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¿Sufrir estrés en época de exámenes es normal?

  • El agobio puede jugar una mala pasada a estudiantes en momentos claves.

El estrés ante los exámenes consiste en una serie de reacciones emocionales negativas que algunos alumnos sienten ante los exámenes. Los altos niveles que pueden llegar a producir en una persona hacen que esta falle más de la cuenta. La aparición del estrés constituye un grave problema por el efecto negativo que ejerce sobre el rendimiento. Elena Gállegos, terapeuta de la UNINPSI (Unidad de intervención psicosocial de comillas ICAI-ICADE), explica que la ansiedad que nos permite estar activos a veces se convierte en algo negativo y es cuando empieza a ser un problema. Taquicardias, sudores, dolores de cabeza, ganas de vomitar…etc son algunos de los síntomas que sufren los alumnos al pasar por la ansiedad.

A la hora de analizar cuáles son las personas que lo sufren, Fernando Miralles, profesor de la Universidad CEU, explica que el problema está en la sociedad y en su cada vez más creciente demanda: "Empiezan a importar más los rankings en el colegio, en bachiller el alumno tiene que decidir lo que quiere hacer en un futuro, por lo que el estrés empieza antes". Elena Gállegos, sin embargo, expone un perfil común "son personas perfeccionistas, muy exigentes con ellas mismas".

Cuando se siente estrés, la frecuencia cardíaca aumenta para bombear más sangre al cerebro, a los pulmones y a los músculos, lo que a su vez incrementa la capacidad de concentración. Según Guillermo Ballenato, psicólogo del Centro de Orientación a Estudiantes de la Universidad Carlos III de Madrid, lo importante es ajustar el nivel de ansiedad a un punto medio, dado que "el rendimiento adecuado se obtiene a niveles medios de activación". De esta forma, cuando es bajo o alto comienza a ser un problema. Las personas tranquilas o excesivamente nerviosas tienden a equivocarse más, tanto en el proceso de adquisición de la información como en el desempeño de la misma. En palabras de Giuseppe Iandolo, profesor de Psicología de la Universidad Europea, "entre el 15% y el 25% de los estudiantes experimenta niveles elevados de ansiedad ante la evaluación". En ocasiones, el estrés se produce cuando el examen prevé un límite de tiempo ajustado.

En cuanto a la evolución de los casos de estrés y examinar si ha incrementado el número de afectados a medida que pasan los años, Fernando Miralles confirma que los niveles de ansiedad están creciendo por la presión que ejerce la sociedad, a lo que se une Elena Gállegos: "Cuando trabajamos con ellos lo que más les cuesta entender es que no hay que darle toda la importancia al ámbito educativo, hay que cuidar nuestra parte emocional". En definitiva, saber equilibrar el tiempo que dedicas al aspecto profesional con el área de descanso sea cual sea la edad que se tenga.

Sin embargo, Guillermo Ballenato difiere en esta cuestión y desde su postura en la universidad no considera que la ansiedad esté en pleno auge: "Llevamos dos décadas de orientación psicopedagógica y encontramos la variabilidad habitual". Sí que es consciente del alto nivel al que están expuestos sus alumnos en la Universidad Carlos III y observa que en ocasiones los niveles de ansiedad se disparan por el nivel de exigencia y de autoexigencia. En esta misma postura se encuentra Giuseppe Iandolo, que afirma: "He observado una evolución positiva del proceso formativo, pero no un incremento de los casos". Este profesor lanza un punto a favor de la enseñanza universitaria al haber tomado consciencia mediante metodologías activas, debates, actividades de aula interactiva, etc.

"Falta de asignaturas básicas"

Desde siempre se ha intentado buscar dónde está el foco del problema, qué hace que los alumnos sufran estrés y ansiedad en épocas de exámenes. Fernando Miralles y Elena Gállegos lo ven claro: la sociedad y cómo se está adentrando cada vez más en jóvenes con edad muy temprana. Guillermo Ballenato aporta un punto de vista diferente: "Hay una falta de las asignaturas básicas: no nos enseñan a comunicar, a vivir ni a ser felices". Opina que este desarrollo de la inteligencia emocional sería vital para saber gestionar las emociones propias. "Una persona sería más feliz si hay coherencia entre lo que dice, lo que piensa, lo que siente y lo que hace". La falta de autoestima también se deja ver en la sociedad de hoy en día, donde la mayoría de las personas se valoran muy por debajo de lo que realmente valen. Guillermo tiene claro qué hay que hacer para disparar el rendimiento de los alumnos cuya autoestima no está al 100%: "La motivación y el autoconcepto hay que reforzarlos". Por otra parte, Giuseppe Iandolo centra el foco del problema en los factores personales y en los ambientales: "los personales relacionados con su personalidad, motivación, autoconfianza (...) y los ambientales dependen del sistema de enseñanza".

Con la aplicación del Plan Bolonia en el sistema universitario español se ha cambiado en gran medida el método de evaluación. Sin embargo, son muchos los alumnos que se quejan de reducir todo a la memoria y en algunos casos salen beneficiados, pero en otros la dificultad para la memorización prevalece antes que cualquier cosa. Tanto Fernando Miralles como Guillermo Ballenato apuestan por el sistema de evaluación continua y premiar así el esfuerzo constante del alumno, lo que facilita el aprobado final. Sin embargo, Elena Gállegos manifiesta su preocupación por la reiterada crítica de todos los pacientes con los que trabaja por el tema de la memoria. El profesor de la Universidad Europea apoya el sistema que está llevando a cabo su universidad: "Nosotros adoptamos un sistema de calificación mixto basado en metodologías activas y prueba objetiva final". En este sentido, el 50% de la nota de cada alumno depende de su desempeño diario, y el otro 50% depende de la prueba objetiva final.

El ser incapaz o el tener dificultades para memorizar una asignatura puede desembocar en estrés y en agobio. Fernando Miralles expone un ejemplo en relación a esto: "Hasta el nivel de bachiller te preguntan cuál es la teoría de Descartes o cuál es la teoría de Sócrates. Pero en la universidad te piden cuáles son las diferencias entre las dos teorías". De esta forma deja de manifiesto que la evolución científica es mucho más elevada por la relación de conceptos. Guillermo Ballenato apuesta por dotar de recursos a los alumnos para poder optimizar su aprendizaje y resolver sus dificultades. De esta misma opinión parte también Giuseppe Iandolo: "existen estrategias y técnicas de aprendizaje eficaces para cada tipo de exigencia formativa". Sin embargo, no cree que el problema de la ansiedad ante los exámenes esté en la memorización de los contenidos, sino en la influencia de las emociones.

Concienciar a los alumnos de la importancia que tiene no dedicar todo el tiempo a la preparación de los exámenes y saber distribuir bien las actividades de ocio y estudio es tan importante que se han empezado a impartir cursos en algunas universidades. Por ejemplo en la Universidad San Pablo CEU disponen de un gabinete específico para que cuando los alumnos sufran ansiedad puedan acudir a un profesional. En la Universidad Carlos III existe un curso de Estrategias de Aprendizaje donde incorporan un apartado para esta situación de ansiedad. Además cuentan también con un curso sobre Inteligencia Emocional, donde según Guillermo Ballenato, los alumnos salen dotados de las herramientas necesarias para enfrentarse a cualquier situación que te imponga la vida. En la Universidad Europea los especialistas en este tema imparten un taller gratuito para adolescentes en los colegios que lo solicitan. Además, Giuseppe añade: "Ha habido algunos casos en los que, ante un examen objetivo final, hemos dedicado un poco de tiempo para la relajación progresiva".

A la hora de enfrentarse a un suspenso, la mayoría de los alumnos lo ven como algo muy negativo difícil de olvidar. Con esto tiene mucha relación el cómo afrontan un examen. En ocasiones dejan de comer, no duermen lo suficiente e ingieren bebidas energéticas que les ayude a estar despiertos. Elena Gállegos lo considera un trabajo a nivel cognitivo: "cómo consigo que un examen sea vivido como una situación de la que tengo que aprender. Ver cómo puedo superarlo y no vivirlo como un fracaso". Fernando Miralles se refiere a este momento como: "saber exponer lo que se sabe de una materia y con la evaluación continua es mucho más fácil". Por último, Guillermo Ballenato añade: "Cada asignatura es una oportunidad de crecimiento personal, por raro que parezca". Giuseppe, en este caso, apoya el trabajo cooperativo: "permite aprender más y mejor, flexibiliza nuestra manera de relacionarnos y permite definir tiempos y objetivos".

Los padres tienen un papel muy importante en el desarrollo emocional y cognitivo de los alumnos. En algunas ocasiones la presión parental ejercida se vuelve en contra de los hijos y el agobio aumenta. Según Fernando Miralles: "el que transmite la ansiedad al alumno es el centro de estudio y la familia, ya que el niño absorbe todo movimiento que se dé a su alrededor". En este sentido, también es relevante orientar a los padres sobre cómo tienen que actuar en determinadas situaciones. Elena Gállegos corrobora la trascendencia que tiene hablar con los padres sobre todo en edades más tempranas cuando todavía no está del todo desarrollada la personalidad del niño. La Universidad Carlos III de Madrid dispone de una sesión de orientación los primeros días de clase donde alumnos y padres son invitados para recibir toda una serie de consejos por parte de profesionales del centro. Giuseppe Iandolo opina que es fundamental que: "tanto el sistema educativo como laboral conozcan en profundidad el fenómeno del estrés y de la ansiedad y estén sensibilizados con ello".

En definitiva, enfrentarse a una situación alta de agobio en los exámenes hace que nuestro rendimiento disminuya. Los profesionales aconsejan saber dividir el tiempo entre lo emocional y lo profesional para poder lograr un equilibrio adecuado.

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