
Las escuelas oficiales de idiomas de Madrid se convierten en un histérico avispero en estas fechas del curso. Los exámenes, las pruebas de certificación y los preparativos para la apertura de matrículas del próximo año lectivo arrastran a profesores, alumnos y administrativos por una nerviosa espiral. Sin embargo, desde hace una semana, el temblor de rutina se ha transformado en un auténtico terremoto con la publicación por parte de la Consejería de Educación de un inesperado plan que traza un inquietante nuevo curso. El impacto está servido: 40.000 alumnos y casi 600 profesores componen el tejido de los 35 centros que alberga la comunidad.
En la Escuela Oficial de Idiomas Jesús Maestro, el centro madrileño en el que se imparte un mayor número de lenguas -y algunas, de manera casi exclusiva en el país- es fácil toparse con corrillos de profesores agitados ante las noticias. El plan dictado por la dirección de Educación de la Comunidad de Madrid impone un número mínimo de alumnos por grupo como condicionante para abrir el siguiente. Y no se trata de un cupo asequible para el mantenimiento de cualquier aula. En el caso del idioma más demandado, el inglés, se requieren 20 estudiantes. En español, alemán e italiano, 15. Los minoritarios, entre los que se incluyen las lenguas cooficiales, 7 alumnos.
Esta hoja de ruta, en realidad, supone un nuevo recorte en la educación pública y su objetivo último es la rentabilidad económica. "Es evidente que no puede haber un número parejo de estudiantes de inglés que de portugués o de chino, pero creemos que la rentabilidad no se mide en términos económicos, sino en rentabilidad social, de igualdad de oportunidades, de que cualquier persona que desee estudiar una lengua pueda hacerlo en un lugar público y que la institución garantice este derecho", defiende ante elEconomista Caridad Baena, vicedirectora de la EOI Jesús Maestro y profesora del Departamento de Inglés.
Baena, que califica este golpe de timón como "asombroso e incomprensible", ha salido hace unas horas de una reunión con representantes de la política educativa madrileña, pero admite que las posturas no logran acercarse: "Nuestras cifras no coinciden. Su único argumento es la rentabilidad económica, y nosotros pensamos en la rentabilidad social. Así no se va a ninguna parte", reconoce. Para la vicedirectora del centro y presidenta de la Asociación de Profesores de las EOI de Madrid (Apeoim), este movimiento ha cogido a todos los sorpresa y conlleva consecuencias fatales tanto para profesores como para alumnos. Por una parte, el plan veta la creación de más grupos en diferentes días y horarios que puedan facilitar la incorporación de estudiantes independientemente de sus condicionantes vitales -turnos de trabajo, horarios lectivos, responsabilidades familiares...
Puedes abrir un curso intermedio si tienes alumnos suficientes pero luego no puedes abrir el curso siguiente. ¿Qué le dices al alumno? ¿Este año sí vas a poder matricultarte pero al siguiente no?
Además, los itinerarios lectivos quedarían interrumpidos si no hay alumnos suficientes para llenar el curso siguiente. En los idiomas pequeños como el gallego, la profesora y jefa del departamento Rosa Dorrego dibuja en cifras lo que esto implica: "Los números no salen. Este año, en C2 teníamos 6 alumnos, nos faltaría uno. Pero también tenemos un intermedio con otros seis. No existirían estos grupos". "El problema es que se corta la continuidad", añade su compañera de departamento, la también profesora Neves González, "porque puedes abrir un curso intermedio al haber alumnos suficientes pero luego no puedes abrir el curso siguiente. ¿Qué le dices al alumno? ¿Este año sí vas a poder matricultarte pero al siguiente no?".
Un panorama similar viven el euskera y el catalán. Y la gravedad se agudiza al tratarse de lenguas cooficiales del país. "Las lenguas cooficiales suponen una obligación moral de la oferta pública; no podemos recortar nuestras propias lenguas", apoya Leandro García, profesor y jefe del Departamento de Griego. "Es verdad que nosotros cumplimos la función de transmitir a quien quiera las otras lenguas que se hablan en el Estado, eso es riqueza cultural y lingüística, y creo firmemente que cohesiona el país, fomenta la cohesión del territorio y no la divergencia", retoma la docente de gallego Rosa Dorrego. Su compañera Neves va más allá y defiende que proteger las lenguas equivale a "proteger la cultura". "Muchos de los problemas que existen hoy en Europa no existirían si conociéramos más la cultura del otro, y conocer la lengua es conocer su cultura", reflexiona.
Lo que puede ser perjudicial para el neerlandés en esta escuela, puede suponer lo mismo para el alemán en la escuela de Pinto
Leandro García también expresa su preocupación por la nueva directriz pese a que este curso ha mantenido un mínimo de 8 estudiantes en todos los niveles de griego. Sin embargo, es consciente de que el año siguiente los números podrían cambiar. "El curso que viene podrían ser 6, ya nos ha pasado y volverá a suceder, por muy buen trabajo que hagamos, siempre habrá circunstancias que no controlemos", se lamenta.
La vicedirectora de la EOI insiste, de todos modos, en que el impacto alcanza a todos los idiomas, grandes y pequeños: "Lo que puede ser perjudicial para el neerlandés en esta escuela, puede suponer lo mismo para el alemán en la escuela de Pinto". "O para un nivel avanzado de francés en turno de mañana", ejemplifica el docente de griego.
Una pirámide sin vértice
Blanca Ortiz, jefa del Departamento de Danés y profesora en el mismo centro, apunta otra cuestión, la de la pirámide de aprendizaje. Se refiere a que, cuanto mayor es la base de alumnado en los cursos de iniciación, mayor es la probabilidad de tener alumnos en los niveles superiores. Y la normativa no permite abrir un segundo grupo básico si no se cubre uno primero con 25 estudiantes. Actualmente, todas las lenguas minoritarias cuentan con dos grupos de iniciación, pero uno de ellos se vería ahora en serio riesgo. "Si ahora teniendo dos grupos de primero, nunca llegamos a tener 7 alumnos en quinto o sexto, si me quitan un grupo de primero, nunca voy a tener alumnos ni en los niveles superiores ni en los intermedios. De aquí a dos años, no estoy", denuncia la docente. "Si cercenas por debajo, lo que va a pasar es que nunca vas a tener alumnos en los cursos de arriba", insiste Rosa Dorrego.
Un 15% de los casi 600 docentes estarían en riesgo: la mayoría son interinos, por lo que perderían sus empleos
Por otra parte, como ya apunta la profesora de danés, el menor número de aulas que permanecerán abiertas ponen en jaque los puestos de decenas de profesores. Según los cálculos realizados desde esta escuela, un 15% de los casi 600 docentes estarían en riesgo. De ellos, la mayoría son interinos, por lo que este plan derivaría en la pérdida directa de empleos. Los que ocupan plazas en propiedad serían reubicados en otros centros o incluso en la Enseñanza Secundaria.
Los departamentos de las lenguas minoritarias, además, suelen componerse de dos profesores y, en la mayoría de los casos, uno es interino. Esto significaría que el 50% de estos departamentos desaparecerían. Hay casos especialmente dramáticos como el finés, donde los dos docentes que integran esta enseñanza carecen de plaza propia.
Al alumno que dejas congelado porque no le puedes garantizar el itinerario educativo, se va a ir a una academia privada. ¿Y dónde va a ir la gente que no pueda permitirse la privada? Dejará de estudiar
"Lo que va a ocurrir es que vamos a perder alumnos", concluye la vicedirectora Baena. "Al alumno que dejas congelado porque no le puedes garantizar el itinerario educativo, se va a ir a una academia privada. ¿Y dónde va a ir la gente que no pueda permitirse la privada? Dejará de estudiar", sentencia con pesar.
La nueva norma de Educación incurre en la contradicción de que menos personas tendrán opción de estudiar idiomas por la vía pública en una sociedad que camina hacia lo multicultural y que demanda la movilidad de sus individuos en busca de un futuro mejor. El escenario nos traslada asimismo a una futura pérdida de talento. Una curiosidad: la mitad de los traductores literarios de danés-español activos en España se ha formado en el centro madrileño de Jesús Maestro.
Caridad Baena, sin embargo, no tira la toalla. A pesar del inquietante giro acometido por la dirección de la Consejería, sostiene la esperanza de que las reuniones de los próximos días fructifiquen en algún tipo de acuerdo. Eso sí, contrarreloj. Porque falta una semana para que se abran las matrículas del curso 2019/2020.