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Tartamudez: el 5% de niños españoles entre 2 y 5 años padecen este trastorno del habla

  • Existen más personas de sexo masculino que femenino con esta dificultad
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La tartamudez afecta a más de 70 millones de personas en el mundo y en España la cifra alcanza los 800.000, concretamente, alrededor de un 2% en adultos y un 5% en los niños. El tartamudeo o disfemia es un trastorno que se caracteriza por la dificultad en la fluidez del lenguaje, con síntomas como la repetición o prolongación del sonido y el titubeo que se alarga demasiado entre dos palabras. A esta interrupción, también se añaden en algunos casos pensamientos y sentimientos negativos como el miedo, el estrés, la baja autoestima, que puede condicionar las vidas de estas personas. Por lo general se inicia en la infancia, aproximadamente entre los 2 y 5 años. Existen más personas de sexo masculino que femenino con esta dificultad, en una proporción de 4 a 1. Este trastorno ha provocado que el 84% de los adultos manifiesten que han tenido dificultades para hacer amigos en la infancia y el 51% de esta cantidad consideran que la única causa fue la tartamudez.

La escuela se puede convertir en un lugar desagradable para el alumno que tartamudea, principalmente por los problemas relacionados con la participación oral en clase y lo que puede provocar el acoso escolar. El individuo sabe lo que quiere decir, pero el discurso se interrumpe de manera voluntaria, lo que genera estrés e inseguridades. A pesar de la evolución de la enseñanza, algunos docentes reconocen que la situación no ha mejorado debido a la escasa formación que tienen de este trastorno.

La Fundación Española de la Tartamudez es una entidad sin ánimo de lucro dedicada a actividades de interés público y social a nivel nacional. Su principal objetivo es ayudar a todas aquellas personas que tartamudean para intentar mejorar su calidad de vida. Yolanda Sala, Vicepresidenta de la Fundación afirma que: "La tartamudez puede provocar consecuencias graves en un niño si no se gestiona de una manera adecuada". Para ello, es necesario que el niño se sienta aceptado. No obstante, la dificultad de la situación suele hacer que el alumno adquiera una serie de actitudes negativas: evitar leer en voz alta, dejar de contestar a alguna pregunta o evitar actividades en equipo.

A la hora de detectarlo y pasar a la acción, Yolanda manifiesta que: "Desde la Fundación llevamos a cabo la misión de concienciar a todas aquellas personas que conforman el entorno del niño sobre la importancia que tiene la detección precoz de las disfluencias infantiles". Cuando las primeras disfluencias salgan a la luz los profesionales recomiendan acudir a un logopeda especializado para poder realizar un diagnóstico diferencial a través del cual se podrán evaluar los criterios pertinentes e iniciar un tratamiento adecuado. No solamente tendrán un papel fundamental los logopedas, sino que el círculo que rodea al niño (padres y educadores) deberá estar plenamente informado.

Según las investigaciones que se han realizado a la hora de examinar las causas de este trastorno del habla, se ha llegado a la conclusión de que se trata de un problema de integración de los "circuitos neurológicos". Esto elimina la posibilidad de que la tartamudez esté provocada por un acontecimiento del mundo exterior. Algunos criterios que pueden indicar la posibilidad de una Tartamudez Persistente del Desarrollo son: tener antecedentes personales, ser varón, presentar algún trastorno del lenguaje, disfluencias atípicas, etc. "En los niños disfluentes a partir de los 8-10 años, la cosa se agrava un poco más. No solo hacen repeticiones o prolongaciones, sino que además desarrollan una serie de actitudes para salir de esos bloqueos", indica Yolanda. Esto puede desembocar en una no inclusión de un grupo social, siendo el blanco de burlas y bromas. De hecho, el 83% de adultos se sintió en alguna ocasión víctima de acoso por parte de los compañeros por causa de la timidez.

Desde la Fundación llevan a cabo campañas de sensibilización, normalización e información a la sociedad acerca de la tartamudez, sus causas, pautas de actuación, etc. "Desde el 2002 la Fundación ha estado allí donde la sociedad o los medios de comunicación no han sido justos o no han dado una imagen correcta de las personas con tartamudez", apunta la Vicepresidenta. La filosofía que ha inspirado la razón de ser de la Fundación se basa en la convicción de que las personas que tartamudean, como cualquier otra persona, tienen su sitio y han de desarrollarse con la seguridad de que pueden prosperar e integrarse totalmente en la población.

Métodos de ayuda

En la actualidad existen determinados métodos de diagnóstico que permiten diferenciar los errores normales de la fluidez, de las expresiones, etc. Yolanda tiene una posición clara en este sentido: "Mi recomendación es que cada niño tiene una tartamudez diferente y necesitan métodos y enfoques individualizados. Lo que me preocupa realmente es formar siempre a los profesionales para que se especialicen en esta materia de forma adecuada".

De entre todas las investigaciones que se han llevado a cabo en la Fundación, la más relevante ha sido el Método Lidcombe, desarrollado por un equipo de investigación dirigido por el profesor Mark Onslow, compuesto por investigaciones de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sídney. Es un método ideal para los más pequeños, en el cual, a modo de juego, el niño consigue una integración social y verbal, participando en ello toda la familia, incluidos los docentes. Este programa está centrado en el tratamiento temprano de la tartamudez y es utilizado por el 80% de los logopedas australianos. Yolanda indica que a pesar de todo: "No existe una cura en estos momentos para la tartamudez. La logopedia y la psicología nos pueden dar herramientas para convivir con esta peculiaridad y poder comunicarnos con más facilidad".

Otro de los programas que destaca en España es el método McGuire, que transforma a las personas que tartamudean en elocuentes, con herramientas y técnicas de respiración. El foco de atención lo ponen no sólo en sus comportamientos, sino que también en sus creencias, percepciones, emociones y estado físico.

Formación de los docentes

Los niños con tartamudez necesitan sentirse aceptados en el entorno escolar. De esta forma, los docentes deben hablarles en privado y transmitirles confianza y tranquilidad. Los grados universitarios como Magisterio y Pedagogía no incluyen excesiva formación específica sobre detección y atención del alumnado. Desde el punto de vista de Yolanda: "Los planes de estudio tanto de logopedia, psicología y magisterio tienen que evolucionar mucho para que los trastornos como la tartamudez tengan la atención que se requiere en el programa formativo".

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