Se trata de uno de los pilares fundamentales para la construcción de una sociedad formada, con la capacidad suficiente para tomar decisiones responsables, de cuestionar el mundo y buscar formas para mejorarlo. Es simple: sin la educación no hay nada. Es por ello por lo que es tan importante conocer cómo entienden los países este concepto. Aunque se trate de algo relativo, analizar los sistemas educativos del mundo puede ayudar a cada región a establecer los puntos fuertes y débiles de su sociedad.
La clasificación más conocida a la hora de medir la calidad educativa en todo el mundo es el programa internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (Programme for International Student Assessment). Es un estudio desarrollado por la OCDE a nivel mundial, en el que se mide el rendimiento académico de los alumnos en matemáticas, ciencia y lectura. El último informe data del 2018 y el nuevo comenzará a prepararse en la primavera de 2022 (inicialmente estaba listo para 2021, pero debido a la pandemia, se tuvo que aplazar un año). La competencia innovadora será en esta ocasión el pensamiento creativo. Tal y como indica el Ministerio de Educación y Formación Profesional, este estudio mide la evolución del conocimiento y las habilidades de los estudiantes en un contexto de proliferación de las tecnologías de la información y la comunicación y su capacidad para responder a las demandas de un mundo en constante cambio, donde la innovación y la creatividad son elementos clave para la adaptación.
Hablar de rankings y clasificaciones en educación no siempre es positivo. Vicente del Prado Ruza, profesor del Máster en Formación del Profesorado de la Universidad Europea, cree que son importantes, pero "solo como datos desde los que reflexionar y extraer pistas de análisis". Este experto apunta que la importancia de estos estudios radica en "la comparación de datos que pueden ser más objetivos, algo que sitúa la discusión en el terreno de la política y la economía".
La disciplina es uno de los elementos fundamentales en la educación de China
Los últimos resultados nos comunican que China es el país con la mejor educación del mundo en las tres especialidades: lectura, matemáticas y ciencias. En esta región destacan individualmente dos regiones autónomas: Hong Kong y Macao. La disciplina es uno de los elementos fundamentales dentro de la educación de este país. De hecho, la exigencia con la que conviven los estudiantes ha sido duramente criticada por otros países. Los alumnos estudian más de diez horas diarias, las clases tienen una duración excesiva y su metodología se basa en la repetición y en la memorización.
Singapur y la diversidad
Por su parte, Singapur lleva muchos años encabezando las clasificaciones internacionales en campos que van desde las Matemáticas (asignatura en la que hacen mucho hincapié desde una edad temprana) hasta las Ciencias Sociales. El alumnado también aprende inglés como primera lengua desde la etapa de Infantil y sus métodos se centran en la reflexión de los estudiantes, evitando la memorización. Su sistema está estructurado en tres niveles básicos: Preescolar, Primaria y Secundaria. La diversidad es la principal característica de esta última etapa, ya que en función de la nota que hayan obtenido, podrán acceder a diferentes programas. Destacan los Integrated Programmes, dirigidos a estudiantes que desean realizar estudios universitarios o los Specialised Programmes, enfocados en aquellos que destacan en un área de conocimiento específica como son las artes o los deportes.
La metodología se caracteriza por buscar la máxima cualificación de los alumnos para que en un futuro sean trabajadores muy preparados y se conviertan en la principal fuerza económica. Así, el currículo y el enfoque del sistema de enseñanza-aprendizaje busca que los alumnos se hagan preguntas y busquen sus propias respuestas, opten por nuevos caminos y se replanteen todo lo que ven.
Finlandia ocupó el segundo puesto en habilidad lectora en el último informe de PISA
El sistema finlandés lleva siendo noticia desde el año 2000 y no es novedad que continúe estando en los primeros puestos de las clasificaciones mundiales. Este éxito se basa en que los ciudadanos de este país consideran que sus jóvenes son portadores de futuro. De esta forma, para ellos, cuidar su desarrollo integral desde temprana edad representa al mismo tiempo cuidar el futuro de la nación. El sistema educativo de Finlandia se caracteriza por el cuidado a sus docentes, que deben garantizar que el capital humano del país tenga los mejores resultados en el futuro. Los profesores adaptan el plan de estudios a las necesidades, intereses y ritmos propios de los estudiantes, esto se traduce en un óptimo nivel de personalización de la enseñanza. Además, los estudiantes solo pasan alrededor de cinco horas en la escuela y no llevan a casa tareas. Esto se debe a que el sistema finlandés propone un aprendizaje basado en la experiencia: se promueven aprendizajes extracurriculares que buscan fomentar los talentos dependiendo de los intereses de cada alumno.
Esta metodología concluye en entender que los estudiantes tienen que sentirse como en casa cuando están en el colegio. Así, los espacios de trabajo son cómodos, los pasillos están decorados con los trabajos de los niños y la relación entre los docentes y los pupilos es de familiaridad y respeto.
Los resultados de este país en el informe PISA de 2018 corroboran la buena práctica que desarrolla la región. El rendimiento en el apartado de habilidad lectora ha situado a Finlandia en el segundo puesto, compartido con Canadá, de los países de la OCDE, y en el sexto puesto de entre todas las naciones y regiones participantes. En el de habilidad matemática, Finlandia también ha obtenido buenos resultados, situándose entre los puestos número 7 y 13 de los países de la OCDE y entre el 12 y el 18 de la clasificación general.
Canadá es otro de los sistemas educativos que se abrió paso en las últimas clasificaciones mundiales. Tanto la escuela primaria, como la secundaria y la universidad gozan de un alto prestigio y reputación internacional debido a su alto estándar académico. En general, todas las instituciones de educación ofrecen una amplia gama de cursos en todas las áreas de conocimiento. Llama la atención que el sistema educativo se caracteriza por estar más orientado a la práctica que a la teoría, valorándose en mayor medida el esfuerzo por parte del estudiante. En general, se promueve el crecimiento intelectual, personal y emocional de los alumnos y se estimula así el pensamiento crítico y el debate. En esta región conviven las escuelas públicas con las privadas. Sin embargo, el 95% de los padres se inclina más hacia la pública.
El Ministerio de Educación de Japón decide cuáles son los libros de texto más aptos
Lo más característico de este sistema es que no es nacional, sino que se divide por provincias. De tal forma que cada una desarrolla su propio plan de estudios, pero coinciden en apostar por las asignaturas que fomenten la igualdad, debido a la división de territorios y a las características culturales, históricas y sociales de sus ciudadanos.
Finalmente, a pesar de que Japón todavía se sitúa entre los mejores, en el último informe de PISA los estudiantes de este país obtuvieron el peor resultado de su historia en la prueba de lectura, que ocupó el puesto 15, un descenso respecto al 8º lugar que defendieron estos alumnos en la anterior evaluación de 2015. No obstante, este desenlace hizo media con sus buenas puntuaciones en matemáticas y ciencia, y es que este sistema educativo continúa considerándose uno de los más eficientes del mundo. Una de las claves es, sin duda, que la educación obligatoria es, mayoritariamente, pública y gratuita.
Durante toda la etapa de escolarización obligatoria, es el Ministerio de Educación el que decide cuáles son los libros de textos más adecuados para cada nivel y los distribuye de forma gratuita a los centros escolares. También son las autoridades educativas las que fijan las materias que se imparten en los centros, definen sus objetivos y diseñan los contenidos. Las asignaturas más destacadas son las que se centran en la formación en valores, como es el caso de la economía doméstica, coser, artes tradicionales o cursos de educación moral. La importancia que le dan a este desarrollo es tal que se considera obligatorio que los estudiantes terminen sus estudios habiendo desarrollado una conducta cooperativa, respeto a las normas y disciplina de grupo. De hecho, es el esfuerzo el eje central en el que se basa la metodología de esta región. El sistema basado en la meritocracia se inculca a los alumnos desde pequeños, cuando se les enseña que tener los mejores resultados académicos significa obtener mayores oportunidades de formación y empleo en el futuro.
España, a la cola
A España no se le dan demasiado bien las clasificaciones educativas. El proceso de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas y la ciencia no acaba de arrancar en este país y en el último informe PISA se mostraron los peores resultados desde el año que arrancó la prueba, en el 2000. Sin embargo, los responsables de PISA consideraron que este país estaba entre los 13 de 79 que no experimentaron cambios relevantes.
Vicente del Prado Ruza tiene claro qué es lo que falla: la formación de los docentes y la calidad de los equipos directivos. "Los cambios de las distintas leyes educativas no han afrontado una reforma radical de la formación del profesorado ni de la formación directiva, necesaria para concebir un sistema educativo fuertemente constitutivo y perdurable". No obstante, este docente no se centra en un único culpable, sino en todos. "La sociedad en su conjunto se ha desentendido, nos hemos desentendido, de otorgar a la educación el puesto central que ha de tener en el camino hacia el progreso y el desarrollo cultural", apunta. La clave para este experto está en integrar la educación como un recurso para ser una sociedad mejor. Así, defiende que el sistema educativo debería ser una lanzadera para la creación de comunidades de aprendizaje y que más allá de la formación disciplinar, "las instituciones educativas deberían preparar para el reto permanente de aprender", indica.
En definitiva, este experto considera que "nos ha de mover la mejora de nuestra sociedad como resultado deseado y único". La educación en la actualidad está insertada en un proceso de transformación y cambio de paradigma: "sabemos de dónde venimos, pero no dónde vamos".
Además, entre las comunidades autónomas, las diferencias también son muy notables. De hecho, es Castilla y León la que mejor puntúa en el ranking de la OCDE en España. Esto se debe a que es la autonomía con alto grado de equidad e integración social, es decir, menos diferencias entre los que mejores y peores puntuaciones sacan y sin que sean significativas las diferencias entre centros públicos y concertados. También destacan por tener el índice más bajo de acoso escolar.
Evidentemente, los factores que hacen que esta región encabece la clasificación son varios, entre los que destaca el ámbito social. Las familias le dan mucha importancia a la educación y la implicación que le dan llama la atención. Además, es una sociedad homogénea que recibe poca inmigración, por lo que simplifica la integración en el aula de niños con otras lenguas y orígenes diversos. El tamaño de los pueblos, más pequeños que en otras zonas rurales, también ayuda a que la ratio se mantenga y que la calidad educativa sea mejor.