
España se coloca en el puesto número 33 del índice mundial del dominio del inglés según el informe EF EPI 2021 con un nivel medio y a la cola de Europa (posición 25 de 35). Un grupo de expertos de BeKith, la academia referente en enseñanza del inglés a través de los valores y con un recorrido de 40 años en el terreno, ha elaborado un análisis diagnóstico de las razones que convierten el inglés todavía hoy en una asignatura pendiente. El grupo de expertos está formado por docentes, educadores y psicólogos que conocen centenares de casos reales en el camino del aprendizaje del idioma más hablado del mundo.
En términos generales, uno de los escollos más importantes que se observan en la enseñanza del inglés es la educación social y emocional, "una carencia, en general, de la sociedad", según Romina Toro, Project and Training Manager de BeKith: "la disposición para aprender depende de las emociones".
Déficit de educación emocional
Siguiendo esta línea, diferentes estudios que analizan la relación entre la educación emocional y la capacidad de aprendizaje han demostrado que se consiguen mejores resultados cuando se implica emocionalmente al alumnado. Una educación que tenga en cuenta sus emociones e incluso sus valores daría como resultado una receptividad mucho mayor y, en consecuencia, un mejor nivel de conocimiento del idioma.
La carga emocional de los niños en un día de lluvia en el que no han podido salir a jugar al patio, es diferente a la de un día soleado, y eso se nota". En estos casos, el profesorado debe ser capaz de captar el clima emocional del grupo y actuar en consecuencia adecuando la lección del día.
Falta de flexibilidad en la metodología de enseñanza
En relación con la carencia anterior, los expertos de BeKith apuntan también a que la metodología de enseñanza que se aplica en la actualidad en las clases de inglés no es lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades de cada grupo. El sistema no permite tener en cuenta los estados de ánimo y el contexto particular, lo que repercute negativamente en la receptividad de los alumnos y, por ende, en el nivel general de conocimiento del idioma.
Rigidez en el uso de herramientas educativas
Al hilo de la falta de flexibilidad en la metodología, no se puede perder de vista que el tradicional modelo educativo basado en el libro (o junto a una herramienta digital básica) sigue evidenciando las carencias para convertir el inglés en una asignatura atractiva.
Miedo a la conversación
El speaking sigue siendo el gran reto a la hora de poner en práctica el conocimiento del inglés. Esto se debe a algunos niños y niñas carecen de la confianza necesaria para lanzarse a aplicar los conocimientos en forma de conversación. Esa misma carencia lastra su inglés oral también durante la etapa adulta.
Falta de autoconfianza
El miedo a lanzarse a hablar deja en evidencia una falta de autoconfianza en la persona; el miedo a cometer errores tiene como base una metodología de aprendizaje que no presta suficiente atención a la autoestima de los alumnos y las alumnas.
Falta de un perfil específico de profesorado
A las carencias del sistema y la metodología que han observado desde BeKith se suma la falta de profesores especializados en la impartición del inglés, por un lado, y de la educación emocional, por otro. Durante los primeros años de la escolarización, entre los 3 y 11 años, es cuando los niños incrementan notablemente sus capacidades comunicativas.
Para ello es necesario que los profesores cuenten también con una formación en neurodidáctica que les permita conocer cómo aprende el cerebro y cuál es la mejor forma de enseñar en cada etapa.
Ausencia de grupos reducidos
Finalmente, el número de alumnado que se establece por aula afecta también directamente a la capacidad de aprendizaje. Los grupos escolares, con modelos de unos 25 alumnos por clase, registran niveles de aprendizaje y rendimiento muy diferentes entre sí, lo que convierte la tarea de enseñar inglés en una tarea muy difícil.
Romina Toro subraya que, a la hora de aprender inglés, es fundamental "hacer emocionante el aprendizaje", incorporando dinámicas y metodologías que rompan con las carencias mencionadas. Así, una educación basada en el fortalecimiento de buenos valores personales y sociales logra otorgar a los alumnos de una formación completa que tiene como resultado un aprendizaje más significativo.