibles en sus países de procedencia..
¿Cuál es procedimiento para elegir al premiado?
De todas las candidaturas recibidas se preselecciona la lista de los proyectos que concurrirán al premio, los cuales deberán ser aprobados por un decano de Ingeniería. Una vez conformada esa lista, el Comité del Premio elige a tres finalistas que deberán presentar su proyecto al prestigioso jurado de la final. Los principales factores que considerará el jurado para la concesión del premio serán la escala del proyecto, los resultados obtenidos en relación a los recursos disponibles, y el potencial de transferir y replicar la iniciativa. Las cinco ediciones del premio celebradas hasta la fecha han contado con 159 candidaturas procedentes de 32 países: 45 de las cuales en 2017 y de 18 nacionalidades. Airbus es miembro corporativo del GEDC, una organización mundial líder en enseñanza cuyos miembros tienen la responsabilidad de fijar la agenda de la educación superior en ingeniería en sus respectivos países y universidades. Estos tres premiados asistirán a la ceremonia de premios, que se entregarán en el marco de la conferencia WEEF-GEDC 2018, en Albuquerque (Nuevo México) en noviembre de 2018.
¿En qué punto se encuentra la diversidad en el sector en España?
Yo estudié la carrera hace diez años y había en torno a un 25 por ciento de mujeres. En la actualidad, en las escuelas aeronáuticas españolas, no pasa del 30 por ciento, diez años después. Lo normal es que hubiese crecido en la misma proporción en que se han integrado en el mercado o que existen en el país hombres y mujeres, lo que supondría un 50 por ciento a 50 por ciento. Sucede algo. Pero es que, además, en la actualidad hay menos gente decidida a estudiar ingeniería. Como ejemplo, una compañera preguntaba a los chavales en un colegio que qué querían ser de mayores y le contestaban que youtubers e influencers. Por eso es necesario fomentar que la gente siga estudiando carreras técnicas. En España contamos con universidades muy buenas y con muy buena materia prima, pero hay que animar a la gente a que se decante por este tipo de formaciones. Por eso el trabajo tiene que ser de base. La gente debe tener conciencia de que esto es importante y que nos va a ayudar a mejorar como sociedad.
¿Qué salidas laborales tiene un ingeniero aeronáutico en España?
A día de hoy la colocación es muy buena. Soy la decana del Colegio y prácticamente no conozco gente que esté en el paro, porque tenemos muchas salidas profesionales. Los ingenieros aeronáuticos trabajan en todo lo que tiene que ver con aeropuertos, tanto en diseño, mantenimiento, gestión aeroportuaria, como motores y, además, hay mucha gente que está en la Administración. Además, estamos en un punto de inflexión, porque antes había unas pocas escuelas y ahora hay muchas más. Es necesario monitorizar esta situación, porque es posible que llegue el momento en que nuestros ingenieros tengan que salir al extranjero, pero no queremos perder este potencial, porque las universidades forman muy bien a nuestros estudiantes y si los podemos aprovechar aquí, en nuestro país, mucho mejor.
¿Comparativamente cómo está la enseñanza frente a otros países?
La respuesta no es sencilla. Depende de cada país. Así, por ejemplo, en la Unión Europea se tratÓ de que hubiera una armonización del nivel de las carreras a través de Bolonia. Se hace una carrera de cuatro años y después el máster y, después, la especialización. Cada país lo ha interpretado como lo ha considerado oportuno, sin que se haya logrado esa uniformidad.