El abandono y el fracaso escolar en España están a la orden del día, situando a este país como el segundo con mayor tasa de abandono detrás de Malta. La tasa media en Europa se mantiene en el 10,7 por ciento, pero en nuestro país asciende al 18,5 por ciento, según el Ministerio de Educación. Desde Bruselas se ha marcado una meta para el año 2020 con el objetivo de que esta cifra descienda hasta el 15 por ciento. No obstante, la educación está en continua evaluación por diferentes herramientas que ayudan a identificar dónde están los errores y cómo pueden solucionarse. En este sentido, en el informe PISA, España tiene un 11 por ciento de alumnos por debajo del nivel habitual, quedándose en el puesto 35 de 50.
Con estos datos, se analiza que, efectivamente la sociedad española y más concretamente los jóvenes de la generación actual sufren un problema de abandono y fracaso que muchas familias intentan solucionar enviándoles al extranjero para mejorar el idioma y para realizar un curso escolar en un sistema educativo diferente. Algunas de las creencias más extendidas del por qué de estos problemas, es la falta de esfuerzo o de atención por parte del alumno, sin embargo, esto no tiene por qué ser así, ya que los exámenes y las pruebas de evaluación solo demuestran una parte del rendimiento del alumno. En España el método educativo se basa en metodologías tradicionales caracterizadas por la memorización de la teoría y, a pesar de que se está mejorando esta técnica dándole prioridad a otras pruebas, los resultados no son tan positivos como se esperan. En este contexto, han surgido numerables críticas al sistema educativo español que pretenden una mejora en las técnicas de enseñanza y aprendizaje, que sigan la metodología de otros países como Canadá o Estados Unidos, en los que prima la participación del alumno en las aulas o el trabajo en equipo.
Al no alcanzar el nivel exigido, los alumnos empiezan a sacar malas notas e incluso se llega a repetir el curso, hecho que en muchas ocasiones no beneficia al alumno. Con esto pueden llegar muchos factores que ayudan a encontrar dónde está el problema: la depresión, la ansiedad, la falta de sueño, los trastornos de aprendizaje como la dislexia o el Trastorno por Déficit de Atención, pueden ser algunas causas que entran en juego en el fracaso. Lo importante es detectarlos a tiempo y tratar de revertir la situación con diferentes soluciones. Bien mediante la motivación y la involucración en el problema o, lo que muchas familias escogen: permitir que sus hijos cambien de sistema educativo y estudien durante un curso en el extranjero.
En este sentido, Irlanda es uno de los destinos más seleccionados por situarse por encima de la media en el informe PISA y en segundo lugar en comprensión lectora, superado solo por Finlandia con un punto de diferencia. La opción de estudiar en este país no solo permite aprender inglés, sino que im-plica muchas otras ventajas para los alumnos, como más autonomía y madurez. Hay agencias que se encargan de organizar el viaje y la estancia de aquellos estudiantes que decidan pasar unos meses de su curso académico en Irlanda. Los jóvenes pueden escoger desde participar el año académico entero o uno de los dos trimestres.
En lugar de escoger un destino que económicamente saldría más caro como puede ser Estados Unidos, Irlanda tiene una serie de ventajas en las que cumple con los requisitos adecuados. Una de ellas es que ofrece muchas facilidades de escolarización en colegios públicos. Además, todos los centros tienen una serie de plazas reservadas dedicadas únicamente a escolarizar niños de fuera de Irlanda. La proximidad del país de origen y de destino es un punto a favor, ya que se encuentra a exactamente dos horas y veinte minutos en avión.
Desde EBI Idiomas manifiestan que cada vez son más los estudiantes que con el apoyo de sus familias deciden ir a Irlanda a realizar un año académico: "A pesar de ser un gran número de españoles, cada uno va a regiones de Irlanda diferentes y están en entornos internacionales con estudiantes de otras nacionalidades (alemanes, italianos, rusos) y, por supuesto, irlandeses nativos", lo que les asegura la práctica del inglés y la inmersión cultural.
La educación en este país se distribuye de forma diferente a España. La obligatoria va desde los seis años hasta los 15 y no se entra en los cursos escolares por el año de nacimiento, sino por la edad del niño. Es decir, para cursar primero de Primaria se debe tener los 6 años cumplidos el 1 de septiembre, y para cursar primero de Secundaria es necesario tener 12 años cumplidos el 1 de septiembre. Esta medida permite que, en el momento en el que se incorpora un niño, dependiendo de su edad, puede que tenga que repetir el curso que ya ha hecho en España previamente.
En cuanto a las edades aproximadas de los jóvenes que se lanzan a realizar esta aventura, EBI Idiomas afirma que: "La mayoría tiene entre 15 y 17 años y realiza en el extranjero 4º de la ESO y 1º de Bachillerato, pero también hay estudiantes de entre 12 y 14 que realizan los cursos de 2º y 3º de ESO".
A diferencia que en España, la educación se basa en dos materias principales: las matemáticas y el inglés. El resto de asignaturas se realiza a través de proyectos y trabajos. El sistema educativo irlandés está por encima del español, del inglés y del francés. Concretamente, en la asignatura de Ciencias, está en el puesto 19 y España en el 30; en Comprensión lectora, se sitúa en quinto lugar y España en el 25 y en Matemáticas, Irlanda está en el puesto 17 y España en el puesto 32, según el Informe PISA.
Otra de las diferencias significativas que hay entre estos dos países es el sistema de evaluación. En Irlanda, durante toda la Secundaria solo hay dos exámenes, uno en 3º y otro en 6º; el resto son controles o test que se basan en una evaluación continua.
A pesar de que puede ser un paso complicado para dar con tan poca edad, EBI Idiomas admite que "realizar un curso en este país es una experiencia inolvidable para los estudiantes, que vuelven muy contentos".
Iniciativas políticas de mejora
Según la OCDE, este país tiene buenos resultados en muchas medidas de bienestar general. Se sitúa por arriba del promedio en empleo y remuneración, vivienda, seguridad personal, estado de la salud, educación y competencias, etc. La educación adquiere gran importancia en este país, y es que el 80 por ciento de los adultos entre 25 y 64 años de edad ha terminado sus estudios, cifra mayor que el promedio de la OCDE del 74 por ciento. El programa Ofrecer Igualdad de Oportunidades en las Escuelas (DEIS) es una política nacional que se centra en niños de grupos desfavorecidos mediante un sistema estandarizado que identifica el nivel socioeconómico de cada escuela. Además, mediante un Programa de Apoyo Escolar se esfuerzan por brindar los recursos y el apoyo necesario a las escuelas. Algunas de las iniciativas van desde la educación para la primera infancia, objetivos de proporción estudiantes-profesores, profesionalización de los directivos escolares y docentes, etc. Estas medidas han influido positivamente en las calificaciones en lectura y matemáticas obtenidas en escuelas urbanas y rurales.