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La formación: llave maestra de la transformación digital y el progreso

  • La falta de formación no puede ser un lastre del progreso.

En los últimos años se ha venido dando un cambio de mentalidad, de estrategia y de metodología en las empresas, provocando un desarrollo de las estrategias de transformación digital y tecnológica en todas las disciplinas y todas las profesiones. A nivel tecnológico, el mundo avanza hacia la automatización, la robotización, la inteligencia artificial, la impresión 3D, el análisis de grandes volúmenes de datos para tomar decisiones acertadas, etc. y esto va a implicar, sí o sí, una transformación de procesos de trabajo y productivos y, como consecuencia, la adquisición de nuevos conocimientos. Todos estos cambios, no sólo van a transformar los empleos ya existentes, también van a suponer nuevas oportunidades de negocio que crearán nuevas ocupaciones y nuevos oficios.

Sin embargo, esta transformación digital no va tan rápido como se desea, debido en gran parte a las dificultades a la hora de encontrar profesionales especializados en I+D+i. Sólo en España hay más 350.000 puestos de trabajo sin cubrir debido a la falta de competencias digitales. Para reducir esta brecha es clave unir el mundo de la educación y el sector profesional para satisfacer la demanda de profesionales cualificados. Sólo así se puede conseguir un mercado laboral realmente competitivo a nivel mundial, complementando la formación de los profesionales en aquellas disciplinas de mayor proyección. Así, las principales disciplinas versan sobre big data, inteligencia artificial, negocio y analítica digital, applied machine learning, compra programática, chatbots, experiencia de usuario…

Por todo ello, nos encontramos en un momento en el que la mejor opción de los trabajadores es volver a cualificarse, recuperar las aulas para aprender disciplinas complementarias a sus profesiones que les permitan evolucionar como profesionales. De hecho, sólo en nuestro país se necesitarán 3 millones de profesionales con formación digital para el año 2020. Las necesidades corporativas han estado yendo más rápido que la formación y es necesario invertir esta tendencia.

En esta revolución tecnológica que estamos viviendo, vamos a pasar por dos fases muy claras en lo que se refiere a la cualificación. Una primera fase -en la que nos encontramos actualmente- en la que los trabajadores se forman, en un alto porcentaje de manera proactiva, en disciplinas nuevas a través de entidades privadas que ofrecen formación especializada complementaria a la formación actual. Y una segunda fase, que tendrá lugar en el futuro, en la que las universidades ya habrán desarrollado los programas hacia las profesiones del mañana.

La mayoría de los nuevos empleos van a ser para perfiles mixtos y muy especializados en los que el conocimiento tecnológico sea uno de los valores más relevantes, pero que se mezclarán con otros conocimientos. De esta manera, se desarrollarán profesiones como el ingeniero-médico, que es capaz de diseñar órganos en bioimpresión 3D y que es conocedor de los avances tecnológicos que les permiten usar nuevas herramientas y técnicas más eficaces y menos invasivas; el agricultor-ingeniero o agricultores con un alto conocimiento en tecnología, que puedan ofrecer productos de calidad (ecológicos) a un precio alcanzable; el programador lingüista, que puede enriquecer los lenguajes de programación a través del conocimiento de los lenguajes naturales; el sociólogo con conocimientos de programación para desarrollar los nuevos mundos de realidad aumentada o virtual; constructores y arquitectos con conocimiento de impresión 3D para diseñar edificios que se auto-reparan; técnicos de asistencia sanitaria asistido por IA cuyo trabajo podrá ser presencial o en remoto con la ayuda de la IA; IT con conocimiento del negocio; o desarrolladores de redes neuronales con conocimientos de humanidades.

Para estas profesiones no hay ni carreras creadas. Y durante el tiempo que dure la adaptación de la universidad a la nueva realidad laboral, tendremos que optar por bloques pequeños de formación muy especializada, pero en diferentes materias que ayuden a perfilar a ese trabajador versátil que se adapta con facilidad a los cambios y que es lo que necesitan las compañías en épocas de cambios.

La falta de formación no puede ser un lastre del progreso, pues es fácilmente subsanable y está en nuestras propias manos.

Elaborado por Mayte Ruíz de Velasco, directora del Digital Innovation Center

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