
Antonio Largo Cabrerizo asume el cargo de Rector de la Universidad de Valladolid con el reto de "sacarla de la atonía de los últimos años". Rejuvenecer y estabilizar la plantilla, ampliar las aulas a estudiantes extranjeros y la Docencia 4.0 serán sus principales frentes.
¿Cuál va a ser su prioridad?
La primera es hacer una planificación a 10-15 años que saque a la UVA de la situación de atonía y de inmovilismo que nos estaba penalizando frente a otras universidades. Eso se traduce en trabajar en una plantilla que sea adecuada. Nos preocupa mucho que dependamos de figuras inestables y precarias, como la del profesor interino. Otra, es la estabilización de la plantilla, muy constreñida por la tasa de reposición. Hay Facultades, como la de Medicina, que tiene un personal muy envejecido y la situación puede llegar a ser crítica.
¿En materia de titulaciones?
Queremos hacer una oferta atractiva, potente y que sea, desde el punto de vista formativo, adecuada para que proyecte a nuestros estudiantes hacia su salida profesional. Los títulos de grado están razonablemente bien, pero en los de postgrado tenemos más debilidad. Vamos además a potenciar la internacionalización con semestres internacionales en grados y másteres que se impartan totalmente en otros idiomas. Queremos tener capacidad para atraer estudiantes extranjeros y también para añadir un valor formativo a nuestros estudiantes.
Las tasas en Castilla y León son de las más altas de España. ¿Pedirá a la Junta una rebaja?
Pedimos sensibilidad porque las tasas son las terceras más altas de España. El camino que se tiene que recorrer es una rebaja cuantitativamente más sensible que se perciba como sustancial. El 5% que se ha dado es sólo un pasito.
Respalda un EBAU único ¿Por qué?
Si los estudiantes van a competir en un distrito único no es lógico que tengamos 17 modelos de acceso distintos, porque entonces no todos juegan en igualdad de condiciones.
La Universidad sigue recibiendo críticas por su lejanía con el tejido empresarial. ¿Cómo piensa solucionarlo?
Eso hay que matizarlo. Tenemos que formar buenos profesionales pero también que tengan una capacidad de respuesta adaptativa. No podemos focalizarnos a una formación excesivamente especializada porque luego el recorrido profesional puede ser muy diverso. Lo que tenemos es que formarle con unas competencias adecuadas, transversales en tecnologías y en idiomas. Y sobre todo en la etapa de másteres, a través de las prácticas en empresas o con una vinculación de actividad más relacionada con la empresarial, que entren en contacto con la realidad que se van a encontrar. Ahí reconozco que tenemos un déficit. Pero también las empresas deben hacer una aproximación. Muchas veces buscan primero fuera y quizá tendríamos que interaccionar de manera más adecuada.
La digitalización lo inunda todo. ¿Tiene que avanzar la UVa en ese aspecto?
Estamos haciendo todo lo que podemos, por ejemplo, en simplificación burocrática. Pero sobre todo tenemos que volcarla en la docencia para que nos abra nuevos campos a los que acceder, como gente que está trabajando y no puede seguir una docencia semipresencial para complementar una formación que tiene que ser a lo largo de toda la vida. Pero tampoco podemos perder el norte. No debemos perder la misión formativa y creer que con una base tecnológica lo vamos a arreglar todo. Puede ser un instrumento muy eficaz pero no es el fin último. Tenemos que impulsar la Docencia 4.0 para incrementar el valor formativo de nuestra oferta, pero no la vamos a poder sustituir, ni es deseable, ni sería bueno.