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¿Es posible un pacto educativo?

  • El consenso en materia de educación pasa por el respeto y el diálogo
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Alcanzar un Pacto Social por la Educación es imprescindible para conseguir la mejor educación para todos nuestros hijos y alumnos. No sólo es clave para la mejora de sus resultados académicos y capacitación profesional futura, que ya por sí solo es muy importante, sino que el consenso que supone un acuerdo social y político garantiza la auténtica libertad que merece una sociedad plural y diversa como la nuestra.

Llegar a acuerdos en materia de educación, gracias a un Pacto social, es la mejor forma de implicar a todos los agentes sociales como padres, profesores, directivos, sindicatos, etc., para que colaboren en el éxito de este proceso. Esta colaboración facilita conceptos tan significativos como el equilibrio, la estabilidad, la igualdad de oportunidades y la cohesión social. Reclamaciones éstas que van implícitas en cualquier Pacto Educativo.

Un pacto educativo permite, en primer lugar, que los alumnos se beneficien de nuevas metodologías pedagógicas, de la actualización de los currículos, de la mejora de la Formación Profesional, del desarrollo del uso de las TICS o de la enseñanza plurilingüe, entre otras medidas.

No podemos olvidar tampoco que estas medidas consensuadas desde todos los ámbitos también repercuten de forma positiva en el profesorado. A través del Pacto Educativo se puede fomentar el reconocimiento social y la autoridad de los profesores, al tiempo que se facilita su formación permanente y el acceso de los mejores a la docencia.

El consenso en materia de educación pasa por el respeto y el diálogo, ya que de esta manera es más fácil reforzar la relación de los agentes sociales y la Administración. Desde el marco de confianza en el que se construye un pacto social como el educativo, debe ser posible abordar temas de tanta relevancia como el fracaso escolar, la flexibilización de los criterios de admisión de alumnos; las evaluaciones diagnósticas y de formación que permiten la detección precoz de problemas y déficits.

El debate social creado entorno al pacto educativo dedica un capítulo especial a la participación de los padres en este ámbito. En concreto, se dirige la atención al reconocimiento del papel desempeñado por los padres como principales responsables de la educación de nuestros hijos. Sin duda, de esta tarea se deriva el derecho a elegir con libertad la educación que quieren para ellos.

En este punto, se puede afirmar que la mejora de la relación familia-escuela beneficiará a todos porque permite una mayor implicación de los padres en la educación de sus hijos y una mejor comunicación con los profesores, basada siempre en el principio de la confianza. Además, el Pacto Educativo es el mejor contexto para plantear la conveniencia de ampliar la presencia de los padres en los órganos consultivos y de representación.

Por último, y como señaló ya en 2009 el Ministro de Educación Ángel Gabilondo en la sesión inaugural del XV Congreso Federal de FETE-UGT, "la educación es de la sociedad y no de ningún gobierno", por lo que un Pacto Social debe propiciar un espacio de calma en el mundo de la Educación, que aleje de la escuela los intereses y vaivenes políticos para poder centrarnos en la gestión educativa.

Es más, los responsables políticos deberían evitar los cambios legislativos que no sean imprescindibles, procurando la estabilidad del sistema. Alcanzar el consenso con la comunidad educativa permitirá, además, escuchar las necesidades de cada uno de sus componentes.

Elaborado por Begoña Ladrón de Guevara, profesora y responsable de Relaciones Institucionales de Educación de la Universidad Villanueva

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