
El último informe español de la OCDE, el Panorama de la educación, publicado a comienzos de esta semana, ha revelado datos preocupantes: el bachillerato supone la mayor barrera para la continuación de los estudios y es donde se encuentra la mayor tasa de abandono escolar. Concretamente, casi uno de cada tres jóvenes entre 25 y 34 años, el 27,7% -una cifra más alta que la media de la Unión Europea en este 2022-, no ha estudiado estas enseñanzas postobligatorias y ha reducido notoriamente sus opciones de acceso al empleo. Así, tan solo el 24% de los jóvenes en la misma franja de edad, poseen como mínimo el título de bachillerato u otras enseñanzas equivalentes. Esto dibuja un panorama que muestra que la mitad de los jóvenes españoles actualmente no posee un título de educación superior.
Frente a ellos, la otra mitad de los jóvenes en la misma franja de edad sí posee estudios superiores, superando la media que presenta la UE para 2022. Este grupo presenta una tasa de empleo cercana al 80%, del 78% concretamente. Esta cifra se reduce conforme menor es el nivel educativo: los jóvenes con un título de secundaria postoblitoria disminuyen hasta nueve puntos porcentuales la tasa de empleo con respecto a los que cursan, por ejemplo, un grado universitario, alcanzando el 69% de dicha tasa. Por su parte, aquellos con niveles educativos inferiores la estrechan hasta casi en 20 puntos, logrando un 59% de tasa de empleo.
Así, la OCDE hace patente una constante durante todos estos años: "un nivel de educación alto está correlacionado con niveles bajos de desempleo, por tanto, a menor nivel educativo, mayor es la probabilidad de estar desempleado", según indican en el propio informe. A ello añaden que las altas tasas de empleabilidad de los estudios terciarios vienen provocadas por las demandas del mercado: "el nivel de formación alcanzado está directamente relacionado con la situación laboral, ya que el mercado laboral actual requiere, cada vez en mayor medida, de trabajadores cualificados".
Con todo ello, España presenta las tasas de desempleo más altas para todos los niveles de formación entre todos los países analizados por la OCDE y son más elevadas que la media de la Unión Europea en este 2022.
Asimismo, un nivel de educación elevado es sinónimo de una mayor estabilidad en los tiempos de crisis e incertidumbre, como el actual. "Una titulación de educación terciaria reduce el impacto de las crisis económicas en las tasas de desempleo. La crisis financiera de 2008 y la pandemia de 2020 afectó en mayor medida a la población con nivel inferior a la segunda etapa de educación secundaria", plasma la organización en el informe.
Mujeres universitarias
La expansión de la educación terciaria en estas últimas décadas ha tenido un claro benefactor: las mujeres. Las mujeres representan entre los jóvenes de 25 y 34 años el 60,5% de las titulaciones de educación terciaria, lo que supone la segunda cifra más elevada de los países analizados por la OCDE, tan solo superada por Noruega, país en el que las mujeres se alzan con el 62% de títulos de educación terciaria.
Por su parte, entre la población adulta entre 55 y 64 años, el 54,5% de las personas con niveles de grado, máster o doctorado son mujeres, seis puntos por debajo que la franja de población joven. Esto pone de manifiesto la expansión de la educación terciaria y los logros de las luchas y políticas por la igualdad que hacen que cada vez más mujeres cursen estos niveles superiores. Frente a ellas, los hombres tienden al abandono escolar una vez superada la educación secundaria obligatoria.
Pese a ello siguen existiendo sesgos de género en las titulaciones de educación terciaria como muestra el informe de la OCDE, las mujeres están infrarrepresentadas en los campos STEM, pero sobrerrepresentadas en salud y bienestar y educación. La rama de ciencias empresariales, administración y derecho sigue siendo la más elegida por los estudiantes españoles (19%), seguida de ciencias de la salud (15%).