Las necesidades del aprendizaje del alumno actual, que debe aprender a vivir en una sociedad globalizada, digitalizada, intercultural, cambiante y que produce cantidades ingentes de información, requieren formas de enseñar diferentes a las que se utilizaban hace 20 años. Vivimos, desde hace algunos años, una transición desde un modelo educativo centrado en la enseñanza y la transmisión de contenidos hacia un modelo metodológico centrado en el aprendizaje y la adquisición de competencias.
Las tres últimas leyes educativas que hemos tenido en España, LOE, LOMCE y LOMLOE tienen como pilar fundamental del sistema educativo una formación en competencias, que prepare a nuestros estudiantes durante la Educación Primaria y Secundaria para progresar a estudios superiores y sobre todo para aprender a aprender. Así mismo, el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) propone una formación en competencias profesionales que permita la incorporación de los estudiantes al actual mercado laboral.
En este contexto, la formación en competencias solo es posible si los sistemas educativos adoptan modelos de enseñanza centrado en el alumnado, teniendo en cuenta que el objetivo no es enseñar, si no aprender. Modelos que incorporen metodologías activas que permitan que el estudiante se responsabilice del proceso de aprendizaje, siendo el papel del docente el de un diseñador de actividades, en las que el alumnado, frecuentemente de forma colaborativa, pone en práctica lo aprendido y el profesorado adopta un papel de guía, que da feedback en todo momento al alumnado, orientándole en su aprendizaje y atendiendo a las particularidades del alumnado y a la diversidad del aula. La evolución hacia un modelo de enseñanza y aprendizaje de este tipo permite la formación en competencias, atiende a la diversidad del alumnado y en definitiva permite un aprendizaje autodirigido, autónomo y significativo. Este cambio de paradigma en la forma de enseñar requiere del uso de la tecnología y de herramientas digitales para la creación de contenidos, colaboración y evaluación de los aprendizajes.
Centrándonos en la matemática, es de todos conocidos el rechazo de muchos estudiantes hacia esta materia, que frecuentemente se percibe como una materia difícil, aburrida y desconectada de la realidad. Esto lleva a una falta de motivación y a que la matemática sea una de las materias con mayor índice de fracaso. Por otro lado, una materia en la que el método debe predominar sobre el contenido, frecuentemente se enseña mediante modelos tradicionales, basados en clases expositivas, dejando en un segundo plano la transferencia de contenidos. Existen diferentes estudios que señalan que las dificultades que presentan los estudiantes cuando se enfrentan a esta materia, especialmente cuando resuelven problemas, pueden estar relacionadas con la forma en la que se enseñan. Se hace por ello necesario utilizar una metodología adecuada, adaptada a las circunstancias del estudiante, dedicando parte del tiempo de la clase a que el estudiante trabaje en actividades contextualizadas en las que el alumnado pueda ir resolviendo las dudas que puedan surgir con la ayuda del docente.
En el grupo de investigación que dirijo en UNIR, 'Metodologías Activas y Mastery Learning (MAML)', pensamos que la clave radica en formar a los futuros docentes de matemáticas con una metodología que fomente el aprendizaje activo, poniendo al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje y enfrentándolos a la resolución de problemas contextualizados que den sentido a los conocimientos matemáticos. Estas metodologías, requieren la integración de la tecnología y el uso eficiente de diferentes herramientas digitales, como base para una mayor preparación que les permita asumir este nuevo rol docente. Así, la competencia digital se ha convertido en una de las competencias básicas del profesor actual. Es necesario formar a los futuros docentes para utilizar con confianza las tecnologías digitales y a que las integren en actividades de aprendizaje que conecten la matemática con el mundo real.
En este sentido, se ha realizado un estudio en la Universidad Internacional de La Rioja, en el que se ha utilizado una metodología activa basada en actividades colaborativas apoyadas en herramientas digitales para la formación de los futuros docentes de matemáticas de Educación Primaria y Secundaria. Los resultados de dicho estudio han revelado que esta forma de enseñar aumenta el rendimiento académico de nuestros estudiantes, y la motivación y el compromiso con su aprendizaje, favoreciendo las interacciones entre compañeros y la percepción del papel del docente en el aula como guía del aprendizaje. Además, permite a los futuros docentes desarrollar aquellas competencias digitales requeridas en el profesorado para cumplir con los retos en formación del nuevo milenio.
La incorporación de estos docentes al sistema educativo permitirá enseñar matemáticas de forma motivadora, entusiasmando al estudiante, aumentando el rendimiento académico y disminuyendo la tasa de fracaso asociada a esta materia.
Elaborado por Carmen Romero García, coordinadora del Área de Didáctica de las Matemáticas y Ciencias Experimentales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)