
Marco Zagal, experto en filosofía Montessori y neurociencia educativa de la Organización Montessori canela internacional, nos cuenta qué ocurre en el cerebro de un niño cuando una etapa de cambio se acerca y cómo podemos acompañarle mejor.
"Maria Montessori llamaba "casa de niños" a la escuela, porque la concebía como una extensión del hogar en la que sentirse protegidos y acompañados para poder desarrollar el aprendizaje y la socialización", explica Zagal.
¿Pero tienen las escuelas actuales características propias de un hogar? La realidad es que las escuelas tradicionales son bastante estrictas en cuanto a movimiento y normas. Los alumnos están casi todo el día en un pupitre y trabajan en lo mismo y todos a la vez, lo que es realmente poco natural y espontáneo. Las consecuencias de ello a largo término son muchas, pero en este artículo nos enfocaremos en ayudar a las familias para que acompañen mejor a sus hijos en este cambio tan brusco que es pasar de las vacaciones de verano a las clases diarias.
Zagal explica: "Los niños suelen tener dificultades para asumir los cambios y es muy positivo que los adultos referentes con los que se relaciona le ayuden a amortiguar esos sobresaltos en su realidad". El objetivo es que el niño viva el inicio de curso de forma tranquila y que se adapte bien a la nueva situación para poder vivir la etapa escolar feliz. Cabe recordar que los episodios que generan emociones fuertes entre los 3 y los 6 años, se acaban desarrollando como creencias muy sólidas. Es decir que, si el niño vive la vuelta al colegio o la vida escolar en sí de forma traumática, es posible que esto tenga consecuencias negativas en su autoestima y en su capacidad para relacionarse a largo plazo.
"Hay muchas cosas pequeñas que podemos hacer las familias en los días anteriores a empezar el curso que ayudarán sustancialmente a que el niño se adapte mejor", afirma el experto.
La primera de ellas es la mochila junto con el material del colegio, "ir a comprar las cosas juntos y dejar que escoja reducirá la ansiedad, le dará algo seguro a lo que acogerse", continua Zagal. También puede ser positivo recordar momentos bonitos relacionados con el colegio en años anteriores, su relación con los compañeros u otras actividades en las que el niño estuvo contento. "De esta manera se convocan recuerdos positivos, lo que fomenta la segregación de endorfinas, hormonas que ayudan a mantener el ánimo alto y a pensar en positivo".
Por otro lado, también es necesario preparar al niño en cuestión de hábitos, se recomienda tener rutinas tranquilas de sueños y comidas en los días anteriores. Zagal explica: "Si el niño está descansado tendrá más energía disponible para adaptarse a la nueva situación que si está cansado y ansioso".
Por último, Marco Zagal sugiere crear espacios de comunicación de las emociones y necesidades, tanto las nuestras como las de nuestros hijos. "Esto es una práctica muy interesante que no es exclusiva del inicio de curso, sino que recomiendo que se lleve a cabo durante todo el año en casa. Normalizar la expresión de los sentimientos mejora la convivencia y enseña a los más pequeños a identificar y gestionar sus emociones, lo que es crucial para su autopercepción y para sus relaciones interpersonales".
Finalmente, es necesario tener presente que los adultos somos la referencia de lo que está bien o mal y de lo que es peligroso o merece sentir miedo. Por ello, es importante mantener la calma y mostrarnos confiados en sus capacidades para no dejar que nuestros miedos invadan su seguridad. ¡Feliz vuelta al cole!