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El I Seminario sobre Financiación Universitaria reclama un sistema estable y previsible

  • El encuentro ha permitido comparar los diferentes modelos en funcionamiento en Europa.

El rector de la Universidad de Barcelona, ??Joan Elias, ha inaugurado hoy el I Seminario sobre Financiación Universitaria, que ha tenido lugar en el Aula Magna del Edificio Histórico. El rector ha expresado el deseo de dar continuidad al encuentro y que se convierta en un referente. En su bienvenida a los asistentes, ha querido recordar también lo que para él es un factor prioritario en este tema a debate: el relevo generacional del personal académico y del personal de administración y servicios, y ha señalado que para el buen funcionamiento de las universidades, hay que pasar del voluntarismo a la sostenibilidad. "El futuro de nuestra sociedad depende en buena parte de cómo formamos nuestra juventud", subrayó.

Por su parte, el secretario de Universidades e Investigación de la Generalitat, Arcadi Navarro, calificó "de imprescindible" un debate sobre financiación. "Hay una mejora, ya, del sistema de financiación, sobre todo pensando en las generaciones futuras", afirmó. También manifestó agradecimiento por el sobreesfuerzo de la comunidad universitaria durante los últimos años de crisis y por haber mejorado incluso, a pesar de las circunstancias poco favorables, el posicionamiento de los centros catalanes. Igualmente, ha querido resaltar "la enorme retorno a la sociedad de la actividad universitaria y su impacto en el territorio".

La primera ponente de la jornada ha sido la británica Jill Johnes, de la Universidad de Huddersfield, que en su intervención explicó como Inglaterra se ha pasado de un sistema de financiación centralizado basado en la negociación y en la asignación de los ingresos necesarios para desarrollar las funciones de cada universidad, a un sistema descentralizado en base al rendimiento alcanzado. También se ha pasado de una universidad gratuita para los estudiantes en 1998 a una universidad, actualmente, en el que una gran parte de la financiación proviene de las tasas que pagan los alumnos. Este cambio, remarcó, ha supuesto un sistema de préstamos para los estudiantes, que pagan en función de sus salarios una vez graduados e incorporados al mercado laboral, y que se ha extendido también a las enseñanzas de máster y de doctorado. Según Johnes, de este modo, las universidades británicas han logrado una eficiencia razonable también en cuanto al acceso de los estudiantes a la universidad. Entre algunos de los sistemas de mejora implementados en las universidades británicas ha mencionado el Teaching Excellence and Student Outcomes Framework y el Research Excellence Framework, que sirven para reconocer la excelencia de las universidades y que se quieren aplicar también a las actividades de transferencia. Entre los retos de futuro de las universidades de su país, Johnes ha apuntado la necesidad "de asegurar la fortaleza financiera y afrontar los cambios demográficos".

Ben Jongbloed, de la Universidad de Twente (Holanda), ha destacado en su intervención que la financiación universitaria debe conseguir no sólo los objetivos clásicos -garantizar el acceso, la calidad y la eficiencia-, sino también buscar la 'excelencia en docencia y en investigación, y que las investigaciones relacionadas con una tarea de innovación. Además, ha apuntado el hecho de que no todas las universidades tienen que hacer lo mismo, y que hay que incentivar el emprendimiento entre los estudiantes. Asimismo, ha puesto especial énfasis en la diferencia de concepto entre financiar según el costo para lograr un objetivo o bien hacerlo sobre la base de los resultados obtenidos, un debate que, afirmó, está muy presente en los Países Bajos. En su intervención ha hecho patente la heterogeneidad que existe en Europa, por ejemplo en cuanto a las tasas que pagan los estudiantes. También ha hecho mención a los contratos por rendimiento que se han introducido en las universidades holandesas, por lo que el gobierno negocia con cada universidad los términos de la financiación que recibe. Finalmente, ha presentado la financiación universitaria como una pirámide en la base de la que se situaría la financiación estable de los investigadores y sus equipos, mientras que la parte superior del ocuparían varios centros de excelencia con financiación sobre resultados.

Juan Hernández, de la Universidad de Jaén, ha aportado cifras sobre la financiación de las diferentes universidades públicas de España y las diferencias entre las comunidades autónomas. Una de las conclusiones que ha destacado es que la financiación de las universidades es procíclico: empeora si lo hace el PIB y a la inversa. "Esto no permite hacer planes", denunció. También ha constatado la tendencia a la privatización de la universidad a través de un incremento del peso de las tasas de los estudiantes en la financiación. El profesor ha defendido una financiación estructural para las universidades, también para su labor de investigación, "si no, quien investiga arruina". En cuanto a las tasas que pagan los estudiantes, manifestó que se deberían establecer según la renta per cápita de cada uno. Ha terminado la intervención señalando los aspectos positivos a pesar de todos los problemas: "No hemos bajado la tasa de graduados, hemos implantado el espacio europeo y la estructura de másters con menos profesores y hemos mejorado en el rendimiento académico del alumnado".

Durante la tarde ha habido un debate entre José Pallarès, director general de Universidades de la Generalitat; Josep M. Vilalta, secretario ejecutivo de la Asociación Catalana de Universidades Públicas; Francesc Xavier Grau, ex rector de la Universidad Rovira i Virgili; Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada de la UB, y José García-Montalvo, catedrático de Economía de la UPF. Entre otros temas, se ha abordado el debate sobre cuántos recursos que hay que destinar a las universidades. En este sentido, los ponentes han señalado que hay que garantizar una suficiencia financiera y la estabilidad. También se ha enfatizado la necesidad de tener un sistema previsible de financiación y se ha analizado el peso que deben tener las aportaciones privadas, concretamente las tasas de los estudiantes. Aquí se ha señalado que hay que tener en cuenta la realidad del país y de su sistema fiscal y se ha producido un debate sobre la necesidad o no de las tasas que pagan los alumnos. Sobre la política de becas, se ha puesto de manifiesto que el sistema actual de becas es débil. Entre otras cuestiones, se ha defendido un sistema previsible y ha apuntado que también hay esfuerzos en las ayudas para bachillerato y ciclos formativos. Finalmente, todos los participantes coincidieron en que sería deseable la creación de una consejería de universidades, investigación e innovación en el próximo gobierno, si bien esto debería ir acompañado de los recursos necesarios y de una priorización política.

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