
El auge de las nuevas tecnologías y la digitalización ha supuesto un cambio de paradigma en muchos sectores, incluido el educativo. En concreto, la crisis sanitaria ha sido uno de los grandes catalizadores de esta transformación y, según los datos extraídos del informe La Sociedad Digital en España 2020-2021 realizado por Fundación Telefónica, durante la pandemia un 34,4% de los usuarios de internet aprovechó su conexión para acceder a algún curso o formación.
Sin embargo, este uso no es una cuestión inherente a la pandemia, sino que marca por completo el futuro de la educación. En este sentido, según Global Market Insights, el e-learning experimentará un crecimiento de más del 21% hasta el año 2027. Teniendo en cuenta estas cifras, la tecnología educativa, más conocida como edTech, es una realidad creciente en España que requiere de una formación en este ámbito tanto para el profesorado como para los alumnos. José García Martínez, de ANOVO señala que "es muy importante que las escuelas perciban la tecnología como un aliado pero el gran desafío es formar a profesores, alumnos y familias sobre el uso que deben dar a los dispositivos".
Así pues, mejorar la competencia digital educativa es uno de los retos más importantes del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Concretamente, en su estrategia de digitalización de las aulas, que supondrá una inversión de 1.300 millones de euros, el Gobierno central formará a 716.000 profesores, implantará 240.000 aulas digitales y repartirá hasta 300.000 dispositivos entre los estudiantes. Pero, ¿qué aspectos clave deben tener en cuenta profesores, familias y alumnos a la hora de aplicar la tecnología al ámbito educativo? ANOVO comparte algunas recomendaciones:
1. Educar sobre la importancia de dar un correcto uso a los dispositivos para alargar al máximo su vida útil. Más allá de aprovechar los beneficios de la tecnología en el ámbito educativo, es necesario promover un uso responsable de los dispositivos electrónicos. Para ello, es imprescindible concienciar sobre el cuidado que requieren estas herramientas digitales y compartir consejos básicos que alarguen al máximo su duración y fomenten un entorno sostenible.
2. Formación continua. La tecnología evoluciona a pasos agigantados y es necesario que su aplicación en el ámbito educativo lo haga al mismo ritmo. En este sentido, no basta con introducir los dispositivos electrónicos en las aulas, es necesario prestar atención a la evolución de sus aplicaciones y realizar formaciones con profesores y alumnos de forma sistemática.
3. Aplicar la tecnología a diferentes áreas. La digitalización puede ser un gran aliado para la formación de los estudiantes en todo tipo de materias. Actualmente, existen infinidad de aplicaciones educativas orientadas a disciplinas tan variadas como las matemáticas y el cálculo mental, la geografía o la lengua, entre otras. Además, gracias a la aplicación de la tecnología, los alumnos también logran desarrollar las competencias transversales muy demandadas entre los profesionales del futuro.
4. Tecnología en el día a día de las escuelas. Es recomendable transmitir a las nuevas generaciones los beneficios de aplicar la tecnología en cuestiones tan rutinarias como la organización de tareas o la gestión de equipos. Para ello, se pueden aplicar herramientas digitales de gestión de tiempo o plataformas de trabajo colaborativo que permiten optimizar el tiempo de estudio.
5. Supervisión por parte de los adultos. Aunque las nuevas generaciones han crecido junto a la tecnología, la supervisión de su uso corresponde a los adultos (profesores y familiares). En ese sentido, existen herramientas de control parental que permiten tener un mayor conocimiento sobre las páginas que visitan los más pequeños desde sus dispositivos y, además, también es necesario concienciar a los menores de los riesgos que existen en la red.