
Puede que quieras celebrar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil regalando un libro a un joven lector. Te encaminas hacia la librería y, de repente, descubres que no sabes cuál regalar. Tantos géneros, tantas edades recomendadas, tantas temáticas, tantos tamaños y colores… ¡qué gran dilema! Por supuesto, si es una librería de confianza, con toda probabilidad pedirás ayuda a los profesionales que trabajan allí. Al fin y al cabo, estar al día de las novedades editoriales es casi imposible. Pero, en cualquier caso, digamos que no quieres tirar la toalla todavía y prefieres intentarlo, ofrecer un regalo más personalizado, escogido por ti para esa joven lectora que antes mencionamos. ¿Cómo seguir? ¿Qué elegir? Aquí tienes algunos tips que pueden ayudarte.
En primer lugar, ten en cuenta que la lectura de hoy no es la lectura de ayer. Hablando en términos generales, los jóvenes ya no dedican tanto tiempo a la lectura. Esta es otra actividad de ocio más que compite y rivaliza con otras mucho más llamativas, a primera vista, como por ejemplo los videojuegos, scape rooms y otras actividades indoors colaborativas, ya sean presenciales o en línea. Mención aparte merecen las esperanzadoras estadísticas que sugieren que, durante el confinamiento producido por la pandemia de la Covid-19, los adolescentes leyeron más, en términos cuantitativos. Por otro lado, tampoco los soportes para la lectura siguen siendo los mismos de siempre: la lectura digital a través de ebooks, tablets u ordenadores es una realidad, y no podemos obviarla.
Esto nos lleva a una segunda reflexión: cada lector, cada adolescente, debe fraguar su propia trayectoria lectora, porque la lectura es uno de los actos más íntimos y adaptados a los gustos y necesidades de cada uno que existen. Unos tardarán más, otras menos… pero, finalmente, todos sabemos qué tipo de libro nos gusta y qué tipo de libro no nos apetece leer, igual que sucede con las películas o series. Con todo, queremos decir que, al regalar un libro, debemos pensar en, por supuesto, los gustos e intereses de esa persona. Si no los conocemos, dejémonos guiar por ciertas orientaciones que nunca fallan: para lectores hasta los 18 meses, escojamos libros donde predominen ilustraciones coloridas y estimulantes, hechos de cartón resistente y seguro (con esquinas redondeadas), con distintos tactos y, quizá, sonidos. Para niños de 18 meses a 3 años, centrémonos en historias para ocasiones especiales (caída del primer diente, primera excursión al zoológico…), con texto mínimo, pero donde se narre una pequeña historia ágil y dinámica con un lenguaje claro y de calidad. Pensando en niñas y niños de 3 a 5 años, debemos fomentar que escuchen sin perder la atención, y por ello buscaremos historias que les diviertan, pero sin que traten temas triviales y poco relevantes para su realidad. De los 6 a los 8 años, buscamos historias de suspense y aventuras, en estilo directo y con diálogos frecuentes, que tengan finales convincentes y rápidos. De 9 a 11 años recurrimos a personajes con problemas similares a los del lector de entre una más variada tipología de temáticas (ciencia ficción, misterio, ciencia y experimentos, biografías, deportes y juegos, inventos, animales reales o fantásticos…).
A partir de los 11 años, coincidiendo con el desarrollo de la conciencia social, suelen gustar aquellos argumentos que contengan problemas humanos, sociales o políticos.
Ahora bien, volviendo a la cuestión anterior, ¿cómo se forja, entonces, este camino lector individual? Mediante una educación literaria rigurosa a la par que respetuosa; que sea flexible, pero que se ocupe, también, de ofrecer tipologías variadas de lecturas con tal de que los jóvenes puedan tomar decisiones informadas sobre sus gustos. No existe un lugar o momento concreto desde el que iniciar esa educación literaria, pero sí unos agentes cuyo papel será determinante para fomentar el gusto por la lectura: familiares, docentes y amigos más cercanos. Todos ellos, de un modo u otro, recomiendan, sugieren, orientan… es decir, son ejemplos más o menos explícitos de que la lectura es posible y, aún mejor, una actividad que merece la pena.
Destacamos el poder de las narraciones para ayudarnos a saber quiénes somos y, en definitiva, para conducirnos por un camino de aprendizaje que nos llevará a ser la mejor versión de nosotros mismos. Ese aprendizaje es el que los griegos llamaron catarsis: el mecanismo o facultad de verse reflejado, mimetizado, con los personajes a los que les suceden cosas e involucrarse con ellos en tanto en cuanto ser capaces de identificar, comprender, interiorizar y finalmente poner en práctica fortalezas del carácter tales como la perseverancia, la fortaleza, la generosidad, el liderazgo…y un largo etcétera. En esta línea se viene trabajando desde las universidades, donde se fraguan los cimientos de la educación del futuro. Desde el grupo de investigación TRIVIUM "Familia, Educación y Escuela Inclusiva" de la Universitat Abat Oliba CEU estamos activamente comprometidos con fomentar en los más pequeños la resiliencia a través de las narraciones literarias y audiovisuales como medio para que sepan resolver los conflictos con los que se encuentren con mayor facilidad y para que desarrollen sus habilidades sociales, entre otras competencias.
En resumen: no importa tanto qué libro escojas, pero regala lectura. Haciendo nuestra la afirmación de Julio Cortázar que dice que cuando te regalan un reloj en realidad tú eres el regalado, cuando ofreces un libro estás enriqueciendo la vida del lector mediante la mejora de sus competencias intra e interpersonales. A la vez, le generas también un posible gusto por la lectura y fomentas su hábito lector, lo cual permite la transmisión de una educación literaria de calidad, que es a lo que aspiramos y queremos para nuestros niños, niñas y jóvenes.
Elaborado por Cintia Carreira Zafra, Profesora de literatura en los grados en educación de la Universitat Abat Oliba CEU