
El pasado lunes 16 de octubre se celebró el Día Mundial de la Alimentación. Según el último estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niños y adolescentes obesos en el mundo se ha multiplicado por diez en las últimas cuatro décadas, y las previsiones para el futuro no son halagüeñas
"Diversos estudios sobre hábitos y comportamientos de los jóvenes ponen de manifiesto la necesidad de intervenir con políticas de salud concretas en esta etapa de la vida", afirman desde la Universitat Jaume I (UJI ), a lo que añaden: "Teniendo en cuenta que la universidad en sí constituye un espacio de especial interés para la formación de los universitarios, el fortalecimiento como personas y la creación de futuros profesionales por su repercusión en la sociedad en general, se hace necesario implementar acciones para promover hábitos de vida saludables, así como ofrecer formación en valores".
Para muchos jóvenes, el paso a la universidad supone un cambio en sus hábitos alimenticios: "Habrá quien siga viviendo con su familia en la casa de siempre, otros compartirán piso o habitación en un Colegio Mayor o residencia y quienes pasen la mayor parte del día en la universidad", cuenta la experta en Nutrición Sarai Alonso, que aporta: "Siendo universitarios las inquietudes económicas son diferentes, se tiende a ahorrar para viajes, algún capricho, compras… pero a la alimentación se le destina la mínima parte. Se ofrecen productos a un precio y calidad bajos a este colectivo de estudiantes. Si la frecuencia de consumo es elevada aparecerán deficiencias nutricionales. Además, si hay falta de tiempo o aparece la 'pereza' se utilizarán alimentos ya preparados o precocinados que no supongan mucho esfuerzo ni mucha dedicación. El espacio también es importante, ya que el cuerpo necesita una rutina tanto en horarios como en el lugar donde desarrollar el acto ritual de las comidas (al igual que en la infancia). Si esta rutina se pierde aparece un desorden que al organismo le cuesta asimilar. Realizar las comidas en lugares no adecuados y sin prestar la atención suficiente va a impedir llegar a esa consciencia que comentábamos al principio.
Sarai Alonso además aporta el caso práctico de Diego, universitario de 19 años: "Los lunes como en la universidad porque tengo prácticas por la tarde y no me da tiempo a ir a casa así que, o me llevo un par de tuppers o pido un menú en el bar de la facultad. En cambio los martes y jueves voy con los compis a un local donde hay una oferta interesante al pedirnos una caña (te regalan una especie de pincho), así que ahí comemos todos juntos. El resto de días la verdad que improviso un poco, no tengo demasiado tiempo y acabo haciéndome cualquier cosa que me pueda tomar rápido en el sofá mientras veo un rato la tele y termino de pasar unos apuntes".
Mejorar con buenos hábitos
Según un estudio elaborado por alumnos del Grado de Nutrición Humana y Diétetica de la Universidad de Alicante, la mitad de los encuestados visitaban con cierta frecuencia locales de comida rápida: "Es un dato alarmante, pero sea por una reducción del poder adquisitivo o por la implantación de prácticas más saludables, el porcentaje de quienes frecuentan este tipo de restaurantes ha disminuido en estos últimos catorce años", aclaraban desde el centro.
¿Qué pueden hacer los estudiantes para tener unos buenos hábitos en su etapa universitaria? Sarai Alonso aconseja: "En primer lugar, deben ser conscientes de que de esos buenos hábitos puede depender su rendimiento universitario, su energía diaria y su bienestar físico y emocional. Es esencial contar con unos horarios de comidas que se adapten a la actividad diaria intentando variar lo mínimo y ser conscientes de lo que se toma en cada momento para conseguir una dieta variada y equilibrada. Una vez conocidos los horarios, las comidas deben distribuirse de tal forma que no pasen más de 3 horas de una a otra. Las medias mañanas y meriendas son obligadas para poder cumplirlo".
Blanca Rodríguez, Manager Marketing de Deliveroo España afirma: "Hay que tener en cuenta que los universitarios suelen tener poco tiempo que emplear en la cocina, pero sí les gusta comer bien igual que lo hacen cuando están en su casa familiar. El público universitario es realmente importante. Cuando empieza el curso universitario, en Deliveroo lo notamos".
Quesaritos, poke y hamburguesas, platos más solicitados
La compañía acaba de realizar un estudio en el que se recogen algunos de los hábitos alimentarios de los universitarios. La cocina tradicional española es una de las favoritas para los estudiantes de Ciudad Universitaria de Madrid, aunque la primera opción para los mismos son los quesaritos, una combinación de quesadilla y burrito. Otras variedades muy demandadas son el poke, plato de origen hawaiano hecho a base de arroz y pescado crudo que parece estar arrasando en la capital, y la comida griega.
En Barcelona, concretamente la zona universitaria Les Corts, la comida mexicana también gusta, pero la primera posición en el ranking lo ocupan las hamburguesas. También tienen éxito la cocina italiana y la japonesa. Blanca Rodríguez explica el por qué: "Hamburguesas, burritos o pizzas son las comidas preferidas por los jóvenes. En este sentido, los restaurantes más comunes de las zonas universitarias, tanto en Madrid como en Barcelona, son los que ofrecen comida de este tipo y Deliveroo entrega comida de los restaurantes cercanos".
Las horas más habituales para que los estudiantes hagan los pedidos son los viernes a las 21:20 horas y los domingos a las 20:00 horas para los madrileños: "Termina la larga semana de clases, es momento de relajarse y de disfrutar de una cena entre amigos o en solitario viendo su película o serie favorita". En el caso de la ciudad condal es la tarde del domingo y el lunes a las 21:00: "El fin de semana está llegando a su fin, suele haber algún partido de fútbol importante de LaLiga y los estudiantes se reúnen en torno a eso para pedir su comida favorita". Deliveroo experimenta un aumento del 38 por ciento en pedidos de este tipo de comida durante la época de exámenes.
La nutricionista Sarai Alonso concluye: "Nuestros cuerpos son sabios y a determinadas edades son capaces de soportar ciertos desajustes alimentarios, dando apariencia de salud y bienestar. Pero el futuro es el que nos debe preocupar. Estos malos hábitos a corto, medio o largo plazo saldrán a la luz en forma de problema cardíaco, sobrepeso u obesidad, hipertensión, aumento del colesterol…"