Las tecnologías han cambiado la forma en la que vivimos y, además, la forma en la que aprendemos y enseñamos. Todo lo digital ha llegado a las aulas para quedarse y esto hace que su aprendizaje sea totalmente necesario. José Carlos González González, Jefe de Servicios TIC de la Universidad de la Laguna y Juan Carlos Hernández Perdomo, Jefe del Área de Infraestructuras TIC de la misma universidad, explican cómo se encuentra esta institución en esta área.
La tecnología sin duda se ha convertido en protagonista de nuestro día a día. ¿De qué manera está cambiando la universidad?
Uno de los mayores indicativos sobre cómo la tecnología está cambiando las universidades, es el hecho de que hace 15 años los proyectos de tecnología consistían en instalar un correo electrónico. Hoy, los departamentos de TI de las universidades tienen la problemática de que cualquier proyecto les afecta, desde el más pequeño que se ejecuta en la esquina de la universidad para un caso concreto, hasta los grandes proyectos. Es decir, actualmente todos los proyectos y servicios que se ofrecen a la comunidad universitaria llevan tecnología, lo que ha hecho que se piense de forma distinta, que los procesos se diseñen en función a la tecnología que se va a usar. Y, por ejemplo, en el ámbito de la gestión, las Leyes 39 y 40 que afectan a la Administración Pública, han impactado de lleno a las universidades a nivel tecnológico, que se encuentran con el reto de que tienen que funcionar sin papeles, algo muy complejo para estos entornos que tienen que llevar a cabo una transformación significativa de sus gestiones.
En el caso concreto de la Universidad de la Laguna el cambio ha sido muy importante, sobre todo teniendo en cuenta la gran inversión que ha hecho en tecnología en los últimos años. Y cuando hablamos de tecnología, no sólo nos referimos a la misma en términos de infraestructura, sino también desde el punto de vista del desarrollo de campus virtuales, de apoyo a la docencia, y de apoyo a la investigación.
Con respecto a la docencia, en la Universidad de la Laguna ha evolucionado de forma considerable, ya que se ha llevado la tecnología a las aulas, y gran parte del contenido de las asignaturas se imparte ya a través de los campus virtuales, que tienen que estar apoyados en infraestructuras cada vez más potentes, capaces de soportar más usuarios simultáneos, mayores cantidades de contenido tanto estático como dinámico, mayor almacenamiento, etc. Y en lo que se refiere a la investigación, se trata más de una gestión de la misma a través de la tecnología.
Además, otro aspecto importante es el de la gestión de la Universidad, es decir, la gestión del control de accesos, de la seguridad, etc., que también ha evolucionado mucho en los últimos años como consecuencia del uso de la tecnología.
¿Cómo se debería educar en tecnología?
La mejor forma de educar en tecnología es educar con tecnología, ya que los ámbitos de educación que utilizan la misma son distintos. No es lo mismo el uso que una escuela de informática hace de la tecnología, que suele estar centrado en desplegar proyectos, etc., que el que hace una facultad de educación donde la tecnología se utiliza para impartir docencia, o una facultad de psicología que la utiliza para hacer cuestionarios, para hacer estudios de mercados, etc.
Es decir, la tecnología debe ser parte de la docencia que se imparte cada día, ya que los alumnos la van a terminar adquiriendo si el profesor la aplica a diario. Y solo así se podrá educar de una forma más sostenible.
¿De qué forma está evolucionando la Universidad de La Laguna en relación con la tecnología?
Introducir la tecnología en todos los procesos clave de la Universidad ha hecho que la forma de llevarlos a cabo cambie. Como comentábamos más arriba, ahora estos procesos se diseñan teniendo en cuenta que hay una tecnología detrás, qué tipo de tecnología es, que nuevas leyes surgen, etc. Todo esto hace que cualquier proceso administrativo – desde la gestión de un registro, hasta la gestión del personal, etc., - se diseñe de diferente manera para adaptarse a la forma en la que tecnología va a proporcionar facilidades. Todo lo relacionado con la seguridad, la protección de datos, la gestión del acceso, etc., ha hecho que los procesos se adapten a la tecnología que se ha ido implantando, y no al revés.
¿Qué formación en esta área se ofrece a los alumnos de la universidad?
Por un lado, y como mencionábamos más arriba, está el hecho de que el propio profesor, mediante las técnicas docentes y tecnologías que usa, va impregnando a los alumnos de esa tecnología. Y por otro, ofrecemos a los alumnos cursos en habilidades tecnológicas, cursos transversales donde el alumnado se puede apuntar y aprender desde cómo se utilizan las herramientas colaborativas hasta el manejo del correo electrónico.
¿Necesitan los docentes un plus de formación en este campo?
Es un hecho que a los docentes también se les forma en competencias tecnológicas para que puedan impartir la docencia. Pero no solo se trata del uso de herramientas tecnológicas, sino que hay que adaptar la docencia que imparten a las nuevas tecnologías. Es decir, no se trata de, por ejemplo, enseñar a utilizar una pizarra digital, sino de enseñar cómo se imparten las asignaturas de matemáticas o de lengua en una pizarra digital.
Aún así, tanto a nivel europeo como nacional se han desarrollado marcos de competencia tecnológica que el profesorado tiene que adquirir. Y existen herramientas de autoevaluación donde el profesorado puede autoevaluarse y ver cuáles de esas competencias tecnológicas ha adquirido ya y cuáles le faltan.
La ciberseguridad tiene bastante que ver con la tecnología, ¿es consciente la población de lo importante que es saber utilizar todo lo digital de forma responsable?
La realidad es que la población no es consciente de lo importante que es la ciberseguridad en nuestras vidas; siempre antepone la disponibilidad de una aplicación al hecho de pensar en los posibles efectos colaterales relacionados con la seguridad que podría haber, aceptando normalmente las condiciones que suelen aparecer cuando descarga aplicaciones. Esto hace que, desde el punto de vista del usuario, estemos totalmente indefensos ante cualquier ataque de seguridad, porque estamos compartiendo cualquier dato que tenemos en el dispositivo y, además, hemos aceptado compartir los mismos.
Centrándonos en el entorno universitario, hay una problemática que surge cuando se usan unas herramientas genéricas para hacer tareas específicas. Imaginemos que no tenemos un sistema de enseñanza virtual en un gestor de contenidos para enseñar, y, en su lugar se usa una carpeta compartida. Aquí es exactamente donde se incurre en esta problemática de seguridad, porque el profesor no es consciente de que en esa carpeta compartida está la lista de clase, los datos personales de los alumnos, las calificaciones, no saben dónde está almacenada esa carpeta, no gestionan bien cómo se comparte la misma…Sin embargo, cuando se diseñan herramientas específicas fines concretos, como es la docencia, se garantiza a los usuarios de forma transparente qué están cumpliendo. En nuestro caso, si todas estas tareas las realiza el profesor en nuestro campus virtual, como éste está acotado, hay una auditoría, etc., es más difícil que se produzca ese problema de seguridad. Es decir, es fundamental usar cada herramienta para el fin para el que tiene que ser usado y no para otro.
En definitiva, no solo hay que educar a la gente en ciberseguridad, sino que también hay que dotarles de las herramientas y servicios necesarios para llevar a cabo cada tarea concreta.