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6 sencillas pistas para saber si mi colegio está expuesto al amianto

  • Fenómenos climatológicos como Filomena han supuesto un riesgo importante para aquellos centros educativos que todavía no habían iniciado su proceso de desamiantado
Madrid

Fenómenos como la digitalización o la eficiencia energética han cambiado por completo la forma en la que en los últimos años o lustros se diseñan o construyen un gran número de espacios públicos en nuestro país. Edificios como hospitales, instalaciones deportivas o centros educativos acogen una gran cantidad de avances en su construcción y mantenimiento que, a priori, los convierten en más sostenibles y eficientes.

En el caso de los colegios, la implantación de esta digitalización y nuevas técnicas de construcción no ha llegado a todas las comunidades por igual, y sigue existiendo un número demasiado elevado de ellos con infraestructuras anticuadas y, lo que es peor, altamente nocivas para la salud de los más pequeños.

En los últimos años diversos especialistas en salud medioambiental han puesto el foco en la presencia de amianto en colegios e institutos, sobre todo en aquellos construidos en las décadas de los 70 y 80. Y es que esta sustancia, prohibida desde 2002 y cuya vida útil se sitúa entre los 30 y 35 años, se torna altamente cancerígena ya no solo si se manipula, sino por el mero hecho de estar expuesto a ella de manera continua. Por esta razón, David Abolafio, gerente de Amisur empresa especializada en la detección y retirada de amianto, nos aporta unas sencillas claves para conocer cuáles son las zonas o infraestructuras donde existen mayores probabilidades de encontrar amianto y, aún más importante, qué pasos debemos dar para retirarlo lo antes posible y de manera segura.

¿Qué es exactamente el amianto?

El amianto o asbesto es el nombre con el que habitualmente se designa a un mineral fibroso del grupo de minerales metamórficos relacionado con los silicatos. Resumiendo, se trata de un material que fue muy utilizado en España a finales del siglo XX, especialmente en sectores como el de la construcción o las industrias naval y ferroviaria. Su bajo coste, sumado al resto de sus características (resistente, ignífugo, aislante, impermeabilizante, etc.) convirtieron a España en un gran importador de este material.

Sin embargo, sus efectos nocivos sobre la salud de las personas son tantos que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) lo catalogó como elemento cancerígeno de tipo 1, lo que se tradujo en la inmediata prohibición de su uso y comercialización en España desde 2002. «Esta decisión fue muy importante pero a toda vista insuficiente, ya que no se acompañó de un plan de desamiantado que corrigiera esa situación. Por todo ello el amianto sigue estando presente en muchos de los lugares que frecuentamos habitualmente» afirma Abolafio.

Filomena nos recordó la importancia del desamiantado

Suele ocurrirnos con frecuencia en muchos aspectos de nuestra vida. Ponemos remedio a algo cuando ya es demasiado tarde o, en el mejor de los casos, cuando un susto nos pone en preaviso.

Eso mismo ocurrió hace poco más de un año con el temporal Filomena, un fenómeno climatológico de especial virulencia que hizo una especie de "limpieza" en un gran número de anticuadas infraestructuras, incluyendo las de muchos colegios e institutos. Así lo recuerda el experto de Amisur: «El problema de no llevar a cabo la retirada del amianto cuanto antes reside en que cuando alguna situación climatológica daña la infraestructura el amianto puede partirse, por lo que se dispersan las fibras que lo componen. Es lo que ocurrió en Madrid con Filomena, donde varios colegios presenciaron goteras en las instalaciones deportivas debido a que la nieve había hecho ceder las cubiertas de amianto, es decir, la nieve estaba traspasando este material cancerígeno. Por ello, antes de que se llegue a este extremo, debemos retirar todos los elementos con amianto para evitar peligrosas consecuencias sanitarias y medioambientales» insiste.

Cómo saber si mi centro educativo posee amianto: 6 pistas para detectarlo

Hace un par de años varios expertos o entidades como el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ya alertaron de la presencia de amianto en numerosos centros educativos de España (en los cuales estudian alrededor de un millón de niños), urgiendo a «desarrollar programas de Salud Medioambiental Escolar que contribuyan a eliminar la exposición a cancerígenos en los centros educativos y el amianto de forma prioritaria».

El problema reside, por un lado, en la cantidad de horas semanales que pasan los menores en este tipo de instalaciones (unas 40 horas) y, por otro, en el hecho de que las enfermedades provocadas por el amianto se manifiestan a largo plazo. Por consiguiente, los niños tienen más tiempo para desarrollar dichas patologías.

Actualmente, y a la espera de que que el Senado ratifique la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados aprobada por el Congreso el pasado 23 de diciembre y que obligará a los ayuntamientos a elaborar un "mapa del amianto" con todos aquellos edificios públicos donde esté presente el amianto, no está de más conocer algunas pistas que nos indiquen si esta sustancia cancerígena puede estar presente en los colegios y demás centros educativos construídos antes del año 2002.

1. El año exacto de construcción del centro.

«Lo primero que debemos averiguar es el año en el que se construyó el centro educativo, ya que si fue entre 1950 y 1990 es altamente probable que posea amianto. Esto se debe a que durante los años que transcurren entre ambas décadas su uso e importación en España fue muy elevado» afirma el gerente de Amisur.

2. Puertas y cubiertas.

La presencia de fibrocemento visible en puertas y cubiertas del colegio supone otra evidencia irrefutable de que el amianto está presente en el centro.

3. ¿Existen puertas ignífugas?

«Recordemos que el amianto tiene unas potenciales cualidades ignífugas para evitar la propagación del fuego en caso de incendio. Por lo que la presencia de este tipo de puertas puede suponer la presencia de asbesto», concluye Abolafio.

4. ¿El centro está aislado contra el calor o el frío?

El amianto es un material aislante, por lo que si encontramos la presencia de materiales con esta finalidad puede que estén compuestos de asbesto.

5. Atención al aire acondicionado o calefacción central.

Al hilo del punto anterior, debemos averiguar si el centro dispone de aire acondicionado o calefacción central. No hay que olvidar que el amianto se utilizó en este tipo de instalaciones durante las últimas décadas del siglo pasado, y su presencia en ellas supone un riesgo mayor debido a que motiva la dispersión de las fibras en el ambiente.

6. ¿El suelo es de vinilo?

Allá por las décadas de los 60, 70 y 80 se pusieron muy de moda los azulejos vinílicos, utilizados principalmente para revestir el suelo de numerosos edificios, tanto públicos como privados. Incluso, muchos edificios emplearon este material compuesto por amianto también en paredes y muros.

Y si comprobamos que todas estas hipótesis se cumplen, la probabilidad de que el centro educativo posea amianto es bastante alta. ¿Qué hacemos entonces? David Abolafio lo explica brevemente: «En primer lugar hablaremos con el delegado/a del centro (o con el sindicato) e informaremos a los trabajadores del centro y a la comunidad educativa. A continuación se realizará un inventario del amianto existente y se contratará a una empresa con las homologaciones necesarias para poder retirar dicho material y, si fuese necesario, realizar muestras ambientales para determinar si hay o no fibras de amianto en suspensión. Hay que recordar que, debido a su alta peligrosidad, la retirada de amianto no puede llevarla a cabo cualquier particular o empresa, sino que se necesitan ciertos requisitos como la inscripción en el RERA (Registro de Empresas con Riesgo de Amianto). Aparte, estaremos infringiendo la ley, y podremos ser sancionados con elevadas multas económicas que oscilan entre los 30.000€ y los 600.000€».

Todo ello es recomendable hacerlo en un periodo no lectivo para evitar la exposición a dicho material. Por su parte, las empresas de retirada del amianto llevarán los residuos envasados a un vertedero homologado cumpliendo con la legislación vigente, e incluso algunas de ellas como Amisur disponen de su propio centro de gestión de residuos de amianto.

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