
La educación superior en España ha estado siempre enfocada hacia la universidad, dejando de lado a una de las opciones que en la actualidad se está abriendo paso con un sistema que combina la práctica con la teoría, y que está ganando puntos en cuanto a especialización se refiere: La FP.
La Formación Profesional engloba a todos los estudios y aprendizajes encaminados a la inserción, reinserción y actualización laboral, cuyo objetivo principal es aumentar y adecuar el conocimiento y habilidades de los actuales y futuros trabajadores. En España se encuentra regulada por la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), que establece cómo se puede acceder al Ciclo Formativo de Grado Medio y al de Grado Superior. Para el primero de ellos se exige o el título de ESO o superar una prueba específica. Para el segundo se podrá acceder tras haber obtenido el título de Bachillerato y, además, en 2016 se estableció que teniendo el título de Grado Medio se podría acceder directamente al Superior.
La Fundación ATRESMEDIA, la Fundación MAPFRE y el IESE han elaborado de forma conjunta el Informe "Reflexiones sobre la Formación Profesional de Grado Medio y Superior en España". El marco estratégico de Educación y Formación 2020 marca unos objetivos de los que España se encuentra aun relativamente lejos. Entre ellos aparecen dos que son los retos para la FP: el abandono escolar temprano y la transición al mundo laboral de los jóvenes españoles.
Las edades más frecuentes de acceso son los 17 y 18 años para el Grado Medio (19,6% y 19,4% respectivamente), destacando un 14% del alumnado que accede con más de 30 años, y los 18 y 21 años para el Grado Superior (51,9% en conjunto). Las Comunidades Autónomas que más destacan en Grado Medio son Cataluña, La Rioja y la Comunidad Valenciana y en Grado Superior, el País Vasco. Las familias profesionales que más aceptación han despertado entre los alumnos son Sanidad, Administración y Gestión, Informática y Comunicaciones, Electricidad y Electrónica, Hostelería y Turismo y Transporte y Tratamiento de Vehículos, según el estudio.
El desempleo juvenil es una de las graves consecuencias de la última crisis económica. En España esta tasa alcanzó el 50%. La empleabilidad desempeña un papel fundamental en la capacidad de la FP para atraer a los jóvenes. El primer paso para mejorar la adecuación de la oferta formativa de esta formacióm a las necesidades de las empresas y, por tanto, mejorar el acceso a puestos de trabajo de los alumnos es conocer qué titulaciones demanda en mayor medida el mercado laboral. En este sentido, el 32% de las ofertas de empleo publicadas en 2016 tienen entre sus requisitos que los candidatos cuenten con un título de Formación Profesional y, en concreto, entre Técnico Superior y Técnico Medio.
La empleabilidad juvenil es uno de los propósitos
Según el informe analizado, la Formación Profesional afronta un momento de transformación y cambio, imprescindible para desempeñar el papel que le corresponde en el mercado laboral y en la sociedad en su conjunto. Los objetivos generales que debe perseguir pasan por la capacitación y la empleabilidad de los jóvenes a través de una mejor adaptación a las necesidades del entorno empresarial. Tras el encuentro con el focus group realizado con varios jóvenes, se ha llegado a varias conclusiones entre las que destacan que la dicotomía Bachillerato-FP, les parece equivocada. Piensan que debería haber un término medio para ambas formaciones y que las dos deben ofrecer tanto práctica como teoría. Además, la mayoría desconoce el amplio abanico de titulaciones que tiene la Formación Profesional. Les gustaría aprender de otra manera tanto en la FP como en el Bachillerato, es decir, dejar atrás el sistema educativo que se basa en la retención temporal de contenidos, que se olvidan de forma casi automática tras pasar las pruebas de control. Por su parte, lo que más valoran de la FP son las prácticas, siendo éstas un elemento falto en la oferta