
La sobrecualificación de los graduados, la reducida financiación pública y el impacto de la pandemia en la internalización son los principales retos a los que se enfrentan las universidades españolas, según la XVII edición anual del informe CYD presentado hoy, sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo. A los que se suman la disrupción digital, las trabas en las alianzas internacionales y la necesidad de fondos para movilizar la capacidad investigadora de la universidad hacia la innovación.
Desde la fundación, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona Martí Parellada, coordinador del informe, ha destacado un "desencaje estructural" patente en España entre la ESO y la Universidad. "Hay titulados universitarios que trabajan en puestos que no requieren esta titulación", ha señalado. Pues, un 37% de los graduados está ocupado en puestos por debajo de la formación que han recibido, frente al 23,5% de la media europea, según datos de Eurostat.
un 37% de los graduados está ocupado en puestos por debajo de la formación que han recibido, frente al 23,5% de la media europea
España cuenta con la mayor sobrecualificación de la UE, donde "los titulados universitarios tienen una titulación superior a las competencias que deberían obtener", ha explicado Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación y catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Cabe destacar que las titulaciones de máster oficial crecieron un 20,4% en las universidades privadas y un 2% en las públicas. En el caso de las matriculaciones en grados, las privadas aumentaron un 5,8%.
Por tanto, sobretitulación y sobrecualificación van de la mano y ponen de relieve "la necesidad de revisar el nivel tanto de los grados como de los posgrados, así como las diferencias entre los contenidos de las distintas universidades", como han detallado desde la fundación.
Asimismo, destacan el elevado fracaso escolar en la ESO. "Hay que paliar el problema desde el inicio. La universidad no está para solucionar esto". "Las titulaciones y los trabajos intermedios los están supliendo los universitarios y eso no puede estar así". "España tiene un gap muy importante que tiene que solventar".
Falta de financiación
No obstante, aunque las matriculaciones aumentan, la financiación, destacan "es el mayor problema de las universidades", pues "sin recursos no se pueden cumplir objetivos". "Enfrentarse a los distintos desafíos que la transformación actual conlleva requiere un esfuerzo institucional muy fuerte".
En términos de financiación, la universidad española sigue estando lejos de las magnitudes comparables en el promedio de la OCDE y la UE.
Según la información extraída de la publicación de la OCDE Education at a Glance 2020, el gasto en educación superior por alumno en España en 2017 (último año disponible), quedaba prácticamente un 20% por debajo del dato promedio para la OCDE.
Respecto al indicador acerca del gasto en educación superior como porcentaje del PIB, España muestra un valor por debajo del de la OCDE (1,25% frente a 1,42%). Y lo mismo sucede si tomamos el indicador de gasto público en educación superior respecto al PIB o al gasto público total (en este último caso el dato español es del 2,27% frente al 2,92% de la OCDE).
Con datos más recientes de la EUA Public Funding Observator 2020/2021, se observa que España registró un decrecimiento en términos reales del 20,1% de los fondos públicos destinados a las instituciones públicas de educación superior entre 2008 y 2020, siendo el tercero más elevado de los 32 países analizados.
El impacto de la pandemia y la migración de una enseñanza presencial a online abre una reflexión sobre cómo introducir la digitalización en los procesos que conciernen a la universidad. Repensar la educación en esta era digital implica no solo transformar la docencia sino también que las universidades estén organizativamente preparadas para gestionar sus procesos digitalmente hasta convertirse en instituciones tecnológicas.
Palancas de cambio
Por tanto, la universidad tiene ante sí la oportunidad de asumir una disrupción digital que alteran las bases y las reglas de juego del modelo existente. En este sentido, la Inteligencia Artificial debe jugar un papel significativo, ya que su potencial puede contribuir a la personalización de la docencia y, por tanto, a la mejora del éxito académico de los alumnos.
"En este momento de cambios exponenciales, la educación y la capacidad de atraer talento marcarán la diferencia entre regiones y países"
Para ello, se necesita una estrategia definida sobre el alcance de la tecnología en la oferta docente, con una adecuada combinación de la oferta de formación online y presencial, junto con políticas que reduzcan la brecha digital y las desigualdades que pueda generar la digitalización. Así lo destacó en su intervención la presidenta de la fundación, Ana Botín, que sostuvo que "en este momento de cambios exponenciales, la educación y la capacidad de atraer talento marcarán la diferencia entre regiones y países; un sistema universitario que desarrolle todo su potencial y dé respuesta a los retos de hoy y mañana es un pilar esencial para lograr un crecimiento sostenible".
En segundo lugar, la creación de las "Universidades Europeas", iniciativa puesta en marcha por la Comisión Europea en 2018, persigue el objetivo de culminar el Área Europea de Educación en 2025, con la movilidad entre países como norma y con universidades que puedan trabajar sin problemas, al margen de las fronteras, para consolidar a Europa como continente de excelencia por su nivel educativo e investigador.
Y, por último, la aprobación de los fondos Next Generation (NGEU) por parte del Consejo de la UE, ya que, después de Italia, España es quien más recibe de estos fondos mediante subvenciones (en torno a 70.000 millones, un 19,5% del total). Además, en sintonía con el Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia del NGEU, el gobierno español ha lanzado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España, que supondrán un aumento importante de los recursos puestos a disposición del sistema de ciencia y tecnología de España y, para ello, se necesita dotar a las universidades de un marco legal que les permita gestionar las convocatorias anunciadas con el máximo aprovechamiento.