
Vuelta a la normalidad, ahora de verdad. El Gobierno ha dado un paso al frente en su lucha contra la Covid-19 eliminando la obligatoriedad de las mascarillas, según el Real Decreto 286/2022 que aprobó el pasado 19 de abril y que se hizo efectivo ayer con su publicación en el BOE. Han pasado 700 días desde que este complemento se convirtió en un símbolo de lucha contra una pandemia, que ya está cerca de llegar a su fin. Desde este miércoles, los estudiantes han podido volver a los centros educativos sin el tapabocas, lo que se ha convertido en centro de discusión en gran parte de este sector.
El Real Decreto 286/2022 publicado ayer a primera hora de la mañana afirma que, gracias al desarrollo óptimo de la situación sanitaria en España, "se permite adaptar algunas de las medidas de control de la transmisión que se vienen implementando". No obstante, seguirá siendo obligatorio en los centros, servicios y establecimientos sanitarios y sociosanitarios y en los medios de transporte.
La comunidad educativa se libra de esta imposición. Sindicatos docentes, centros y familias discrepan sobre la conveniencia de retirar las mascarillas en el interior de los centros habiendo retomado ya las clases tras las vacaciones de Semana Santa. Carolina Darias, ministra de Sanidad, dejó claro el martes que "por lo que se refiere a los ámbitos escolares, significarles que no se usará en ningún caso. Las mascarillas dejarán de ser obligatorias, ya no lo eran en los recreos y, ahora, en todas las áreas de centros educativos".
Además, ha explicado que en el ámbito de la educación la medida de esta eliminación estaba "muy clara" teniendo en cuenta "el menor impacto que ha tenido la pandemia en los niños y niñas". No obstante, la titular sí que ha animado a hacer un "uso responsable" de este complemento para "seguir protegiendo a los más vulnerables". Por ejemplo, ha recomendado hacer este uso en el caso de profesores con alguna vulnerabilidad.
Las comunidades autónomas han querido esperar a que se hiciera oficial a través del BOE para tomar las decisiones oportunas, aunque todas han apoyado esta determinación. De esta forma, harán un uso responsable de la mascarilla aquellas personas que presenten factores de vulnerabilidad, tanto en el caso del alumnado como en el del personal docente y de administración y servicios. Asimismo, las personas de seis años en adelante deberán seguir usando los cubrebocas en el transporte escolar.
Las discrepancias en el ámbito educativo no han tardado en aparecer. Desde CSIF creen que esta medida constituye un "avance hacia la normalidad", aunque consideran que "hubiera sido deseable" que la normativa entrara en vigor el primer día de clase. De hecho, Cataluña fue la única comunidad que se adelantó y secundó este mandato un día antes que el resto de regiones.
Por su parte, el secretario de la Federación de Enseñanza de CC.OO., Francisco García, apuntaba que esta medida está "anclada en criterios técnicos y científicos", pero insistió en la relevancia que hubiera tenido mantener las ratios bajas y las distancias interpersonales. UGT ha puesto el foco en la importancia que va a tener esta medida "para el alumnado con determinadas necesidades educativas". En la misma línea se encuentra ANPE, que manifestaba que la clave estará en "mantener la prudencia y actuar con cautela".
En la otra cara de la moneda está la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA). Para esta asociación resulta "prematuro" que se retiren justo después de las vacaciones de Semana Santa y creen que lo más oportuno hubiera sido esperar un par de semanas por los posibles rebrotes. Sin embargo, para la Confederación de Padres de Alumnos (COFAPA) es positivo siempre y cuando se tenga en cuenta "el sentido común de las familias, de los colegios y de los propios niños".
Finalmente, en CICAE sopesan que es sustancial afrontar la nueva situación con prudencia, pero también con la "ilusión de que los más pequeños puedan volver a relacionarse como antes y apreciar en su totalidad el lenguaje no verbal".