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Autodidactas 2.0: cuando aprender ya no es una obligación

  • Debemos dejar de entender el aprendizaje como algo tedioso
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Aprender, del latín apprehendere, significa adquirir conocimiento, experiencia. Es una de las capacidades más destacables del ser humano; un proceso de observación, razonamiento y estudio con el cual conseguimos ganar o modificar habilidades, destrezas o competencias. Parece lógico pensar que empleemos esta importante función en algo que nos provoque interés.

Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad, el ser humano ha tenido que emplear dicha capacidad para adaptarse a las diferentes circunstancias a las que ha tenido que ir haciendo frente. Precisamente esta función de aprender es la que le ha llevado a sobrevivir hasta la actualidad, a diferencia de las miles de especies que ya no existen.

Podemos hablar entonces de "la necesidad" histórica de aprender para avanzar, sin duda alguna. El ser humano, por ejemplo, ha tenido que aprender a hacer el fuego, cazar, sembrar... Siempre hemos ido aprendiendo por necesidad. Quizá esta ha sido la quintaesencia de los sistemas de educación tradicionales: aprender "lo que nos hace falta" para conseguir un trabajo, ser valorados en la sociedad y poder sobrevivir y condensarlo en forma de etapas de educación obligatoria para todos los individuos, una base necesaria.

Sin embargo, llega un momento de la vida en el que el aprendizaje de nuevas habilidades y destrezas deja de ser una obligación o necesidad y empieza a convertirse más en una opción. Gracias a las nuevas tecnologías, optar por este camino de formación constante sobre lo que nos interesa, lo que nos gusta o nos motiva es mucho más sencillo. Ahí está la revolución digital del aprendizaje y la enseñanza: hemos encontrado la manera de personalizar nuestro aprendizaje: cultivarnos en lo que queramos, cuando queramos y cómo queramos, y también la forma de enseñarlo a otros. Esto es lo que ha dado lugar a una nueva generación; la de los autodidactas 2.0.

Internet ha sido responsable de despertar de nuevo en nosotros la capacidad de aprender por nuestra cuenta, algo que parecía casi una utopía cuando la única manera de aprender posible era en una escuela, con un profesor, una pizarra y un libro. Una persona que lleve por ejemplo treinta años de trayectoria profesional habrá tenido que enfrentarse al uso de nuevas herramientas y programas de software en su puesto de trabajo, la llegada de las redes sociales, el aprendizaje de términos como networking, o la necesidad de dominar nuevos idiomas. Es decir, en el tiempo que le quede de actividad laboral deberá aprender nuevas habilidades aún no definidas, por lo que la capacidad de autoaprendizaje es ya uno de los requisitos que las empresas valoran más a la hora de contratar.

De hecho, en el último informe "Future of Jobs Report 2018" del Foro Económico Mundial se recogen datos tan llamativos como que el avance de la robótica y la Inteligencia Artificial dejará obsoletos 75 millones de trabajos o como la cifra de que un 54% de los empleados necesitarán formación para actualizar sus habilidades o adquirir otras nuevas.

Las gigantes tecnológicas ya lo saben, y mientras un grado universitario es uno de las principales requisitos para los candidatos a muchos empleos, hemos sabido recientemente que en el caso de algunas como Google, IBM, Alphabet o Apple, el hecho de que alguien haya sabido abrirse paso en el mundo y adquirido habilidades y experiencia gracias a sí mismo es prueba más que suficiente de que el candidato bien requiere una oportunidad. Un alto cargo de talento de una de estas grandes compañías llegó a confirmar en una entrevista que más de uno de cada diez empleados de su empresa en Estados Unidos no tienen título universitario debido a que cada vez se valora más la experiencia en la industria por placer y autoaprendizaje.

Afortunadamente, hoy en día, en los 30 minutos previos a meternos en la cama, con el ordenador personal en casa podemos aprender cómo utilizar ese programa informático que ha salido al mercado hace unas semanas o empezar a conocer las palabras de un idioma nuevo. Aunque no existen aún cifras exactas de todos los estudiantes que optan por el e-learning (grados, másteres, cursos de idiomas, etc.), la tendencia es una realidad.

Dadas las posibilidades que nos abre la era digital, debemos dejar de entender el aprendizaje como algo tedioso, rígido, que se tiene que realizar únicamente con el fin de obtener un título. Ha llegado el momento de disfrutar de todo el proceso, para conseguir una habilidad que vayamos a poner en práctica y nos reporte una satisfacción real y oportunidades laborales plausibles.

Sin embargo, esto no quiere decir que las nuevas formas de aprendizaje dejen de requerir esfuerzo y compromiso a largo plazo para adquirir conocimientos y competencias. La autodisciplina no puede desaparecer en un proceso formativo autodidacta para conseguir resultados, pero esta es mucho más sencilla si va acompañada de motivación. En conclusión, la meta no puede consistir únicamente en la obtención de una nota o un diploma: el saber no debe ser entendido como un medio, por lo que es necesario que la educación evolucione junto con la sociedad, pasando por la personalización de los procesos de aprendizaje y la tecnología.

Elaborado por Denisse Halm, Directora General de Udemy para España e Hispanoamérica

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