
'Filomena' se ha convertido en las últimas semanas en la protagonista indiscutible del país. Las fuertes nevadas que hemos vivido no son un acontecimiento inédito en nuestra historia, pero sí han servido para poner una vez más de manifiesto la imprevisibilidad climática, su progresiva tendencia hacia los extremos y el asombro que, aún hoy, este tipo de sucesos climatológicos nos genera. Pero no solo el fuerte temporal con el que empezamos 2021 nos está avisando de que hay algo que no estamos haciendo todo lo bien que deberíamos. La pandemia que tiene como nombre propio Covid-19 lleva meses mostrándonos los devastadores efectos de nuestro comportamiento con el medioambiente y nos advierte: no podemos seguir exprimiendo el planeta como si no tuviera fin, debemos dejar de verlo como una fuente inagotable de recursos que manejemos en función de nuestras necesidades de consumo.
Definitivamente, ha llegado el momento de acabar con esa forma tan tóxica que tenemos de relacionarnos con la naturaleza que nos rodea y dejar de sentirla como una mera proveedora de recursos y no como lo que realmente es: nuestra casa y único medio de supervivencia. Y, aquí, la educación tiene mucho que decir. Porque solo una sociedad educada en valores ambientales podrá hacer frente a los desafíos climáticos que nosotros mismos nos hemos generado.
Por eso, hoy, en el Día Mundial de la Educación Ambiental, desde Ecoembes queremos hacer un especial reconocimiento a todas aquellas personas que no solo actúan en consecuencia con esos valores, sino que, además, ponen todos sus esfuerzos para que los demás se sumen a esta corriente de cambio, que valoren el entorno que nos rodea, que hagan del cuidado medioambiente una forma de vida. En definitiva, que aprendan a ser de este planeta.
Y, en este punto, no puedo dejar de recalcar la labor realizada por profesionales como los educadores ambientales, quienes, con su entrega, se esfuerzan diariamente por hacer de esta una sociedad más justa y comprometida; y, por supuesto, los docentes, un colectivo que nos ha demostrado no solo su esfuerzo en las ocasiones más impredecibles sino, además, su lucha e implicación por inculcar a los más pequeños enseñanzas tan importantes como el cuidado del medioambiente, el respeto a la biodiversidad y el amor por la naturaleza.
Con esta filosofía trabajan día a día los más de 1.200 docentes de toda España que forman parte de Naturaliza, el proyecto de educación ambiental que pusimos en marcha hace poco más de dos años con el que queremos llevar, de la mano de profesores y profesoras, una "mirada ambiental" a las aulas, haciendo del medioambiente algo transversal y fomentando el espíritu crítico de los más pequeños. Porque ¿acaso hay alguna duda de que las aulas pueden convertirse en el escenario perfecto para hacer que desaparezcan del diccionario conceptos como cambio climático, contaminación y escasez de recursos?
Afortunadamente, cada vez son más las instituciones conscientes de que es responsabilidad de toda la sociedad, y no solo de los docentes y determinadas organizaciones, empujar en esta dirección, trabajando por incluir la educación ambiental entre sus ejes de actuación. Tal es el caso de textos como la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y la recientemente aprobada Ley de Educación, que pretenden promover una cultura basada en la sostenibilidad ambiental en los centros educativos, o el Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad en España 2020-2025 (PAEAS), que define las líneas estratégicas para la transición hacia una educación para el desarrollo sostenible en nuestro país en los próximos años.
Tenemos ante nosotros una oportunidad única que no podemos dejar pasar: una particular tormenta perfecta para actuar bajo unos objetivos comunes que no son otros que hacer de la nuestra una sociedad responsable y consciente que aprenda a ser una parte más del planeta, una tormenta perfecta que pone al planeta en el centro de la educación. Y eso implica aprender a cuidarlo y respetarlo, abrir los ojos y tomar conciencia de nuestro papel en la naturaleza, de cada gesto, cada práctica. El reto es grande, pero no inalcanzable.
Elaborado por Nieves Rey, directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes