
La formación profesional se augura como una de las ofertas formativas que los jóvenes elegirán frente a las carreras universitarias. Tanto es así que desde el Gobierno están llevando una reforma integral de estos estudios y que se pone en manifiesto en el Anteproyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional presentado el año pasado y que se prevé que esté lista en 2022.
La razón de la ya calificada como ''Ley de Formación Profesional'' es actualizar la regulación actual en tanto que no cumple con los requisitos necesarios para dar buenos resultados. Además, los datos sugieren que España en 2025 contará con un 49% de puestos de trabajo que requerirán de una cualificación intermedia -técnico y técnico superior- y solamente un 16% de puestos serán de baja cualificación, según datos del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional.
Esto se producirá precisamente por la urgente e inevitable digitalización del sistema económico, que exigirá de profesionales altamente cualificados o de nivel secundario postobligatorio, la formación profesional de grado medio, para cubrir los nuevos puestos de trabajo que surgirán de esta transformación.
Una ley que pretende dejar atrás a la anticuada Ley Orgánica 5/2002 de las Cualificaciones y la Formación Profesional que, tras veinte años ''de servicio'' ha de quedará atrás. Ahora bien, para llevar a cabo dicha reforma radical el Gobierno se va a apoyar en los Fondos Europeos ''Next Generation'' de la Unión Europea con el fin de financiar el nuevo sistema de formación profesional. Además, Educación trabaja para que a partir de entonces y hasta 2027 se puedan emplear los fondos de desarrollo regional (Feder), para garantizar la continuidad de las reformas que se van a realizar en la FP.
El Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) ha destinado 2.075,4 millones de euros a FP con aplicación hasta 2023
España recibirá de la Unión Europea en materia de educación y formación algo más de 5 mil millones de euros del total de 72.000 millones previstos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía, creado a raíz de la crisis del coronavirus. De estos aproximadamente 5 mil millones, 4.687 irán a parar al Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP), mientras que el resto serán gestionados por el Ministerio de Universidades.
De los cuales, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) ha destinado 2.075,4 millones de euros a FP con aplicación hasta 2023. Esta financiación se enmarca dentro del Plan de Modernización de la FP que ya se presentó en julio de 2020, a través del cual pretenden hacer una cualificación y recualificación de la población activa (1.220,3 millones), acreditación competencias profesionales (724,6 millones), innovación e internacionalización de la FP (599 millones), formación modular de 700.000 personas (394,78 millones), conversión de 3.700 ciclos en bilingües (300 millones), transformación digital (256,1 millones) y creación de una red de centros de excelencia (200 millones).
''La educación sigue infravalorada, pues se necesitarían unos 12.000 millones para ponernos en la media inversora de Europa'', remarcó hace unas semanas José Ramón Merino, coordinador de política educativa en STEs-Intersindical. ''Ni siquiera llegamos al 5% del PIB en lo destinado al año. Un problema al que ahora se suma el de la vuelta a las ratios prepandemia y que crea malestar'', aseguró.
Actualmente el sistema de la educación postobligatoria se divide en carrera o grados de FP superior, es decir, dos sistemas que en un principio pueden sugerir que resultan muy diferentes entre sí. Sin embargo, un 10,5% (137.525) de los alumnos que entraron a la Universidad el curso pasado (1.309.762 ) provenían de haber realizado estudios de FP.
Sólo el 12% de los jóvenes españoles están matriculados en Formación Profesional frente al 25% en la OCDE y el 29% en la Unión Europea
Ahora bien, la formación profesional cada vez está siendo más demandada por los propios alumnos. En los últimos cinco años ha experimentado un incremento solicitudes de un 18,6% del alumnado en su conjunto, destacando el incremento de un 25,3% en los grados superiores, según datos del MEFP del curso 2019-2020.
La propuesta del Ministerio de Educación
El Gobierno ha puesto el acento durante el año anterior para que la FP sea una de las primeras consideraciones por parte de los estudiantes a la hora de continuar con sus estudios. Actualmente sólo el 12% de los jóvenes españoles están matriculados en Formación Profesional (cerca de 900.000), frente al 25% en la OCDE y el 29% en la Unión Europea. Cifras que muestran una clara deficiencia en el sistema que hace que los estudiantes no estén apostando por estos estudios.
Una de las novedades que contempla la ley de FP es conectar a las universidades con los estudios de formación profesional y viceversa. Para ello, los profesores colaborarán, los estudiantes acudirán tanto a los institutos –donde tradicionalmente se imparten las FP- como a las facultades, también compartirán puntualmente instalaciones y podrán convalidar asignaturas.
Como parte de dicho plan, participarán los gobiernos autónomos -gestionan los centros de FP- junto con las universidades, para llevar a cabo una firma de convenios de colaboración que consoliden la ley de FP que ultima el Ejecutivo, y que pasará pronto por el Consejo de Ministros.
La finalidad no es otra que interconectar mediante la Ley de Formación Profesional con la educación superior de manera que se entrelacen los diferentes tipos de estudios existentes. Como parte de dicho cruce, se incluye en la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), elaborada por el Ministerio de Universidades, esta unión entre la universidad y la FP.
Dentro de este ''tendido de puentes'' entre ambas tipologías de estudio está la de facilitar el acceso. Un estudiante de formación profesional puede acceder a la universidad con la nota que haya obtenido al final dicho Grado Superior (sobre 10), y si el grado es de mayor rango de dificultad tiene que presentarse a Selectividad (puntúa sobre 14), mientras que los estudiantes universitarios no pueden acceder a la FP por los mismos mecanismos. Para esta cuestión, desde Educación se tratando de vertebrar un procedimiento único para que tanto los universitarios como estudiantes de FP puedan acceder a ambos estudios.
Esta vía ofrece a los estudiantes de FP Superior la capacidad de ampliar sus conocimientos a través de asignaturas optativas que pueden cursar desde las universidad con el fin de profundizar aún más en sus estudios de FP, con la particularidad de que el alumno, en principio, no tendría que acogerse a ningún porcentaje máximo de asignaturas que pueda cursar de otra modalidad.
En España entre el 10% y el 15% de las personas matriculadas en ciclos formativos de grado superior tienen una carrera universitaria previa
A su vez, de aprobarse el Anteproyecto de Ley Orgánica Ordenación e Integración de la Formación Profesional y el Proyecto de Real Decreto por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, se incluirían dos tipos de másteres nuevos -actualmente solo existen como títulos oficiales denominados como másteres universitarios-. Por un lado, el Máster Profesional, un título de formación profesional de especialización -no se fijan en el texto cuáles son los requisitos para su acceso- que se obtendría tras superar un curso de especialización de entre 300 y 800 horas. Por otro, el Máster de Formación Permanente, un título propio -de la universidad que lo incorpore- y que se obtendría tras superar unos estudios de 60, 90 o 120 créditos ECTS, para acceder a los cuales el requisito es que es necesario disponer de una titulación universitaria.
Aunque se ofrezca dicha posibilidad este es un anteproyecto que pretende alcanzar una ''hibridación'' de ambas enseñanzas, que sirva para romper con la tradicional concepción de que unos estudios son superiores a otros, cuando la realidad es que los datos estiman que en España entre el 10% y el 15% de las personas matriculadas en ciclos formativos de grado superior tienen una carrera universitaria previa. Lo que demuestra que los estudiantes buscan potenciar su empleabilidad a través del estudio de una FP en lugar de un máster o posgrado, una tendencia que apunta a que la experiencia en la FP puede ser de ayuda para incorporarse en el mercado laboral y viceversa.