
En 2014, Tony Bates, uno de los grandes gurús de la educación digital profetizó que "en 2020, no estaremos hablando acerca de aprendizaje en línea, como tal. Estará tan integrado en nuestra enseñanza-aprendizaje que será como hablar hoy de si debo hacer uso de clases presenciales o no". Lo cierto, es que habría que esperar a finales de ese año, para que la profecía de Bates, pueda ser considerada como medio-cumplida.
Y eso gracias, al gran disruptor, el coronavirus, porque, lo cierto es que a principios de ese año, que todos queremos olvidar, nadie podía afirmar que el aprendizaje en línea estuviera integrado en nuestras formas de enseñar y aprender. Si bien es cierto que en los últimos años, las tecnologías habían penetrado en las aulas, y que los profesores y estudiantes utilizaban plataformas y se comunicaban por foros y correos electrónicos, todo eso dista mucho de lo que denominamos aprendizaje en línea.
Durante el confinamiento, la primera reacción de las instituciones educativas y los docentes consistió en intentar replicar las modalidades presenciales de formación y hacer llegar las clases a los ordenadores o las "tablets" de sus estudiantes. Es lo que acertadamente se ha dado en denominar aprendizaje en remoto. Este aprendizaje en remoto mantenía alguno de los inconvenientes de la enseñanza presencial, como los derivados de la sincronicidad. Es decir, la necesidad de que docentes y estudiantes coincidieran a una misma hora, aunque no en un mismo espacio físico.
Ángeles Sánchez-Elvira Paniagua, Directora del Instituto de Educación a Distancia de la UNED
La flexibilidad de tiempo y lugar es uno de los principales rasgos diferenciadores del aprendizaje en línea, pero no es ésta la única diferencia. Para el docente, enseñar en línea no consiste en sentarse ante una cámara e impartir clases, consiste en diseñar experiencias motivadoras de aprendizaje, que tengan en cuenta el perfil o perfiles de sus estudiantes, los resultados de aprendizaje a alcanzar y el aprovechamiento de metodologías de aprendizaje activo y las tecnologías disponibles. Implica también diseñar sistemas de apoyo para adelantarse, dando una respuesta, para superar las dificultades que puedan encontrar sus estudiantes. Consiste en acompañar a los estudiantes en su proceso de descubrimiento y facilitar que cada uno, lo pueda hacer a su ritmo. Enseñar en línea supone para un docente integrarse en un equipo integrado por docentes, tutores, dinamizadores, técnicos de producción multimedia, informáticos y un largo etc.
Aprender en línea no consiste en conectarse a una hora determinada a una herramienta de webconferencia, sino en llevar a cabo todo un conjunto de actividades, solo o en grupo, que incluyen, lecturas, visualizaciones de videos, realización ejercicios, prácticas en escenarios virtuales o visita a museos o lugares de interés acompañados de nuestros móviles y con aplicaciones de realidad aumentada, elaboración de trabajos, participación en discusiones y grupos de trabajo en línea con otros compañeros, y todo ello al ritmo de quién aprende.
Miguel Santamaría, Vicerrector adjunto de Innovación en Modelos de Aprendizaje Personalizados de la UNED
En la era post-Covid-19, la formación en línea se incrementará, especialmente por la formación a lo largo de la vida, pero el gran cambio será en las universidades presenciales a través de un gran impulso al blended learning, que implica la mezcla de enseñanza presencial y en en línea
Las aulas se convertirán en uno más de los espacios en los que tiene lugar nuestro aprendizaje. Habrá diferentes tipos de aulas adaptadas a diferentes metodologías, desde los anfiteatros para impartir clases magistrales a salas de realidad inmersiva que nos permitirán hacer prácticas en escenarios profesionales, pasando por aulas para trabajo colaborativo en las que podremos reunirnos de manera física o virtual con estudiantes de nuestra universidad o de cualquier universidad del mundo.
La tecnología está lista, la pregunta es: ¿están listos los docentes y los estudiantes? El covid también ha puesto en evidencia nuestra falta de competencias para sacar partido de un mundo digital. El marco europeo de las competencias digitales para docentes y estudiantes marca la ruta a seguir, para sacar partido en futuro próximo de las transformaciones que ha desencadenado la pandemia.
Elaborado por Ángeles Sánchez-Elvira Paniagua, Directora del Instituto de Educación a Distancia y Miguel Santamaría Lancho, Vicerrector Adjunto de Innovación en Modelos de Aprendizaje Personalizados de la UNED