
Más inversión. La educación necesita una inyección económica urgente, que refuerce sus bases y que permita alcanzar los objetivos que tiene el sistema. Es precisamente esto lo que pretende hacer el informe de la Comisión Internacional sobre los "Futuros de la Educación: Re-imaginando juntos nuestros futuros, un nuevo contrato social para la educación". El estudio invita a los gobiernos y a la ciudadanía a forjar una nueva visión, regida por principios como reforzar la educación como bien público y anima a pensar de manera diferente sobre el aprendizaje y las relaciones entre estudiantes, profesores, el conocimiento y el mundo. Los Estados Miembros de la UNESCO se comprometen, a través de este estudio, a asignar entre el 15% y el 20% del gasto público a la educación, así como aumentar el volumen, la previsibilidad y la eficacia de ayuda internacional a la educación a través del cumplimiento de donar el 0,7% del PIB para la ayuda oficial al desarrollo.
La Fundación SM será la encargada de publicar en febrero de 2022 la edición en castellano y portugués de este informe. "Para la Fundación SM es un honor y una gran alegría trabajar junto a la UNESCO para hacer llegar a las escuelas el impulso y la motivación necesaria para comprender y hacer realidad los futuros de la educación", apuntó Mayte Ortiz, directora de la Fundación SM. Este estudio sugiere respuestas a las tres preguntas básicas: ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? Y ¿qué debería reimaginarse de forma creativa?
La educación, tal y como se define en el informe "la forma de estructurar la enseñanza y el aprendizaje a lo largo de la vida", ha desempeñado durante mucho tiempo un papel fundamental en la transformación de las sociedades humanas. Sin embargo, para forjar futuros pacíficos, justos y sostenibles, es necesario cambiarla desde dentro. Pero, ¿de qué manera llega esta transformación? El informe de la UNESCO lo tiene claro: a través de un contrato social, es decir, mediante una visión común de los fines públicos de la educación.
La Comisión Internacional apoya el contrato social para la transformación
En este sentido, todo nuevo contrato social debe basarse en los amplios principios que sustentan los derechos humanos (inclusión y equidad, cooperación y solidaridad) y deberá regirse por los dos fundamentos que indican en el informe. En primer lugar, está garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida y, por último, reforzar este derecho como bien público y común.
Renovar la formación
Lo que sí está claro es que la educación ya no es lo que era. La llegada de la pandemia obligó a que todos los sectores de la sociedad se adaptaran a una nueva realidad y la educación no fue menos. Para que este pilar tan importante de la ciudadanía se renueve correctamente, desde la UNESCO recomiendan fortalecer algunos aspectos como la pedagogía, que debería fomentar las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos, para que puedan trabajar juntos y transformar el mundo.
Por otra parte, los planes de estudios deberían hacer hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario que ayude a los alumnos a acceder a conocimientos y producirlos, y que desarrolle al mismo tiempo su capacidad para criticarlos y aplicarlos.
A pesar de que la educación ha evolucionado, los agentes que la conforman siguen siendo tan importantes como antes. Hablamos de los docentes y de lo relevante que es que se reconozca su función de productores de conocimientos y figuras clave de la transformación educativa y social. Desde la UNESCO apoyan la reflexión, la investigación y la creación de conocimientos y nuevas prácticas pedagógicas como parte integrante de la enseñanza.
Las escuelas deberían promover la inclusión, equidad y bienestar individual
Además, las escuelas deberían ser lugares educativos protegidos, ya que promueven la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo, y también deberían reimaginarse con miras a facilitar aún más la transformación del mundo hacia futuros más justos, equitativos y sostenibles. Finalmente, el estudio resalta que a lo largo de toda la vida las personas deberían tener oportunidades educativas significativas y de calidad. Para ello, es necesario ampliar el derecho a la educación, para que sea permanente y abarque el derecho a la información, la cultura, la ciencia y la conectividad.
Más innovación
Desde la UNESCO tienen claro que de llevar a cabo este contrato social, será importante apostar por la investigación y, sobre todo, por la innovación. Este programa debe basarse en el derecho a la educación e incluir diferentes tipos de datos y formas de conocimiento, incluido el aprendizaje horizontal y el intercambio de conocimientos más allá de las fronteras.
Además, las universidades y otras instituciones de educación superior deben involucrarse en todos los aspectos de este contrato, ya sea mediante la investigación o el avance de la ciencia o mediante colaboraciones, pero siempre con el afianzamiento de la educación como patrimonio común.